El régimen sirio hostiga al EI tras la reconquista de Palmira

El régimen sirio continuaba el lunes con su política de hostigamiento al grupo Estado Islámico (EI) un día después de reconquistar Palmira, una victoria mayor para el ejército, que quiere arrebatar a la organización yihadista sus principales feudos.

Fortalecido por su mayor éxito frente al EI, el poder de Bashar al Asad, apoyado por los rusos y el Hezbolá libanés, ha demostrado ser fuerza eficaz en el combate contra el grupo ultrarradical, que ha reivindicado los atentados de Bruselas y París.

Con la reconquista el domingo de Palmira (centro), conocida mundialmente por sus tesoros arqueológicos de los cuales una parte ha sido destruida por el EI, el régimen quiere erigirse como salvador del patrimonio de la Humanidad frente a los extremistas que controlaban el sitio milenario desde mayo de 2015.

En Washington, el gobierno consideró "una buena cosa" que el EI "ya no controle" Palmira, según el portavoz del departamento de Estado, John Kirby.

El lunes, el ejército apoyado por la potente aviación rusa y milicias "se preparaba para lanzarse al asalto de las ciudades de Al Qaryatayn y Sojna", bajo control del EI y situadas respectivamente al oeste y al este de Palmira, explicó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

"El ejército quiere garantizar su presencia en los alrededores de Palmira para impedir que vuelvan los yihadistas", añadió.

Una fuente militar siria señaló a la AFP que "las operaciones militares han comenzado en Al Qaryatayn. Es el próximo objetivo del ejército, que también ha puesto los ojos sobre Sojna", localidad a 70 kilómetros de Palmira a la que se replegaron los combatientes del EI.

Si el régimen se hace con el control de Sojna, llegará a las puertas de la provincia petrolera de Deir Ezor (este), controlada en gran parte por el grupo ultrarradical.

Al mismo tiempo, si logra controlar la localidad de Al Kum, al norte de Palmira, se encontrará a la entrada de la provincia septentrional de Raqa, cuya ciudad homónima es la capital de facto del EI.

Además, las fuerzas prorrégimen pretenden arrebatar al EI la localidad de Al Alianiyé, a 60 kilómetros al sur de Palmira, para recuperar el control del desierto y avanzar hacia la frontera con Irak, controlada en buena parte por los yihadistas.

Pero retomar Deir Ezor y Raqa no será tarea fácil.

"Evidentemente, el EI está más débil que en el pasado. Luchará con mucha más determinación para conservar Raqa, su capital de facto, y Deir Ezor, la ciudad más grande bajo su control y su puerta hacia Irak", consideró Thomas Pierret, especialista en el islam contemporáneo en Siria, subrayando que "Palmira, en definitiva, no es más que la primera etapa".

En cuanto a las repercusiones positivas para Moscú, el analista Pavel Felgenhauer consideró que la operación en Palmira fue "lo que todos esperaban de Rusia: finalmente una lucha contra el EI en lugar de bombardeos contra la oposición" siria no yihadista.

El EI ha perdido en 20 días de combate en Palmira 400 combatientes, el mayor número de bajas "en una sola batalla desde la aparición" del grupo en el conflicto en 2013, según el OSDH. En los combates perecieron 188 miembros de las fuerzas prorrégimen.

Al otro lado de la frontera, en Irak, el EI también está sufriendo la ofensiva del ejército iraquí, que trata de recuperar la estratégica Mosul (norte), con el apoyo de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos.

Con las grandes potencias decididas a terminar con el EI, Damasco aprovecha la tregua en vigor desde hace un mes con el resto de fuerzas rebeldes para concentrarse en el grupo yihadista.

Iniciada hace cinco años, la revuelta en Siria contra el régimen de Bashar al Asad se transformó en una devastadora guerra que ha dejado más de 270.000 muertos, al menos la mitad de la población desarraigada y un país en ruinas.

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