Nadal se atrinchera para mantener el recibo de la luz como arma política

  • El sector eléctrico está regulado por un monstruoso mecano de dos decenas de leyes, un centenar de decretos y más de 250 resoluciones.

    El Gobierno se resiste a ceder las funciones que le permiten convertir el recibo de la luz en una herramienta política.

El ministro de Energía, Álvaro Nadal, en una intervención en el Senado.
El ministro de Energía, Álvaro Nadal, en una intervención en el Senado.
EFE
Santiago Carcar

En Europa, pocos países tienen una regulación del sector eléctrico tan compleja como España y ninguno, salvo Hungría, permite que el Gobierno intervenga en el recibo de la luz, algo que convierte a la electricidad en herramienta política. En cuestiones de energía, España todavía es diferente. El Gobierno, a través del Ministerio de Energía que dirige Álvaro Nadal, se resiste a ceder a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) funciones como la fijación de los peajes eléctricos pese a la insistencia de Bruselas. 

Ese intervencionismo, que provoca urticaria en el seno de la CNMC y en buena parte del sector energético -más que molesto-, ha tenido consecuencias esta misma semana. Goldman Sachs informó de una reunión con el equipo de Nadal donde se abordó la revisión prevista en 2020 de la retribución a las empresas de las actividades reguladas, transporte y distribución de electricidad. El dinero, siempre rápido, huidizo y miedoso, salió del sector a chorros. La Bolsa registró una caída de 2.231 millones del sector en un día.

En realidad, el secretario de Estado de Energía, Daniel Navia, no reveló ningún secreto. Todo está en la Ley del Sector Eléctrico, reformada en 2013, que forma parte de un monstruoso mecano de 20 leyes, más de 90 Reales Decretos, 250 resoluciones y decenas de circulares que regulan el sector. Según esa Ley, toca revisar cada seis años la retribución “de las actividades de transporte, distribución y producción a partir de energías de origen renovable, cogeneración y residuos”. Nada nuevo. El propio ministro Álvaro Nadal lo había anunciado en el Congreso antes del verano.Estremecimiento en Bolsa

La reunión bastó para provocar un estremecimiento en Bolsa porque la sensibilidad en el sector está a flor de piel. Las cosas no van excesivamente bien. Hasta junio, las eléctricas han obtenido resultados muy discretos. Las grandes compañías ganaron en conjunto un 6,1% menos, con fuertes descensos en los resultados de Gas Natural (14,6%) y Endesa (17,9%).

"No se anunció nada nuevo (en la reunión con Goldman Sachs)" asegura el Ministerio de Energía, "otra cosa son los cálculos que hayan hecho los analistas". El argumento no satisface al sector. El vicepresidente de la Fundación Renovables, Jorge Morales de Labra, destaca que Nadal ha conseguido una rara unanimidad: lo critican las grandes empresas tradicionales y las empresas de renovables, que temen sufrir un nuevo varapalo. "Todos cuestionamos la regulación que está en vigor y pedimos seguridad jurídica, algo que no existe" dice Morales de Labra. 

Una de las razones para que el sector eléctrico tenga los nervios a flor de piel, apunta el experto en energía Javier García Breva, es la sequía, con pantanos al 41%, la mayor escasez en dos décadas. La falta de agua ha obligado a recurrir al gas y al carbón y ha incrementado los costes de las empresas. Con una regulación que ha frenado las energías renovables en los últimos cinco años, no ha habido alternativa. "La regulación está estrangulando a las propias empresas" sostiene García Breva.

Pero Nadal no se va a convertir en el azote de las eléctricas por favorecer a los consumidores. Todos los Gobiernos han sido y son conscientes de que el sector energético es fundamental para la economía. Eso quiere decir que, si el excesivo intervencionismo o una regulación equivocada llevan contra las cuerdas a las empresas, acabará pagando el usuario. Lo hará vía recibo de la luz o vía impuestos. Sucedió en el pasado y puede volver a pasar.Crecer en el exterior

El temor existe. Tanto Iberdrola como Gas Natural miran hacia el exterior -y en especial hacia activos renovables- para conjurar riesgos en el negocio interno. Compañías como Innogy (filial de renovables de la alemana RWE) o EDP están el radar de las empresas españolas.

Pese al malestar de las empresas y de la CNMC, con su presidente José María Marín Quemada al frente, Nadal mantiene invariable la hoja de ruta. "(Nadal) es intervencionista; se ha adueñado del proceso de digitalización de la economía y se resiste a dejar funciones propias de la CNMC" sostienen fuentes del organismo regulador que piden anonimato.

La posición de Nadal supone un quebradero de cabeza incluso para la Comisión Europea. En la CNMC señalan en este sentido que la Comisión Europea no ha podido cerrar el tercer paquete de medidas en el sector energético -se trabaja ya en el cuarto- porque en España Nadal defiende con uñas y dientes la posibilidad de manejar el sector.

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