Los ingresos de la compañía en el primer semestre de su año fiscal, que concluyó en septiembre, ascendieron a 5,9 billones de yenes (50.279 millones de euros), un 10% menos que los registrados en el mismo periodo de 2015.
El descenso en la facturación vino acompañado de una caída de mayor envergadura, del 14%, en el beneficio operativo de Nissan, que ascendió a 395.000 millones de yenes (3.347 millones de euros).
El presidente y consejero delegado de Nissan, Carlos Ghosn, calificó de "sólidos" los resultados de la compañía y señaló que se obtuvieron a pesar del efecto adverso en el cambio de divisas y de la complicada situación en los mercados emergentes.
En todo caso, la compañía aprecia una fuerte demanda para sus productos estratégicos, sobre todo en Norteamérica, así como un flujo recurrente de ganancias fruto de la continuada disciplina de costes.
Para el año, Ghosn explicó que Nissan mantiene sus previsiones de ventas globales y de ganancias para el conjunto del año. Para el año fiscal 2017, espera obtener las primeras sinergias procedentes de la compra del 24% de Mitsubishi.
La compañía espera vender 5,6 millones de unidades a lo largo del presente año, un 3,3% más, así como cumplir su previsión de elevar el dividendo anual un 14,3%.
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