España prevé crecimiento sostenido y reducción de su alto desempleo

España debería mantener en 2016 y 2017 un buen ritmo de crecimiento, con un reflujo de su alto índice de desempleo, según las previsiones presentadas este viernes por el gobierno.

La difusión de estos pronósticos coincidió con la publicación del crecimiento en el segundo trimestre, que confirmó el dinamismo de la economía española: un progreso del 0,7% intertrimestral, por encima de la media de la zona euro (+0,3%) y del 3,2% interanual.

"Es el doble del crecimiento de la zona euro", se felicitó el ministro de Economía, Luis de Guindos, antes de anunciar sus optimistas previsiones para los próximos años.

El ejecutivo español prevé que el índice de desempleo, de 20% a fines de junio (el segundo más alto de la UE, después de Grecia), caiga a1 18,6% de la población activa en diciembre y a 16,6% en 2017.

El gobierno mejoró además en dos décimas su previsión de crecimiento para 2016, hasta el 2,9% del Producto Interior Bruto (PIB), una cifra que ya había avanzado días antes.

Recortó en cambio a 2,3%, una décima menos que en abril, la proyección de crecimiento para el próximo año.

El gobierno conservador de Mariano Rajoy, interinamente en el cargo desde las elecciones de diciembre, atribuye estas perspectivas a las políticas aplicadas desde su llegada el poder a finales de 2011, y especialmente a una polémica flexibilización del mercado laboral.

Entonces España se encontraba en la peor crisis económica de las últimas décadas. Entre 2009 y 2013 se hundió en periodos de recesión y de crecimientos nulo, empobreciendo a gran parte de la población y disparando el desempleo hasta tasas nunca vistas, del 27%.

Todo ello combinado con un déficit público superior al 9% del PIB a finales de 2011, que llevó a imponer fuertes medidas de austeridad.

Aun así, su déficit en 2015 fue del 5,1%, muy superior al reclamado por la Unión Europea (UE), que llegó a abrir un proceso para sancionar a España aunque finalmente quedó en vía muerta.

A cambio, la Comisión Europea reclamó a Madrid reducir su déficit progresivamente al 4,6% en 2016, al 3,1% en 2017 y al 2,2% en 2018, situándose al fin por debajo del 3% exigido por Bruselas.

Impulsada por la demanda interior la economía de España, que volvió al crecimiento en 2014, es ahora una de las más dinámicas de la zona euro.

Las reducciones de impuestos aplicadas desde 2015 animaron también el consumo de los hogares, responsables de gran parte de esta recuperación, según el Banco de España.

A nivel sectorial, la industria automovilística y el sector del turismo, contribuyen en gran medida a este auge.

Pero existen todavía incertidumbres externas, como el Brexit y su efecto en las economías europeas; e internas, como la parálisis política de los últimos siete meses.

Las elecciones legislativas de diciembre dejaron un Congreso muy fragmentado, que fue incapaz de acordar un nuevo gobierno. Los comicios se tuvieron que repetir en junio, pero el escenario saliente no rompió el bloqueo.

Rajoy, que gobierna interinamente en este periodo, fue designado el jueves por el rey Felipe VI para intentar ser investido por el Congreso. Pero la tarea se avecina complicada pues ningún partido quiere apoyarle.

Entre tanto, el gobierno no puede ejecutar nuevas inversiones y la economía empieza a notarlo, especialmente en sectores como la construcción pública.

Por ejemplo, "consumo de cemento no se está viendo", señala el economista Enrique Verdeguer, director del campus en Madrid de la escuela de negocios Esade.

La incertidumbre política también puede desanimar a los inversores, opina, pues "no saben cuáles van a ser las condiciones impositivas o legislativas".

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