Zubizarreta, el comandante tranquilo que no pudo superar las turbulencias

  • Fichado en verano de 2010 con la llegada al poder de la actual junta directiva, Andoni Zubizarreta ha cerrado hoy el último capítulo de su historia como director deportivo del Barcelona, una etapa en la que ha tenido que superar todo tipo de turbulencias, tanto deportivas como institucionales.

Barcelona, 5 ene.- Fichado en verano de 2010 con la llegada al poder de la actual junta directiva, Andoni Zubizarreta ha cerrado hoy el último capítulo de su historia como director deportivo del Barcelona, una etapa en la que ha tenido que superar todo tipo de turbulencias, tanto deportivas como institucionales.

La ratificación por parte del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) de la sanción que la FIFA impuso al club azulgrana, que le impide fichar hasta enero de 2016, unida a la cuestionada planificación deportiva del primer equipo se han convertido en los detonantes para que el presidente, Josep Maria Bartomeu, haya rescindido el contrato del máximo ejecutivo del área deportiva.

Anoche, tras la derrota del Barcelona en Anoeta, Zubizarreta, poco amante a dar titulares, dio a entender que alguna cosa no funcionaba entre él y el presidente.

Al ser preguntado por la sanción de la FIFA, aseguró que cuando el club empezó a ser investigado por irregularidades en los fichajes de jugadores extranjeros menores de edad "el vicepresidente deportivo era Josep Maria Bartomeu".

Un dardo envenenado con el que ha zanjado su segunda etapa en el club catalán, que recuerda, en cierta manera, a su adiós como guardameta del 'Dream Team', que se fraguó en el vuelo de vuelta tras la dolorosa derrota en la final de la Liga de Campeones 1993-94 contra el Milan (4-0) en Atenas.

La llegada de Zubizarreta a la sala de máquinas azulgrana no se explicaría sin la figura de Pep Guardiola. Tras convertirse en el presidente más votado de la historia, el expresidente Sandro Rosell, quien no desveló el sucesor de Txiki Begiristain una vez ganados los comicios, contentó al entrenador del Barça de las Seis Copas con un director deportivo de su agrado.

El elegido era otro vasco, cuya única experiencia en los despachos como director general deportivo del Athtletic Club de Bilbao (2001-2004) había terminado también de forma abrupta.

Con Guardiola ejerciendo de líder deportivo e institucional, Zubizarreta asumía un rol secundario, lejos de los flashes, bajo la tranquilidad de estar bajo el paraguas de los resultados del mejor equipo de la historia del club.

Aportó su grano de arena firmando la contratación de actores secundarios como Adriano Correia o Javier Mascherano, incógnitas como Alexis Sánchez, así como el retorno del hijo prodigo Cesc Fábregas, un fichaje presidencialista.

Pero el sol dejó de brillar cuando Guardiola decidió poner fin en junio de 2012 a su etapa como entrenador del Barça. En estas, Zubizarreta asumió la responsabilidad de buscar su sucesor, una tarea nada fácil, y sorprendió decidiéndose por Tito Vilanova.

Aquella decisión cambió, en pocas horas, el estado de ánimo del aficionado azulgrana que, sin embargo, seguía dudando de las dotes del exguardameta como negociador.

Con Vilanova en el banquillo, el Barça necesitaba urgentemente un central. El brasileño Thiago Silva, entonces en las filas del Milan, era el preferido del técnico, pero ante la negativa de desembolsar 45 millones, finalmente fichó por el PSG. En su lugar, llegó el pivote defensivo Alex Song, quien actualmente juega cedido en el West Ham United.

Pero el del central no fue el problema más complicado con el que tuvo que lidiar esa temporada. Vilanova recayó de su enfermedad a finales de 2012 y Zubizarreta tuvo que asumir, de nuevo, las riendas deportivas del club.

Si bien cayó estrepitosamente en las semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich, el primer equipo conquistó la Liga de los cien puntos, pero los problemas de salud del entrenador se agravaron.

Tito Vilanova dejó definitivamente el banquillo azulgrana. Esta vez la elección de su sustituto la lideraría el entonces presidente, Sandro Rosell, el mismo que pocas semanas antes había comandado las negociaciones para firmar a golpe de talonario el fichaje del brasileño Neymar Jr. Y Zubi aceptó con resignación esa intromisión.

El elegido para ocupar el banquillo azulgrana fue el argentino Gerardo 'Tata' Martino, un desconocido en Europa que llegó en paracaídas para liderar un proyecto en el que solo se había incorporado al astro brasileño Neymar. Por tercera temporada consecutiva, el Barcelona seguía sin fichar un central.

La etapa de Martino duró tan solo una temporada. Sin embargo, fue un curso intenso: explotó el caso Neymar, Sandro Rosell dimitió, la FIFA sancionó al club por irregularidades en el fichaje de menores y el Barcelona desembolsó 157 millones para impulsar el proyecto de Luis Enrique Martínez.

Además de la incorporación de una estrella contrastada como Luis Suárez, Zubizarreta apostó por dos porteros (Ter Stegen y Claudio Bravo), un interior con galones (Ivan Rakitic), un lateral reconvertido en central (Jérémy Mathieu), un central de "rendimiento inmediato" (Thomas Vermaelen) y un desconocido lateral brasileño (Douglas Pereira).

Estos dos últimos nombres -Vermaelen y Douglas- han sido las últimas piedras en el zapato del director deportivo. El central belga, recuperándose después de ser operado de sus eternos problemas musculares, aún no ha debutado con la zamarra azulgrana, mientras que el brasileño tan solo ha disputado tres partidos en lo que va de temporada.

La ratificación de la sanción de la FIFA por parte del TAS fue la estocada final para Zubizarreta. Con el equipo en horas bajas y la junta directiva cuestionada, falta saber quién será el comandante que asuma la responsabilidad de pilotar un avión en caída libre.

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