El BCE compra bonos corporativos para incentivar economía de la eurozona

El Banco Central Europeo (BCE) empezó a comprar el miércoles bonos corporativos, como parte del arsenal de medidas lanzadas en los últimos meses para impulsar el crecimiento y hacer despegar la inflación de la zona euro.

EL BCE ya recortó sus tasas a prácticamente cero por ciento e inundó los mercados financieros con compras masivas de títulos de deudas soberanas. A partir de ahora, también compra obligaciones de empresas, en el momento de su emisión o en mercados secundarios, para darles margen de inversión.

La institución se negó a precisar cuáles eran las firmas que se beneficiaban de la operación, pero fuentes citadas por la agencia Bloomberg News señalaron adquisiciones de bonos de la mayor cervecera el mundo, la belgo-brasileña AB InBev, así como del grupo automovilístico francés Renault, de la española Telefónica, del conglomerado industrial alemán Siemens y de la aseguradora italiana Generali.

La institución de Fráncfort comunicará el 18 de julio su primer balance de estas intervenciones y luego lo hará semanalemente.

El BCE elevó en marzo de 60.000 millones a 80.000 millones de euros mensuales su intervención en los mercados de deuda de los 19 países de la zona euro. La suma se destinaba hasta ahora principalmente a la compra de obligaciones soberanas, pero ya estaba previsto que una parte de ese monto, que debe mantenerse hasta marzo de 2017, empezara a consagrarse a la adquisición de deuda corporativa.

El programa causa preocupación en algunos medios financieros, principalmente en Alemania.

"El BCE se comporta cada vez más como un banco comercial", afirma Clemens Fuest, presidente del instituto de investigaciones financieras Ifo, quien teme que las empresas "transfieran sus riesgos al BCE" y, al fin de cuentas, a los contribuyentes europeos.

El diario conservador Die Welt advirtió igualmente del riesgo de "enormes distorsiones" en el mercado de las deudas corporativas e incluso de la posible creación de una burbuja especulativa.

El BCE alega que su objetivo es ayudar a rebajar los costes de financiación de las empresas e incitarlas a invertir sin recurrir forzosamente a los bancos, aunque actuando con prudencia. Para mantener la neutralidad, sus compras se efectuarán respetando la proporción de nacionalidades de las firmas que actúan en ese mercado.

Los bonos corporativos solo representarán una pequeña proporción de los 80.000 millones de euros usados mensualmente por el BCE para comprar deuda. Las estimaciones de los analistas varían de un mínimo de 3.000 millones a un máximo de 10.000 millones.

El BCE fijó además reglas que restringen su margen de maniobra. Se abstendrá de comprar, por ejemplo, obligaciones emitidas por bancos.

El volumen total de las adquisiciones se situaría entre los 500.000 y los 700.000 millones de euros.

El BCE anunció en marzo su intención de intervenir en ese segmento. Una decisión sin antecedentes para un banco central, que calentó el mercado.

Las tasas de los bonos soberanos cayeron desde entonces de manera pronunciada y las nuevas emisiones corporativas se encadenaron, incluyendo la más cuantiosa de la historia, lanzada en marzo por AB InBev, de más de 13.000 millones de euros.

Pero desde entonces la situación prácticamente se normalizó y los mercados anticiparon el inicio oficial de las operaciones.

El programa de compras "ya fue integrado por el mercado", asegura Louis Harreau, estratega de Crédit Agricole CIB en Paris. Los analistas de Unicredit también prevén un "impacto limitado" en las tasas actuales.

Jack Allen, de Capital Economics, tampoco prevé que el programa tenga un impacto importante en las inversiones, y por ende en el ritmo de crecimiento y los niveles de inflación de la zona euro.

"Parece poco probable que [las compras] lleven a invertir más", en un contexto de demanda débil y de capacidades de producción excedentarias, afirma.

Los expertos del banco alemán Commerzbank creen que habrá en cambio un "alivio" en los mercados de deuda soberana, donde los títulos escasean a causa del apetito de compras del BCE.

Ese factor en todo caso todavía no era perceptible el miércoles, dado que las obligaciones alemanas a 10 años se acercaban cada vez más del cero por ciento. Durante la jornada llegaron a un nuevo mínimo histórico, de 0,033%.

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