Ghana garantiza que no apoyará insurrecciones de excombatientes marfileños

Abiyán, 7 oct.- El presidente de Ghana, John Evans Atta Mills, garantizó a su homólogo marfileño, Alassane Ouattara, que no tolerará ni apoyará ninguna actividad de desestabilización protagonizada desde su territorio por parte de los refugiados marfileños.

En un comunicado emitido hoy, al final de la visita de Ouattara a Accra, la Presidencia marfileña informó de que los dos gobernantes firmaron un acuerdo con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) que prevé la repatriación hacia un país que no tenga frontera con Costa de Marfil de los excombatientes refugiados.

Costa de Marfil sospecha que algunos de estos combatientes organizan reuniones políticas y amenazan con protagonizar ataques desde Ghana con el objetivo de reinstalar al poder al expresidente marfileño Laurent Gbagbo, actualmente bajo arresto.

El texto del Gobierno marfileño indicó que "Atta-Mills ha reiterado el compromiso de Ghana de apoyar los esfuerzos desplegados para asegurar la paz y la estabilidad en Costa de Marfil".

El presidente ghanés aseguró también que "no animará, ni tolerará, ni, aún menos, apoyará cualquier actividad de desestabilización por parte de los refugiados marfileños en su territorio".

Por su parte, el presidente marfileño pidió por la aplicación completa de las órdenes de detención emitidas contra de las personas implicadas en crímenes durante la crisis postelectoral, solicitud que su colega ghanés decidió examinar, tras consultar a las autoridades competentes de su país.

En cuanto a los demás refugiados no implicados en casos judiciales, Costa de Marfil y Ghana han optado "por su repatriación voluntaria para contribuir al proceso de reconciliación nacional y el desarrollo del país".

La crisis postelectoral marfileña causó al menos 3.000 muertos, según cifras de la ONU.

La crisis marfileña comenzó después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el pasado 28 de noviembre, cuando Gbagbo, presidente de Costa de Marfil desde 2000, se negó a admitir su derrota frente a Ouattara y a cederle el poder, a pesar de la fuerte presión internacional para que abandonara la Presidencia.