Nuevas bodegas urbanas producen vino en el centro de París

A cientos de kilómetros de los viñedos franceses, jóvenes emprendedores lanzaron varias bodegas urbanas en París, con el objetivo de revivir una vieja tradición artesanal y producir el vino cerca de donde "la gente lo bebe".

"Es la primera vez que una empresa privada prensa uva dentro de París", afirmó Mathieu Bosser, uno de los fundadores de Vignerons Parisiens. A sus pies, un caldo púrpura sale de una prensa.

La primera cosecha salió el año pasado, pero el zumo había sido extraído en los lugares de la cosecha, en el valle del Ródano.

Pero este año la uva está siendo prensada en la parte trasera de una tienda de 200 metros cuadrados en el barrio histórico, pero siempre a la moda, de Le Marais, en el centro de París.

Los granos llegaron tres semanas antes y fueron guardados en cinco cilindros de acero inoxidable con capacidad para 30 hectolitros.

Esta es la única etapa que se realiza en París, pero los productores siguen de cerca el trabajo en el campo.

"Trabajamos con los viñedos así que conocemos el método, la historia de cada parcela", aseguró Mathieu Bosser.

Con sus cuatro socios, abrieron la bodega hace unos meses, pisándole los talones a Winerie Parisienne, que ahora migró al barrio de Montreuil, al este de París, para producir el vino en una antigua imprenta.

Estas bodegas urbanas se inspiraron en las pequeñas casas que aparecieron en San Francisco, una idea que después fue replicada en Nueva York, en Londres y en Hong Kong.

Sin embargo estos emprendimientos tienen sus raíces en una antigua tradición local. El epicentro de este saber era el mercado central en el muelle de Saint-Bernard, fundado en 1665, después pasó a los depósitos de Bercy, que nacieron a finales del siglo XIX y que estuvieron en uso para el almacenaje y el ensamble hasta la década de 1970.

Antes de la epidemia de la filoxera a finales del siglo XIX, "la región era una de las principales cuencas productores de Francia con 44.000 hectáreas plantadas y hubo vino en la Isla de la Cite" y en los alrededores, señaló Adrien Pelissié, uno de los fundadores de Winerie Parisienne.

Lo que lo motivó era "un interés por la producción en circuitos pequeños y la reimplatación del artesanado en el corazón de las ciudades", e indicó que desea "resucitar el patrimonio vitícola de París", con el objetivo de producir, en un plazo de cinco años, un vino proveniente al 100% de la agricultura de la región de París.

El clos Montmartre ya marcó un precedente, con las viñas ubicadas en la colina parisina, pero la producción de esta casa es limitada, con cerca de 2.000 botellas por año.

Por su parte, la Winerie Parisienne produce cerca de 50.000 botellas cada año, con ensamblajes de cepas de diferentes regiones para proponer una mezcla que porte una "firma innovadora".

Sus pares del centro de París, con cerca de 19.000 botellas en 2015, tienen previsto producir 35.000 en 2016 entre monocepajes de syrah, cinsault, grenache, grenache blanco, en cultivos orgánicos o de agricultura biodinámica, con la frescura como principal trazo.

"Nos consideramos como un campo pero con una cava desplazada 500 kilómetros. Queremos producir el vino donde la gente se lo bebe", afirmó Mathieu Bosser.

"Podríamos hacer el mismo vino en Bretaña (oeste) pero tenemos una orientación pedagógica: mostrarle a los parisinos cómo se hace el vino", explicó, recalcando que la bodega de Vignerons Parisiens puede visitarse.

"París es una de las ciudades donde se bebe más vino del mundo, pero sigue siendo difícil ver cómo se fabrica. Hoy, en dos estaciones de metro es posible. Y si esto genera interés en la gente, uno los incentiva a ir a las viñas", afirmó Mathieu Bosser.

Sus vinos han logrado colocarse en las cavas de restaurantes, incluyendo a locales de cocineros premiados como Piège o Alleno.

"Yo era un poco escéptico al principio. Era necesario que el contenido estuviera a la altura del márketing, de la historia que había que contar", explicó Geoffroy Berrier, director del restaurant "Terroir Parisien", que desplegó en su carta variedades de Vignerons Parisiens.

"Cuando uno se lo propone, esto llama la atención. Y los clientes están agradablemente sorprendidos por la calidad", afirmó.

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