Panamá y Costa Rica piden que otros países reciban a migrantes irregulares

Los presidentes de Panamá, Juan Carlos Varela, y de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, pidieron este viernes que otras naciones de la región reciban a migrantes irregulares, principalmente haitianos, que permanecen varados en sus dos países a la espera de viajar a Estados Unidos.

"La búsqueda a una solución definitiva a esta crisis no sólo está en nuestras manos, sino en la cooperación de otros países de la región", dijo Varela tras reunirse más de cinco horas con Solís en el distrito panameño de Boquete, cerca de la frontera con Costa Rica.

"No podemos solamente cerrar fronteras, al final son temas humanitarios que tenemos que tener en cuenta", añadió Varela durante una conferencia conjunta al término del encuentro, en que también participaron las autoridades de seguridad de ambos países.

Miles de migrantes procedentes de Haití, Cuba, Asia y África, permanecen varados en Panamá y Costa Rica a la espera de poder seguir su ruta hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

Sin embargo, Nicaragua cerró su frontera a estos migrantes, lo que impide que puedan continuar por Centroamérica hacia el norte.

Tanto Varela como Solís anunciaron que ya se han iniciado conversaciones informales con terceros países, que no identificaron, para distribuir a estos migrantes irregulares de forma segura.

"Todavía estamos en un fase muy preliminar. Hemos conversado de una forma bastante informal con jefes de Estado de diferentes países", manifestó Solís.

"Parte de lo que hemos acordado es generar las condiciones para que esas consultas se profundicen", añadió el presidente costarricense.

Según las autoridades panameñas cada año más de 30.000 migrantes procedentes de países suramericanos cruzan Panamá con la intención de llegar a Estados Unidos.

En la actualidad, en la zona selvática del Darién, fronteriza con Colombia, hay ocho centros para migrantes irregulares, en los que hay entre 3.500 y 4.000 personas, en su mayoría haitianos, cuyo país vive una nueva emergencia tras el paso del huracán Matthew, que dejó 400 muertos en ese país.

Varela manifestó que, de acuerdo con información de inteligencia, "una cifra importante" de migrantes haitianos han abandonado Brasil, a causa de la crisis política y económica que sufre ese país, con la intención de llegar a Norteamérica a través de América Central, lo que podría empeorar la situación.

"Este no es un fenómeno que va a desaparecer en poco tiempo. Está aquí para quedarse", sostuvo Solís.

Ambos mandatarios también acordaron una mayor coordinación en materia de seguridad para controlar estos flujos migratarios y fueron testigos de la firma de un acuerdo bilateral para identificar a migrantes irregulares peligrosos.

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