Rodrigo Rato, a juicio en España por escándalo de tarjetas opacas

Joyas, hoteles, fiestas... Rodrigo Rato, exdirector gerente del FMI, se sentará en el banquillo de los acusados a partir del lunes para responder por un escándalo de gastos injustificados en su época de banquero en España.

El que fuera uno de los ministros estrella del presidente del gobierno José María Aznar (1996-2004) está acusado junto con 65 directivos y miembros de los consejos de administración de Caja Madrid y de Bankia de "apropiación indebida".

Se les acusa de cubrir cuantiosos gastos personales con "tarjetas black" de las que disponían a discreción, sin justificar ni declarar nada a la administración fiscal. El proceso concierne 12 millones de euros desviados entre 2003 y 2012.

Políticamente, el caso no puede caer peor para el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy, heredero de Aznar y ahora incapaz de sacar adelante su investidura como presidente del gobierno, en buena medida por los escándalos de corrupción que salpican a su formación.

Según el acta de acusación, Rato, de 67 años, mantuvo en 2010 "el sistema corrupto" establecido por su predecesor al frente de Caja Madrid, Miguel Blesa.

Luego, reprodujo dicho sistema en Bankia, la entidad nacida en 2011 de la fusión de Caja Madrid y otras seis cajas de ahorro, debilitadas por su exposición a la burbuja inmobiliaria.

Rato, director gerente del Fondo Monetario Internacional entre 2004 y 2007, tuvo una desastrosa carrera como banquero en España durante sólo dos años, de 2010 a 2012, que desembocó en el mayor escándalo bancario de la historia del país.

Blesa y Rato son las bestias negras de miles de ahorristas que colocaron sus economías en productos tóxicos, y de pequeños accionistas arruinados tras la entrada en bolsa de Bankia en 2011. El caso es tan complejo que lo que se juzga a partir del lunes en San Fernando de Henares, al este de Madrid, no es más que una parte.

La ventilación de los gastos imputados a cada uno de los acusados levantó una tremenda indignación en un país en crisis desde 2008 y sometido a una política de austeridad drástica.

Con su tarjeta, Rato está acusado de haber gastado 99.000 euros en dos años. La fiscalía pide contra él cuatro años y medio de cárcel y una multa de 2,6 millones de euros.

Por su lado, Blesa habría desviado en su beneficio 436.000 euros de 2003 a 2010, de los cuales más de 100.000 en restaurantes.

Entre los otros 64 acusados hay varios miembros del PP y también personalidades de sindicatos y de partidos de izquierda.

El primero en revelar el caso, a finales de 2013, fue la publicación digital eldiario.es.

El Partido X, nacido del movimiento de los Indignados de 2011, se hizo con miles de correos electrónicos pirateados a Blesa, y se los pasó a la redacción de eldiario.es, recuerda la periodista Belén Carreño, en declaraciones a la AFP.

A partir de ahí, durante día y noche, un pequeño equipo se dedicó a peinar más de 8.000 emails, hasta que Belén Carreño dio con un correo "confidencial" dirigido a Blesa en 2009, que aborda el sistema de las "tarjetas black" destinadas a cubrir gastos personales.

El artículo de eldiario.es no llamó mucho la atención en su momento, pero provocó en enero de 2014 la apertura de una investigación interna en Bankia, según Carreño.

Meses después, un informe detallado llegaba a la mesa del juez que investigaba la salida a bolsa de Bankia, presuntamente fraudulenta ya que en ese momento no se habría informado debidamente del verdadero estado financiero de la entidad.

Precisamente, en 2012 el Estado español tuvo que nacionalizar Bankia inyectándole 23.000 millones de euros para rescatarlo. El fiasco precipitó un rescate europeo del sector bancario español, por 41.300 millones de euros, que vino aparejado de exigencias de más austeridad por parte de Bruselas.

Dichas exigencias se tradujeron en recortes de gasto público, aumentos del IVA y suspensión de pagas extra a funcionarios, medidas directamente soportadas por el contribuyente español.

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