Ni un solo comprador presentó una oferta para hacerse con las estatuas de grandes dimensiones que antes de la caída del Muro de Berlín ocupaban lugares privilegiados en ciudades del este de Alemania, entre ellas, una de Lenin y otra de Stalin, cuyos precios de salida eran de 150.000 y 58.000 euros, respectivamente.
Las estatuas pertenecían al hijo de un empresario que coleccionaba esculturas de gran tamaño. El hijo quería colocar en el mercado la herencia recibida con una puja que incluso aceptaba ofertas a través de Internet.
"Hay gente interesada en todo el mundo. Entre otros países, se ha registrado gente de China y de Rusia", había señalado días antes Frank Ehlert, director de Auktionspunkt, la casa de subastas que se encargó de poner en marcha la puja a través de Internet.
Entre las obras que hoy buscaban comprador, además de la colosal estatua de Lenin de 12 metros de altura y 80 toneladas de peso y de una pieza de piedra arenisca de 3,7 metros de altura de Stalin, se encontraban un busto y otros tres monumentos que retrataban a mandatarios de la época soviética.
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