(ENTREVISTA)"LAS EMPRESAS SON UN ACTOR CLAVE PARA AFRONTAR LOS RETOS GLOBALES DE DESARROLLO"

- Alberto Guijarro, Área de Empresa y Desarrollo de la organización Ongawa-Ingeniería para el Desarrollo Humano. Alberto Guijarro, del área de Empresa y Desarrollo de la organización Ongawa-Ingeniería para el Desarrollo Humano, ha trabajado durante cinco años para impulsar la implicación empresarial en acciones de desarrollo a través del programa 'Compromiso y Desarrollo', financiado por la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (Aecid). Está convencido de que “las empresas son un actor clave para afrontar los retos globales de desarrollo y necesitamos herramientas y experiencias de éxito para aprovechar su potencial en este campo”.
A través de este programa, la organización ha llevado a cabo proyectos en Nicaragua, Mozambique y Perú que actualmente están sistematizando con el objetivo de compartir aprendizajes con empresas, administraciones y el resto de actores interesados en mejorar el impacto de la actividad empresarial sobre el desarrollo, la sostenibilidad y la lucha contra la pobreza.
Así, en Mozambique pusieron en marcha una empresa pública de gestión del agua en Manhiça, además de apoyar procesos de desarrollo local basados en la inclusión de grupos vulnerables en Cabo Delgado, en el norte del país. En Perú se centraron en explorar las posibilidades de las empresas de tecnologías de la información para generar impactos positivos en desarrollo e inclusión, y en Nicaragua llevaron a cabo un proceso en el que diversos actores públicos y privados colaboraron para desarrollar una solución de saneamiento para zonas rurales.
Además, la organización ha llevado a cabo un gran número de actividades en España dirigidas a abrir espacios de debate y reflexión sobre el papel de la empresa en el desarrollo humano y a proporcionar a los actores empresariales herramientas y capacidades para mejorar el impacto de su actividad en países en desarrollo.
INODORO ECOLÓGICO POPULAR EN NICARAGUA
El inodoro ecológico popular es una tecnología de saneamiento de arrastre hidráulico desarrollada en Nicaragua entre los años 2005 y 2010, de bajo costo y fácil instalación, y diseñada para su utilización en zonas rurales. Cuenta con una taza sanitaria de porcelana similar a un “inodoro de ciudad”, lo que facilita su limpieza, y utiliza una muy pequeña cantidad de agua (1 litro por descarga). También dispone de un sistema sencillo de tratamiento de residuos que no genera malos olores y evita la contaminación del suelo y de las aguas subterráneas.
La tecnología despertó grandes expectativas en el país, al presentar importantes ventajas respecto de la letrina tradicional, pero generaba asimismo incertidumbres, debido a que no había pasado por un proceso sistemático de validación que permitiera evaluar elementos como su funcionamiento hidráulico y sanitario, o los aspectos sociales y otros requerimientos específicos para su óptima instalación, operación y mantenimiento.
Por este motivo se conformó una alianza multiactor en que participaron Ongawa, la Cooperación Suiza para el Desarrollo, el Fondo de Inversión Social de Emergencia, el Programa de Agua y Saneamiento del Banco Mundial y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia. Posteriormente se integraron el Instituto Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados como ente regulador y normalizador del sector, y el Centro para la Promoción, Investigación y Desarrollo Rural Social, organización desarrolladora del inodoro; además del Programa de Estudios Nacionales y Servicios Ambientales de la Universidad Nacional de Ingeniería, la firma consultora Ensome, o el Grupo de Cooperación en Agua y Saneamiento de la Universidad Politécnica de Madrid.
Las empresas participantes aportaron alternativas tecnológicas de saneamiento mejoradas y realizaron labores de capacitación y asistencia técnica en un proyecto piloto de alianzas para la promoción de mercados de saneamiento, en contraste con su actividad habitual en el ámbito rural, que tradicionalmente se reducía al suministro de equipos para proyectos de desarrollo, afirma Guijarro. "Esto hace posible que se aproveche la experiencia complementaria de diversos actores para buscar soluciones que beneficien a población de bajos ingresos”, y, en este caso concreto, “mejorar las cadenas de suministro de productos adecuados a sus necesidades, o analizar condiciones de financiación”.
Este proceso enriqueció también la evaluación de tecnologías de saneamiento, realizándose de manera más rigurosa y mejor contrastada que si se hubiera efectuado desde un único sector (público, social, universitario, empresarial). Además, facilitó que los resultados hayan tenido una mejor acogida por las entidades públicas y privadas del sector.
“El interés despertado por la participación de diversos actores ha sido un germen para el desarrollo de nuevas acciones por parte de algunas entidades”, afirma Ongawa: antes del proyecto, por ejemplo, ninguna empresa realizaba investigación en saneamiento orientada al ámbito rural, a raíz de esta experiencia una de las empresas involucradas, de ámbito nacional, ha comenzado a investigar en tecnologías de tratamiento eficientes y de bajo coste, “lo que, sin duda, arrastrará a otras a hacer lo mismo”, afirma.

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