Fuerzas del gobierno paralelo libio controlan la Media Luna petrolera

Fuerzas opuestas al Gobierno de Unidad libio se apoderaron el martes de otra terminal petrolera, tomando así el control de cuatro instalaciones vitales de la región petrolera, en el litoral noreste de Libia, informó una fuente militar.

Un duro golpe para el Gobierno de Unión Nacional (GNA), instancia que se instaló en marzo en Trípoli pero no consigue asentar su autoridad en el conjunto del país, sumido en el caos desde la revuelta de 2011 que acabó con el régimen de Muammar Gadafi.

El coronel Muftah Al Muqarief dijo a la AFP que sus fuerzas, leales al controvertido general Jalifa Haftar, se apoderaron de la terminal de Brega "sin combates", días después de haber tomado el control de Ras Lanuf, Sidra y Zuwaytina.

"Controlamos la totalidad de la región de la 'Media Luna' petrolera", dijo.

La 'Media Luna' petrolera se extiende a lo largo de una bahía en forma de semicírculo entre las localidades de Brega y Ben Jawad, en el noreste del país y alberga los principales puertos petroleros. Además de Ras Lanuf y Sidra, incluye la terminal de Zuwaytina, cerrada, y la de Brega, que funciona esporádicamente.

Las autoridades del Este no reconocen el gobierno de unidad nacional (GNA) establecido en Trípoli. Controlan las regiones del este del país con el apoyo de las fuerzas dirigidas por el general Haftar.

Éstas lanzaron el domingo una ofensiva contra la región situada entre Bengasi (1.000 kilómetros al este de Trípoli) y Sirte (450 kilómetros al este de la capital), ciudad de donde las fuerzas del GNA llevan cuatro meses intentando echar al grupo yihadista Estado Islámico (EI).

En los dos últimos días se habían apoderado de las terminales de Zuwaytina, Sidra y Ras Lanuf, estas dos últimas, las más importantes del país.

Estos sitios estaban custodiados por los Guardias de las Instalaciones Petroleras, una milicia del Este que juró lealtad este verano al GNA.

El emisario de la ONU, Martin Kobler, advirtió contra "la división del país y recalcó que la resolución 2259 de las Naciones Unidas "prohíbe claramente las exportaciones ilegales de petróleo" desde Libia y estipula que sus instalaciones petroleras deben estar supeditadas a la autoridad del GNA.

Estados Unidos y los principales países europeos (Francia, Alemania, Italia, España y Reino Unido) pidieron el lunes en un comunicado común "la retirada inmediata y sin condiciones de todas las fuerzas armadas presentes en la 'Media Luna' petrolera".

El presidente del Parlamento libio, instancia con reconocimiento internacional aunque apoya al gobierno basado en el este, declaró el martes que la ofensiva en la Media Luna petrolera buscaba "liberar las instalaciones petroleras de quienes entorpecen la exportación del petróleo libio".

"El Ejército se va a retirar de los campos y terminales (...) y no habrá más elementos armados en el interior", aseguró Aguila Saleh.

La Compañía Nacional de Petróleo (NOC) anunció el martes en Trípoli que empezaba a preparar la reanudación de las exportaciones desde las principales terminales libias aunque esos puertos estén controlados por autoridades no reconocidas del este del país.

La NOC destacó en un comunicado su lealtad al GNA pero no explicó cómo podría relanzar las exportaciones desde terminales controladas por fuerzas hostiles a este gobierno, que la comunidad internacional considera la única autoridad legítima en Libia.

El jefe del gobierno del este, Abdalá el Theni, anunció a su vez que "están trabajando para reanudar la actividad de las terminales petroleras cuanto antes para asegurar a todos los libios una vida digna".

Si Libia dispone de las mayores reservas petroleras de África -estimadas en 48.000 millones de barriles-, es el miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que menos produce.

Desde 2010, su producción de crudo se ha dividido por cinco, pasando de 1,5 millones a 300.000 barriles diarios, y sus ingresos petroleros por diez. No deberían pasar de 4.000 millones de dólares (3.600 millones de euros) en 2016, según fuentes libias del sector.

La incapacidad de Libia para salir de la crisis inquieta profundamente a los países europeos, confrontados a un flujo creciente de migrantes que cruzan el Mediterráneo des las costas libias.

El general Jalifa Haftar suscita admiración y rechazo en Libia, donde algunos lo consideran un obstáculo de talla en el proceso auspiciado por la ONU para sacar al país de la crisis.

Desde 2014, lleva a cabo una operación militar de resultados inciertos para "liberar" Bengasi, feudo de milicias islamistas fuertemente pertrechadas, con apoyo no declarado del extranjero.

Con su ofensiva en la Media Luna petrolera, Haftar quiere "aprovechar el agotamiento" de las fuerzas pro-GNA que combaten a los yihadistas en Sirte y "sabotear toda negociación sobre el futuro del GNA", según Mattia Toaldo, experto en Libia en el European Council on Foreign Relations.

Uno de los principales puntos de desacuerdo entre los dos gobiernos rivales es el papel de Haftar, general septuagenario que ha ido ganando en importancia desde la revuelta antiGadafi.

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