El descontento se generaliza en Túnez siete meses después de la revolución

  • Más de la mitad de la población tunecina juzga "incomprensible" la situación del país y se muestra descontenta con la situación económica y social, siete meses después de la revolución, mientras crece la "insatisfacción" con la gestión del Gobierno, según un sondeo realizado a finales de agosto.

Miguel Albarracín

Túnez, 6 sep.- Más de la mitad de la población tunecina juzga "incomprensible" la situación del país y se muestra descontenta con la situación económica y social, siete meses después de la revolución, mientras crece la "insatisfacción" con la gestión del Gobierno, según un sondeo realizado a finales de agosto.

Elaborado por el Instituto de Sondeo y Tratamiento de Información Estadística (ISTIE) y difundido por la agencia tunecina de noticias TAP, la encuesta arroja que un 50,9% de la población ve "incomprensible" la situación general, un 61% está "descontenta" en el plano económico y social, mientras que otro 61% de la opinión pública se declara "insatisfecha" con la situación de la seguridad en el país.

Asimismo el estudio contempla que el porcentaje de satisfacción con la gestión del gobierno provisional descendió 10 puntos y se colocó en el 21%, frente al 31% obtenido en un sondeo del mes de abril.

"El balance es catastrófico y lo acompaña un aumento de la carestía de la vida y del paro juvenil, por lo que se ha instalado una crisis de confianza. La gente no cree más en los mensajes del gobierno ni en el de los partidos políticos", aseguró a Efe el catedrático de sociología Mehdi Mabrouk.

Mabrouk, miembro del Forum Tunecino de Ciencias Sociales y promotor del sondeo explicó que "el descontento general de los tunecinos se explica porque después de la revolución de enero la precariedad económica y el paro que la alimentó continúan, siete meses después, haciendo mella en la sociedad".

En la misma línea, el sindicalista independiente, Malek Ezzahi, señaló que "la población de las regiones del sur y del interior, siguen estando muy deprimidas, no ven ninguna mejoría y sus jóvenes siguen desesperados por lo que no se puede descartar que en cualquier momento exploten nuevos disturbios sociales antes de las elecciones a la asamblea constituyente del próximo 23 de octubre".

En el plano político, la encuesta refleja que, a menos de dos meses de las primeras elecciones tras la "Primavera árabe" en el país, la percepción del los partidos políticos es "globalmente mala" con un 56,9% de los encuestados que afirma "no apreciar a ninguno de los partidos políticos", ante un 7% de personas que se muestran "satisfechas" con los logros de los mismos.

Asimismo, dos tercios de los encuestados no han decidido a que fuerza política votarán en las próximas elecciones a la asamblea constituyente del próximo 23 de octubre y la mitad de los que sí lo han decidido manifestaron que "no descartan cambiar en el último momento".

También dos tercios opinan que los partidos políticos existentes en el país, más de un centenar, "no los representan ni reflejan sus aspiraciones".

Entre las fuerzas políticas más conocidas e identificables los datos sitúan a los islamistas moderados del Movimiento An Nahda, con un 72% de intención de voto.

Le siguen los comunistas del Partido de los Obreros Comunistas Tunecinos (POCT), con un 24,5 %; los centristas del Partido Democrático Popular (PDP), con un 22,3%, y los socialistas del Forúm Democrático por el Trabajo y las Libertades (FDTL), con un 20,5 %.

Para el profesor Mabrouk, "el gran número de partidos y su pésima o nula política de comunicación, así como el regreso de actores implicados con el antiguo régimen del presidente Zín al Abidín ben Alí" empeoran la situación actual.

"Hay focos de resistencia de gente de Ben Alí que han recuperado visibilidad y se imponen en la escena política a base de mucho dinero, provocando una confusión en la escena y sembrando dudas sobre la credibilidad de los partidos políticos", evaluó el sociólogo.

Además, otros factores como "la ausencia de espacios públicos abiertos que permitan descubrirse o dialogar para desarrollar la confianza" o " la aparición de conflictos tribales y regionalistas", constatan para el catedrático "la debilidad del Estado que aparece más frágil que nunca".

"El sentimiento de frustración y de descontento se generaliza por que la vida cotidiana empeora y porque la población percibe que la gerontocracia que nos gobierna instauró un chantaje político que consiste en prometer equilibrio socioeconómico a cambio de perdonar a los implicados con Ben Ali, lo cual es inadmisible para la mayoría", agregó.

Para Mabrouk, una de las medidas más urgentes sería erradicar la corrupción que según él prevalece en los ministerios de Interior y de Justicia para "instaurar las bases de una Justicia transitoria y emprender una drástica reforma democrática en el Ministerio de Interior".

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