LA ACTUACIÓN DEL SECTOR PÚBLICO REDUCE UN 30% LA DESIGUALDAD DE LA RENTA ENTRE LOS HOGARES ESPAÑOLES, SEGÚN FEDEA

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) afirma que la actuación del sector público reduce alrededor de un 30% la desigualdad de la renta entre los hogares españoles.
Así lo indica en el ‘Observatorio sobre el reparto de los impuestos entre los hogares españoles’ publicado este lunes, en el que explica que el grueso de la redistribución proviene de las prestaciones económicas, mientras que los impuestos reducen la desigualdad sólo en un 3%.
“El único gran impuesto marcadamente redistributivo es el IRPF, que más que compensa el carácter regresivo de la imposición indirecta y las cotizaciones sociales”, subraya Fedea.
El informe de la fundación ha sido elaborado a partir de datos correspondientes al año 2014 tomados de las encuestas de presupuestos familiares y de condiciones de vida.
Del análisis se los datos se desprende, según Fedea, que la actuación del sector público a través de los impuestos y las prestaciones de carácter económico redujo en un 31% la desigualdad de la renta primaria o de mercado de los hogares, una cifra similar a la de 2013.
El grueso de este efecto proviene de las prestaciones económicas, que reducen en un 28,9% la desigualdad, medida por el índice de Gini. Un 80% de ese efecto se debe al impacto redistributivo de las pensiones de jubilación y supervivencia.
El conjunto de los impuestos analizados en el informe reduce la desigualdad de la renta bruta (esto es, una vez sumadas las prestaciones a la renta primaria) en un 2,97% en 2014 frente a un 2,82% en 2013.
Además, la observatorio de la fundación señala que el efecto redistributivo del sistema fiscal se debe, casi exclusivamente, al IRPF, que compensa el carácter regresivo de la imposición indirecta y las cotizaciones sociales.
El tipo medio para el conjunto de hogares, calculado sobre la renta bruta, ha crecido entre 2013 y 2014 del 26,74% al 27,48%. Además, todos los tramos de renta bruta han visto elevada su presión fiscal entre los dos años y, sobre todo, los hogares situados en el 1% de los más ricos.