El sacerdote indio liberado tras más de un año de secuestro en Yemen: "No hacía otra cosa sino rezar"

  • El misionero salesiano indio Tom Uzhunnalil, que fue liberado hace unos días después de 18 meses de secuestro en Yemen, ha asegurado que durante su cautiverio no hizo otra cosa que rezar por su familia, por las víctimas mortales del ataque al centro de cuidados en Adén (Yemen), donde se produjo su secuestro, por su liberación e incluso por sus captores.
El sacerdote indio liberado tras más de un año de secuestro en Yemen: "No hacía otra cosa sino rezar"
El sacerdote indio liberado tras más de un año de secuestro en Yemen: "No hacía otra cosa sino rezar"
EUROPA PRESS
EUROPA PRESS

"Fue realmente un tiempo muy largo. No hacía otra cosa sino orar. Tuve las piernas y las manos atadas, pero solamente por algunos días. Pasaba el tiempo orando. Oraba por todas las intenciones posibles", ha explicado en una entrevista con la Agencia de Información Salesiana (ANS), recogida por Europa Press.

También dormía, pensaba en las clases de técnica que solía impartir y preparaba algunas lecciones, sin establecerse en los 18 meses de cautiverio ninguna comunicación con el mundo exterior. "No sabía dónde estaba", afirma.

Únicamente en alguna ocasión sus secuestradores le preguntaron algunos detalles sobre su familia, los lugares que había visitado y la gente que conocía. Nunca le "lastimaron" ni le "torturaron" y le daban de comer "tres veces al día", según añade.

"Todo estaba bien diseñado por ellos. Me habían dicho de antemano que harían un vídeo con la finalidad de obtener un rescate, y no podía hacer otra cosa que obedecerles. Gritaban y hacían ruidos como si me estuvieran golpeando, pero nunca me hicieron daño. Esperaban que los vídeos realizados tuvieran como resultado el pago del rescate", apunta.

Sobre el día del secuestro, el 4 de marzo de 2016, el padre Tom recuerda que era un viernes y después de la adoración eucarística y la bendición eucarística para las cinco religiosas, se fue a desayunar. A continuación pasó un tiempo en la capilla y a las 8,40 horas escuchó un disparo al tiempo que sentía cómo uno de los atacantes le bloqueaba las manos.

"Me puso en una silla, cerca de la sala de seguridad, cerca de la puerta principal del instituto. Las hermanas ya estaban en su trabajo con los ancianos. El jefe de los atacantes fue en busca de las religiosas y volvió con dos de ellas. Luego retornó por las otras dos hermanas. Nuevamente se fue en busca de la quinta religiosa, pero no la encontraron. Las sacó fuera de la puerta y fuera de mi vista las asesinó", recuerda, al tiempo que señala que en aquel momento no lloró ni temió a la muerte.

El sacerdote explica que después le metieron en el maletero del coche, que estaba estacionado cerca del instituto de las hermanas y le encerraron. Unos minutos después, le lanzaron el tabernáculo con el Santísimo, el cual habían sacado de la Capilla de la comunidad. "Sentí una gran angustia", reconoce.

Actualmente, el padre Tom dice sentirse "físicamente débil" --cuando fue secuestrado pesaba 82 kilos y ahora, 55-- aunque afirma que con las medicinas y la comida empieza a sentirse mejor. Después de pasar por unas pruebas médicas, su plan es regresar a la India y "hacer la voluntad de Dios".

Finalmente, el sacerdote da las gracias a las autoridades de la Iglesia de la India y al Vaticano, a la Congregación Salesiana, a su familia y a todas las personas que han rezado por su liberación. También ha agradecido al Papa Francisco que le recibiera. "Lloré profundamente delante de él. Compartí mi experiencia con el Santo Padre. Me mostró sus sentimientos, su compasión y su preocupación. Besó mis manos dos veces", destaca.

Mostrar comentarios