Y de repente, una pared

  • El Valdepeñas español más conocido es el manchego, el del vino, pero Valdepeñas de Jaén tiene también algo excepcional, una pendiente salvaje en la que más que subir hay que trepar, pues es "un muro" que se alza ante los ciclistas, entre inocentes olivos y casitas blancas, como un infierno.

José Anselmo Moreno

Valdepeñas de Jaén (Jaén), 1 sep.- El Valdepeñas español más conocido es el manchego, el del vino, pero Valdepeñas de Jaén tiene también algo excepcional, una pendiente salvaje en la que más que subir hay que trepar, pues es "un muro" que se alza ante los ciclistas, entre inocentes olivos y casitas blancas, como un infierno.

"Uff!, aquí hay que pararse a descansar a la mitad", decía esta tarde una lugareña con el gracejo que otorga el acento andaluz a las expresiones más espontáneas. Y es que el pueblo jienense parecía hoy Villar del Río, no la localidad soriana con ese mismo nombre sino el Villar del Río de la película "Bienvenido Mr. Marshall", recreado por Berlanga en Guadalix de la Sierra. Solo faltaban los coches de los americanos.

Valdepeñas de Jaén es un municipio de poco más de cuatro mil habitantes que viven del sector agrícola y ganadero. La industria aceitera predomina, ya que el terreno dedicado a la agricultura está ocupado por el cultivo del olivo. Sin embargo, la cuesta de El Chaparral, en una de las calles más céntricas, es otro de sus activos desde que la Vuelta Ciclista a España llega hasta aquí.

Esta tremenda y durísima llegada fue estrenada en el año 2010, con triunfo para el corredor del Euskaltel Igor Antón. La rampa conocida como las Eras del Chaparral, en pleno centro de Valdepeñas, entró con éxito en el mapa del ciclismo épico, sufrido e inolvidable por una sugerencia de la hija mayor del boticario del pueblo, que es diputada provincial.

La etapa tenía escondida esta vez una pequeña trampa porque unas obras en la localidad andaluza habían "desviado" la meta tradicional y hoy había cien metros extras, justamente cuando los corredores ya parecen haberlo dado todo.

Con tramos de casi el treinta por ciento en el último kilómetro, subir en coche ya es dificultoso. Sobre la bici, solamente los más fuertes resisten, tal y como se ha demostrado hoy en la novena etapa de esta Vuelta 2013.

Para el excorredor José Enrique Cima, actual redactor deportivo de un periódico asturiano, el puerto más duro de España es el Angliru, "con diferencia" y, sin embargo, la pendiente máxima allí es del 23,5 por ciento, bastante menos que en Valdepeñas aunque con muchísima más extensión. Esa es la gran diferencia.

Precisamente, los ciclistas iban a llevar hoy el mismo desarrollo que en el Angliru. La mayoría iban con un 38x27, aunque el Katusha de Purito Rodríguez, último ganador en Valdepeñas, había montado en sus bicicletas un 39 de plato pequeño y 28 de piñón grande.

Hace tres años, el excorredor Chente García Acosta, actual director de Movistar, acabó en un hospital de Jaén nada más superar el primer paso por Valdepeñas. Allí le fue diagnosticada doble fractura de cúbito y radio. Fue su retirada del ciclismo.

Y es que es una etapa muy peligrosa, aunque el día despejado haya favorecido hoy a la carrera y a la logística de la Vuelta. Ascender esa cuesta y el puerto previo con el suelo mojado hubiera sido dantesco.

La de Valdepeñas es una subida hecha para gente con "chispa" como el mencionado Purito o su compañero Daniel Moreno, quien ya ayer estuvo a punto de ganar en el alto de Peñas Blancas (Estepona) pero "disparó" al larguero.

Además de un "infierno", Valdepeñas de Jaén es ya una etapa de prestigio. Los corredores quieren inscribir su nombre en esta pared que empieza a ser el emblema jiennense, por ende andaluz, para el mundo del ciclismo.

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