AMNISTÍA CALIFICA DE “LABERINTO MORTAL” PARA MILES DE CIVILES LA BATALLA DE RAQQA CONTRA DAESH

- Afirma que las fuerzas sirias bombardean con bombas de racimo, que están prohibidas. Miles de civiles atrapados en Raqqa (norte de Siria) están expuestos al fuego de todas las partes mientras entra en su última fase la batalla por el control de esta ciudad, ‘capital’ y principal bastión del grupo armado Daesh (autodenominado Estado Islámico).
Así lo afirma Amnistía Internacional en un informe publicado este jueves tras una investigación en profundidad sobre el terreno y en el que señala que las partes beligerantes deben dar prioridad a proteger a los civiles de las hostilidades y a crear rutas seguras para que huyan de la primera línea de los combates.
Amnistía Internacional documenta cómo cientos de civiles han muerto o resultado heridos desde que el pasado junio comenzara la ofensiva de las fuerzas de la coalición (liderada por Estados Unidos y que luchan con el grupo armado Fuerzas Democráticas Sirias) para reconquistar Raqqa.
Supervivientes y testigos han contado a Amnistía Internacional que tuvieron que hacer frente a las trampas explosivas y a los francotiradores de Daesh que disparaban contra cualquier persona que intentaba huir, así como al bombardeo constante de la artillería y los ataques aéreos de las fuerzas de la coalición.
Al mismo tiempo, personas supervivientes señalaron que las fuerzas gubernamentales sirias apoyadas por Rusia también bombardearon a civiles en pueblos y campamentos al sur del río Éufrates, incluso con bombas de racimo prohibidas internacionalmente.
“Mientras la batalla para arrebatar Raqqa al Estado Islámico se intensifica, miles de civiles están atrapados en un laberinto mortal, expuestos al fuego de todas las partes. Puesto que saben que el Estado Islámico utiliza a civiles como escudos humanos, las Fuerzas Democráticas Sirias y las fuerzas estadounidenses deben redoblar sus esfuerzos para proteger a la población civil, en particular evitando los ataques desproporcionados o indiscriminados y creando rutas de escape”, afirma Donatella Rovera, asesora general sobre respuesta a las crisis de Amnistía Internacional, que dirigió la investigación sobre el terreno.
Rovera indica que “la situación se tornará más peligrosa si cabe cuando la batalla llegue a sus últimas fases en el centro de la ciudad”. “Se puede y se debe hacer más para proteger las vidas de los civiles atrapados en el conflicto y para facilitar su salida en condiciones de seguridad del campo de batalla”, añade.
ÚLTIMA FASE
El pasado 6 de junio, efectivos de las Fuerzas Democráticas Sirias y de la coalición lanzaron la última fase de su operación para recuperar Raqqa del control de Daesh. A mediados de julio, fuerzas sirias apoyadas por Rusia comenzaron a lanzar ataques aéreos en pueblos y campamentos para personas desplazadas al sur de la ciudad. Cientos de civiles han perdido la vida o han resultado heridos en ataques de todas las partes desde que se iniciaron estas nuevas ofensivas.
Se desconoce el número de civiles que continúan atrapados dentro de Raqqa, si bien la ONU calcula que la cifra puede oscilar entre 10.000 y 50.000. Se cree que muchos de ellos, posiblemente la mayoría, están ocultos a modo de escudos humanos en la Ciudad Vieja y otras zonas controladas por el Estado Islámico.
Por otro lado, el informe de Amnistía Internacional subraya que los civiles que continúan atrapados en Raqqa corren un grave peligro debido a los intensos bombardeos de artillería y a los ataques aéreos más limitados de las fuerzas de la coalición, basados en coordenadas proporcionadas por las Fuerzas Democráticas Sirias que luchan sobre el terreno.
Numerosas personas que han escapado recientemente relataron a Amnistía Internacional cómo estos ataques incesantes y a menudo imprecisos han dado lugar a un aumento de las víctimas civiles en las últimas semanas y meses.
Algunos supervivientes también dijeron a Amnistía Internacional que las fuerzas de la coalición atacan los barcos que cruzan el río Éufrates, una de las pocas rutas de escape viables para los civiles que intentan huir de la ciudad. El pasado 2 de julio, el jefe militar de la coalición, el teniente general estadounidense Stephen J. Townsend, declaró a ‘The New York Times’: “Disparamos contra todos los barcos que encontramos”.
“Cruzar el río es una vía de escape fundamental para los civiles que huyen del conflicto en Raqqa, por lo que atacar ‘todos los barcos’, basándose en el supuesto erróneo de que cualquier barco transporta combatientes o armas del Estado Islámico, es indiscriminado y está prohibido por las leyes de la guerra”, apunta Rovera.
ATRAPADOS EN LA LÍNEA DE FUEGO
Por otra parte, Amnistía recalca que Daesh recurre a múltiples tácticas para impedir que los civiles huyan de Raqqa y los utiliza a modo de escudos humanos. Sus combatientes colocan minas terrestres y trampas explosivas en las rutas de salida, instalan puestos de control en torno a la ciudad para restringir los movimientos y disparan contra quienes intentan salir sin ser vistos. “Teniendo en cuenta que la primera línea cambia sin cesar, la población civil corre un grave peligro”, sentencia.
Aunque la población civil de la ciudad de Raqqa es la más afectada por los combates, los habitantes de pueblos de las zonas controladas por Daesh al sur del Éufrates hicieron frente a una ofensiva distinta cuando fuerzas gubernamentales sirias apoyadas por Rusia lanzaron ataques aéreos indiscriminados en la segunda quincena de julio, en los que al menos 18 civiles murieron y un número muy superior resultaron heridos, según Amnistía.
La descripción pormenorizada de los ataques que personas supervivientes hicieron a Amnistía Internacional indica que las fuerzas gubernamentales sirias lanzaron bombas no dirigidas y municiones de racimo prohibidas internacionalmente en zonas donde civiles desplazados por el conflicto se refugiaban en campamentos improvisados a lo largo de canales de riego cerca del río.
“Las personas asediadas en Raqqa hacen frente a una horrenda brutalidad a manos del Estado Islámico, de eso no cabe ninguna duda. Pero las violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado Islámico no atenúan las obligaciones jurídicas internacionales de otras partes beligerantes de proteger a la población civil. Esto incluye seleccionar objetivos legítimos, evitar los ataques indiscriminados o desproporcionados y adoptar todas las precauciones posibles para reducir al mínimo los daños a la población civil”, concluye Rovera.

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