La Región es la CCAA de la península en la que más plaguicidas se usan

  • Un manto negro de abejas muertas delante de sus colmenas es lo que puede encontrarse hoy en el asentamiento de abejas melíferas del apicultor Pedro García, en Mazarrón. Se trata de una sitiación que se repite cada año y que, según los expertos está asociada a las fumigaciones con plaguicidas tóxicos que se llevan a cabo durante la primera floración de frutales de hueso como los nectarinos.
EUROPA PRESS

En esta ocasión las magnitudes han sido mucho mayores. "Las abejas y los productos de la colmena son mi única fuente de ingresos. La mia y de mi familia. Vivimos de y para las abejas. Esta masacre me supone una pérdida de unos 15.000 euros, sin contar con la miel que dejaré de producir", ha afirmado Pedro García. "Los agricultores no se dan cuenta de que tiran piedras contra su tejado. Necesitan a mis abejas y a los demás polinizadores", ha añadido.

Alertada por la Asociación de Apicultores de la Región de Murcia, Greenpeace se ha desplazado a Mazarrón y ha sido testigo de la primera gran mortandad de abejas del año. "Las abejas se nos mueren y junto a ellas también los polinizadores silvestres. Esperamos que esta sea la primera y última mortandad a la que asistimos este año y por ello exigimos que las autoridades tomen cartas en el asunto desde ya", ha declarado Carlos Zafra, veterinario de la Asociación de Apicultores de la Región de Murcia. "No podemos seguir así. Los apicultores nos arruinamos y el Planeta se va al garete", ha añadido.

Y es que, debido a la dimensión que está alcanzando esta problemática y al hecho de que se repite cada año, la Asociación de Apicultores de la Región de Murcia ha convocado una concentración pacífica delante de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente de Murcia para el 16 de febrero a las 9.00 horas.

Los millones de abejas melíferas muertas son la cara visible de este enorme problema, pero en el campo la muerte de otros polinizadores es igual de preocupante. Son un eslabón fundamental de la cadena trófica, de ellos depende en gran medida el equilibrio ecológico del planeta y nuestra propia seguridad alimentaria.

En España, según un informe de Greenpeace, el 70% de los principales cultivos dependen en mayor o menor medida de la polinización por insectos. En el caso de los nectarinos podrían darse pérdidas de hasta un 90% de la producción si estos insectos no realizan su gran labor.

Además, este mismo informe puso en evidencia que la agricultura de la Región de Murcia es la tercera más amenazada en España por la pérdida de polinizadores, debido a la alta dependencia que algunos sectores tienen de estos insectos.

Los agricultores están atrapados en un ciclo vicioso que les hace totalmente dependientes de los plaguicidas químicos de síntesis, de otros insumos agrícolas y de las grandes empresas que los producen. Estas empresas solo buscan su máximo beneficio económico y no tienen ningún interés en que se prohíban sus productos ni en que la agricultura ecológica crezca.

"Los plaguicidas químicos son auténticas bombas atómicas que se lanzan en el campo con total impunidad. Matan a las plagas de los cultivos, pero también a los principales aliados de los agricultores y dejan la Tierra herida de muerte. Dependemos de estos pequeños y fascinantes insectos como del aire que respiramos", ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de agricultura de Greenpeace España.

"Pedimos que de forma inmediata se haga un control férreo del uso de plaguicidas, que a corto plazo se prohíban los más peligrosos y se apueste decididamente por la agricultura ecológica", ha concluido Ferreirim.

El año 2017 va a ser decisivo para las abejas, puesto que se revisarán las prohibiciones parciales impuestas en la UE de tres insecticidas neonicotinoides puestas en marcha en 2013. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria concluyó recientemente que todos los usos de dos de estos insecticidas, de Bayer, presentan un elevado riesgo para las abejas. Para el otro la empresa, Syngenta, no entregó la información necesaria para renovar su autorización. Ante esto es urgente que se adopte una prohibición total y España debería apoyar una propuesta en este sentido.

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