Samsung no sale de la crisis provocada por las baterías explosivas

La crisis sigue rondando a la empresa teléfonos Samsung Electronics, que anunció este lunes un "ajuste de volúmenes de producción" de su teléfono Galaxy Note 7, llamado a revisión debido a riesgos de explosión.

El primer fabricante mundial de 'smartphones' pasa por tiempos difíciles desde que el 2 de septiembre, unas semanas después del lanzamiento anticipado del Galaxy Note 7, suspendiera las ventas de esta "phablet" (híbrido de teléfono y tableta) y llamara a revisión 2,5 millones de unidades vendidas en diez países después de que se descubriera que, en algunos casos, las baterías defectuosas podían explotar.

La operación parecía llevarse a cabo correctamente hasta que nuevos incidentes fueron detectados en aparatos Galaxy Note 7 que ya habían sido reemplazados.

El domingo, el gigante estadounidense de telecomunicaciones AT&T y su competidor alemán T-Mobile anunciaron que cesaban las operaciones con los Galaxy Note 7 a la espera de investigaciones suplementarias.

AT&T es el tercer mayor cliente de Samsung, y T-Mobile, el cuarto.

Ello provocó que la acción de Samsung llegara a perder este lunes hasta 4% en la bolsa de Seúl, aunque terminó la sesión con un retroceso de 1,52%.

Además, según la agencia Yonhap, que cita como fuente al responsable de un proveedor del gigante surcoreano, Samsung habría suspendido temporalmente las producción del Galaxy Note 7

Esta decisión fue adoptada en coordinación con las autoridades de protección del consumidor de Corea del Sur, Estados Unidos y China, indicó la fuente que requirió el anonimato a la agencia Yonhap.

Pero Samsung intentaba este lunes por la tarde aclarar la situación.

"Estamos tratando de ajustar los volúmenes de producción para mejorar el control de calidad y permitir investigaciones más profundas tras las recientes explosiones del Galaxy Note 7", indicó el grupo en un comunicado.

Las imágenes de teléfonos carbonizados han inundado las redes sociales de todo el mundo en las últimas semanas, una humillación suprema para un grupo que se vanagloria de ser el campeón de la innovación y la calidad.

Y los incidentes repetidos en aparatos ya reemplazados han agravado aún más la situación de Samsung.

La crisis se produce en un momento que no podía ser peor. Tras los años excepcionales de 2012-2013, Samsung empezó a padecer la competencia del estadounidense Apple para la gama alta y de los grupos chinos para la gama baja.

Y el grupo surcoreano contaba con este modelo para sostener su crecimiento hasta fin de año, en un mercado cada vez más competitivo.

Los analistas consideran que el coste de este llamado a revisión oscila entre 1.000 y 2.000 millones de dólares.

"Es de nuevo algo muy grave" declaró S.R. Kwon, analista de Dongbu Securities. "Podrían llegar a retirar el Note 7 del mercado. Lo más inquietante es que las cosas no se quedarían ahí".

"Esto va a dañar la imagen de marca de Samsung y penalizará las ventas de otros smartphones Galaxy", auguró.

La controversia del Note 7 se produce además en un momento crítico para el grupo, ahora en plena transición generacional en su dirección.

No obstante, pese a esta crisis, Samsung Electronics apostó el viernes por un alza de su beneficio operativo en el tercer trimestre superior a las expectativas de los analistas.

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