Faes cree que el problema de la electricidad no es el mercado mayorista, sino el precio que paga el consumidor

  • Faes considera que el problema del precio de la electricidad, agudizado por la espiral alcista vivida en las últimas semanas en plena ola de frío, no radica en el mercado mayorista, punto de encuentro entre generadores y comercializadores, "donde se compra y vende hora a hora la energía eléctrica", sino en el precio que "recibe y paga el consumidor", que incluye "todos los elementos que no son energía ni transporte y que repercuten en la factura".
EUROPA PRESS

En un informe, la fundación señala que, en medio de "un clima de alarma social aderezado por la habitual demagogia política y la consecuente reclamación 'en caliente' de modificaciones normativas", conviene diferenciar entre el precio resultante del mercado mayorista y la factura que paga el consumidor.

Así, Faes afirma que esta situación no debería llevar a "conclusiones precipitadas" sobre la regulación del mercado mayorista. "El problema es que los consumidores finales en España reciben un precio artificialmente más alto que el de nuestros socios de referencia y, además, la mitad de ellos están sometidos a una volatilidad incontrolable", añade al respecto.

De esta manera, la fundación presidida por el expresidente del Gobierno José María Aznar destaca que el problema que se ha manifestado en las últimas semanas con el precio de la electricidad es "un problema de volatilidad", que, a su vez, tiene que ver con decisiones políticas tomadas en relación con la participación de las renovables en el 'mix' de generación.

"La volatilidad en el mercado mayorista no puede eliminarse con una reforma regulatoria. Y, de hecho, hay que prever que tenderá a aumentar a medida que nuestro 'mix' de generación sea cada vez más renovable", señala.

Para Faes, "el verdadero problema" es afrontar un recibo de la luz "artificialmente alto" que, además, está expuesto, para prácticamente la mitad de los consumidores, a la volatilidad del mercado mayorista cuando estos consumidores, en todo caso, "carecen de herramientas para poder optimizar esas señales de precio y, en muchos casos, están sometidos a una vulnerabilidad económica que los aboca en estos meses a situaciones de estrés financiero que se podrían evitar".

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