Eslovenia: entre protestas sociales y el temor al rescate europeo

  • La república exyugoslava de Eslovenia, considerada durante años como modélica en su camino de superar el pasado socialista, vive momentos de tensión entre protestas sociales y el temor a tener que ser rescatada por sus socios comunitarios.

Vesna Bernardic

Zagreb/Liubliana, 20 dic.- La república exyugoslava de Eslovenia, considerada durante años como modélica en su camino de superar el pasado socialista, vive momentos de tensión entre protestas sociales y el temor a tener que ser rescatada por sus socios comunitarios.

La mayor ola de manifestantes desde la independencia de 1991, organizada en la plataforma "Facebook" y que ha forzado ya la dimisión del alcalde de la ciudad de Maribor, continúa esta semana con nuevas demandas contra la "elite corrompida".

"Los manifestantes demandan más que la caída de primer ministro, Janez Jansa. Se trata de un conflicto entre el pueblo y la elite política", explicó a Efe por teléfono el periodista Uros Lubej, uno de los líderes e ideólogos del movimiento de protesta.

Lubej afirma que la desconfianza se refiere tanto a los políticos de la derecha como de la izquierda.

Los manifestantes, que no han articulado todavía claramente sus demandas, pedirán probablemente, entre otros asuntos, elecciones parlamentarias y locales adelantadas, aseguró el activista.

"Estoy de acuerdo en que las reformas estructurales son fundamentales. Pero la corrupción tampoco es un tema de segundas. Si la gente no tiene confianza en la política, no aceptará dolorosas reformas estructurales", asegura.

Desde el pasado verano, Eslovenia se encuentra al borde de tener que ser rescata por sus socios de la zona euro, algo que el Gobierno trata de evitar con un duro programa de ahorro y austeridad.

El pequeño país alpino está en recesión, la tasa de desempleo se ha duplicado en pocos años y el sector financiero tiene serios problemas de liquidez.

Sin embargo, muchas de las medidas que propone el Gobierno podrían verse impugnadas por referendos populares, que en Eslovenia son muy fáciles de convocar.

La resistencia contra las medidas de Jansa no sólo se refleja en la convocatoria de consultas populares sino en manifestaciones masivas, desconocidas en su tamaño y vehemencia hasta ahora.

En lo que va de mes se han registrado ya 35 manifestaciones en una treintena de localidades, en las que han participado decenas de miles de personas, en un país de apenas 2 millones de habitantes.

En algunos casos, incluso se produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que dejaron más de 150 heridos y cientos de detenidos.

Para mañana, viernes, los activistas han convocado una llamada "rebelión pan-eslovena general contra la elite corrompida".

Los manifestantes de Maribor -la cuna del movimiento esloveno de protesta- exigen que la anunciada dimisión del impopular alcalde de la ciudad, Franc Kangler, entre en vigor ya mismo y que dimita también el consejo municipal entero.

La gota que había rebasado el vaso en esta ciudad fueron los radares que el alcalde colocó en lugares "tramposos" y no en los importantes para la seguridad del tráfico, y que dio en concesión a una compañía privada que cobra elevadas multas a los ciudadanos, muy afectados ya por las medidas de ahorro del Gobierno.

Bajo la gestión de Kangler, la segunda ciudad de Eslovenia había privatizado en los últimos años numerosos servicios públicos en condiciones sospechosas, que enriquecieron a varios amigos del alcalde, aseguran los manifestantes.

El analista y exministro liberal Borut Suklje explicó en declaraciones a Efe que el descontento esloveno se debe a la crisis económica, que a su vez tiene sus orígenes en el retraso de las reformas estructurales en este país, que entró en la UE en 2004.

"Si los eslovenos logran un consenso respecto a las reformas, entonces saldrán pronto de la crisis", se mostró optimista Suklje.

El analista destacó la reciente adopción de algunas reformas, como la del sistema de pensiones, pero también la elección del nuevo presidente Borut Pahor, que prometió unificar la nación en torno a las reformas y que tomará posesión el sábado próximo en Liubliana.

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