"9-S", el día en que Ruíz-Mateos dijo adiós por segunda vez a su imperio

  • El 9 de septiembre de 2011 será recordado por ser el día en el que la familia Ruiz-Mateos formalizó la venta de las empresas de Nueva Rumasa al fondo de inversión Back in Business, propiedad de Ángel de Cabo, más conocido por ser el hombre que compró Viajes Marsans a Díaz Ferrán.

Aitor Méndez Riesgo

Madrid, 9 sep.- El 9 de septiembre de 2011 será recordado por ser el día en el que la familia Ruiz-Mateos formalizó la venta de las empresas de Nueva Rumasa al fondo de inversión Back in Business, propiedad de Ángel de Cabo, más conocido por ser el hombre que compró Viajes Marsans a Díaz Ferrán.

Si en 1983 fue el Gobierno el que obligó al empresario jerezano a una separación traumática de sus empresas, en esta ocasión ha sido la propia situación de suspensión de insolvencia de la mayoría de ellas las que han empujado a los Ruiz-Mateos a despedirse de sus activos bajo la marco de la abeja.

Aunque otros como el estadounidense Oaktree o la portuguesa Megafinance lo tantearon primero, al final ha sido el empresario valenciano el que después de cinco meses de negociación figurará a partir de ahora como propietario de una innumerable serie de empresas en concurso de acreedores.

Ironías de la vida, han querido que sea precisamente un grupo especializado en la adquisición de sociedades económicas la que dé caza a un imperio cimentado a base de adquirir empresas en crisis.

Aún falta por saber qué empresas se incluyen en esta operación, que la familia asegura que no le reportará beneficio económico alguno, y que las partes interesadas cifran en los 1.500 millones de euros de pasivo que acumulan estas sociedades.

La situación no es homogénea para todas las empresas incluidas bajo el paraguas de Nueva Rumasa, y los procesos concursales varían incluso entre los centros de producción de una misma enseña.

Mientras los empleados de Clesa de Herrera Oria (Madrid) tienen la mente puesta en los Servicios Públicos de Empleo, en la planta gallega de Caldas de Rey se negocia la continuación de la actividad industrial bajo otra enseña comercial.

Compleja también es la situación que se vive entre Clesa y Cacaolat, donde la primera controla el 95 % de la firma de batidos.

Los juzgados de lo mercantil de Madrid y Barcelona juegan su particular "derby" para ver quien se arroga la potestad de venta, en una disputa en la que el Tribunal Supremo decidirá en último término quien se lleva el gato al agua.

Si la moneda cae del lado de la justicia madrileña, la de Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa) es la única oferta que se ajusta a las exigencias y se adjudicará por 20,05 millones el 95 % de la empresa de batidos.

Este precio sería muy inferior a los 9 millones que pagó el empresario Manuel Esteve por el 5 % de Cacaolat en diciembre de 2011, cuando ésta aún no estaba en suspensión de pagos y rendía a plena producción.

Queda por ver cómo afecta el cambio de titularidad de las empresas al desarrollo de los concursos de acreedores, y sobre todo, a los inversores que acudieron a las diferentes emisiones con las que la familia Ruiz-Mateos buscaba financiación para sus negocios.

El patriarca de la familia ha mandado hoy el enésimo mensaje de tranquilidad a los inversores y asegura que se ha decantado por la oferta de Back in Business por el compromiso de los nuevos propietarios de seguir con las obligaciones adquiridas por Nueva Rumasa, mientras que la firma entrante ha añadido que la compra no alterará las garantías concedidas con anterioridad.

Apunta que a los inversores se les facilitarán los medios adecuados para canalizar sus peticiones, que serán atendidas en todo momento, pero poco ha transcendido más allá de estas indicaciones.

Pese a que los Ruiz-Mateos han pasado la patata caliente a Back in Business, aún deben lidiar en la Audiencia Nacional con los hasta ahora 250 querellantes que les han denunciado por presuntos delitos de estafa, insolvencia punible, delito contra los consumidores y administración desleal.

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