Las dudas sobre Deutsche Bank contagian al sector bancario europeo

Las dudas sobre la solidez del Deutsche Bank hicieron resurgir este viernes el temor a una crisis del sector bancario europeo, en un contexto de bajas tasas de interés que lastran su rentabilidad.

Las acciones del banco, el más importante de Alemania, cerraron en verde en la bolsa de Fráncfort (+6,39%, a 11,57 euros), después de que una fuente indicara a la AFP que la multa impuesta por Estados Unidos en un caso relacionado con la crisis de las 'subprimes' sería finalmente de 5.400 millones de dólares, menos de la mitad de los 14.000 millones previstos inicialmente.

Pero durante la jornada el título llegó a perder cerca de un 8%, cayendo por primera vez por debajo de los diez euros, una volatilidad alentada por las dudas sobre su solidez.

"Deutsche Bank es el cuarto banco más sistémico del mundo. Cuando se empiezan a tener dudas sobre una entidad de este tamaño es normal que afecte a todo el mundo", indica a la AFP Jérôme Legras, director de investigación Axiom AI.

Los bancos sistémicos se consideran claves en el sistema financiero mundial y por lo tanto demasiado grandes para dejarlos caer ('too big to fail').

Desde hace varios días la vista está puesta en la multa de 14.000 millones de dólares anunciada por la justicia estadounidense y que ahora podría ser reducida.

Más allá de este amenaza, muchos analistas están preocupados por sus problemas de rentabildiad y comparan la situación con la de Lehman Brothers, el banco cuya quiebra desató en 2008 una crisis financiera mundial.

El miércoles, el ministro alemán de Finanzas tuvo que desmentir que el gobierno esté preparando un plan de rescate. Pero este viernes las acciones volvieron a hundirse momentáneamente por la información de que varios fondos de inversión están reduciendo su participación en la entidad.

En una carta a sus empleados difundida el viernes, el presidente John Cryan criticó a "algunas fuerzas en el mercado, que quieren minar la confianza en nosotros".

Por su parte el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo que "la compañía tiene que resolver sus propios problemas", sin ayuda del Estado, aunque reconoció que la multa era "demasiado elevada".

La crisis arrastraba este viernes al resto del sector, con valores en rojo de muchos de los grandes bancos europeos.

Fue el caso del Commerzbank, el segundo banco alemán, cuyas acciones cayeron casi un 6%. El jueves anunció un amplio plan de reestructuración que incluye la supresión de 9.600 puestos de trabajo (uno de cada cinco) y la suspensión de los dividendos a los accionistas.

Su presidente, Martin Zielke, reconoció este viernes que "tendremos que vivir con cierta volatilidad".

Los inversores temen sobre todo el contexto en el que se mueven los bancos europeos, con unas tasas de interés históricamente bajas que recortan su margen de beneficio.

Además, para estimular los préstamos a empresas y particulares, los bancos centrales hacen pagar intereses a las entidades que depositan el dinero en sus arcas.

Todo ello les obliga a cambiar su modelo de negocio y a buscar nuevas fuentes de ingresos, con nuevos servicios o implantándose en continentes que hasta ahora no eran prioritarios, como Asia.

Desde la crisis de 2007-2008, los bancos tienen que cumplir además nuevas normas para prevenir la quiebra, entre ellas aumentar sus reservas, unas medidas que no gustan a muchos porque temen perder rentabilidad.

"El caso de Deutsche Bank demuestra al contrario porque tenemos todas estas exigencias reglamentarias, más estrictas, que permiten hacer frente a este tipo de situaciones", indica Nicolas Véron, economista en Bruegel y en el Peterson Institute de Washington.

Joel Kruger, analista para LMAX Exchange, es menos optimista y asegura que aunque el "pánico" no es el mismo que con Lehman Brothers en 2008, "los gobiernos y los bancos centrales no disponen de los mismos instrumentos".

"Es un panorama aterrador que pondrá a prueba la determinación de los mercados en los próximos meses", indica.

Mostrar comentarios