"Iremos donde nos lleven las pruebas", ha afirmado el presidente de la misión de investigación de la ONU, antes de solicitar una extensión de seis meses de la investigación de la ONU, para que se prolongue hasta septiembre de 2018.
El embajador de Birmania ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Htin Lynn, ha asegurado que la investigación liderada por Darusman no es "un procedimiento útil" y ha subrayado que el Gobierno birmano está adoptando medidas proporcionadas contra los terroristas que operan en Rajine y que está intentando mantener la paz en la región.
La última violencia en el estado birmano de Rajine comenzó el 25 de agosto, el día en que milicianos rebeldes rohingya lanzaron una serie de ataques contra varios puestos de control de las fuerzas de seguridad birmanas y contra el Ejército. La contraofensiva militar posterior acabó con 400 muertos y ha provocado la huida de más de 300.000 civiles rohingyas al vecino Bangladesh.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha asegurado que lo sucedido en Rajine desde finales de agosto es una "limpieza étnica de manual" y ha pedido al Gobierno birmano que detenga las operaciones militares en esta región.
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