Adhesión y balance desigual en la cuarta huelga general contra Passos Coelho

  • La huelga general de hoy en Portugal registró una adhesión desigual y según uno de los dos sindicatos convocantes fue seguida por la mitad de los trabajadores, aunque el Gobierno resaltó que no paró el país.

Lisboa, 27 jun.- La huelga general de hoy en Portugal registró una adhesión desigual y según uno de los dos sindicatos convocantes fue seguida por la mitad de los trabajadores, aunque el Gobierno resaltó que no paró el país.

La protesta contra las medidas de austeridad aplicadas bajo el rescate financiero luso fue un éxito para las centrales sindicales y se sintió con fuerza en los transportes públicos de los principales núcleos urbanos, sobre todo el metro y los ferrocarriles, que estuvieron paralizados.

Uno de los dos grandes sindicatos que convocaron la huelga, la socialista UGT, calculó en un 50 % la adhesión y la consideró una "fuerte" señal de rechazo a la política de austeridad del Gobierno.

Carlos Silva, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT) dio una rueda de prensa para evaluar el paro y lo calificó de un "gran éxito".

En cambio Armenio Carlos, secretario general de la otra gran central lusa que convocó la protesta, la comunista CGTP (Confederación General de Trabajadores de Portugal), rehusó dar cifras concretas de participación pero consideró, también en rueda de prensa, como "excepcional" su seguimiento.

Como ha ocurrido en las otras tres huelgas generales organizadas en los dos años de legislatura del primer ministro, Pedro Passos Coelho, el Gobierno y la patronal no dieron datos concretos sobre la adhesión, notoria en servicios públicos, atención sanitaria y dependencias de la administración nacional y local.

Pero el ministro de la Presidencia, Luís Marques Guedes, comentó tras el habitual consejo de ministros de los jueves, que "el país no está parado".

En cambio muchos conductores si lo estuvieron en largas filas de automóviles por grandes atascos en las autopistas de acceso a Lisboa, mayores de lo habitual, en las horas punta afectadas por la falta de transporte público.

En uno de los pocos incidentes de la jornada algunos centenares de indignados protestaron en uno de los accesos al puente 25 de Abril, que une la capital lusa con la populosa margen sur del río Tajo, y la vía estuvo cortada, también en hora punta, mientras la Policía disolvía la manifestación.

Al margen de la huelga, el comercio y la restauración, la mayoría de los bancos y los negocios y empresas de la capital y sus municipios aledaños mantuvieron la actividad habitual y las populares playas próximas a Lisboa estuvieron abarrotadas de sombrillas y bañistas, con aspecto propio de un día festivo.

Según los cálculos del líder de UGT, en Portugal, con una población activa de cinco millones y medio de personas de la que un millón está en paro, hubo hoy una adhesión al paro de más de dos millones de trabajadores.

La incidencia de esta cuarta huelga general contra Passos Coelho fue mayor en el sector público que en el privado, reconoció, tanto por el impacto de las medidas de austeridad entre los funcionarios como por las pequeñas empresas, menos proclives a las huelgas, que abundan en Portugal.

En comparación con las anteriores huelgas generales promovidas por este sindicato en 2010 y 2011, Silva se mostró convencido de que el paro de hoy registró mayor adhesión.

Para el líder de la UGT los transportes, las telecomunicaciones y los servicios públicos fueron los más afectados mientras en la banca la adhesión fue menor a la deseada pese a que cerraron un centenar de sucursales de la mayor entidad, la estatal Caixa Geral.

Al contrario que la UGT, que se mostró abierta al diálogo sobre la política económica, el líder de la CGTP amenazó con un verano "caliente" de conflictividad para frenar los nuevos recortes presupuestarios que quiere aprobar el Gobierno, y pidió su renuncia.

Los dos líderes sindicales reunieron en total a algunos miles de personas en los mítines que dieron en dos puntos diferentes de Lisboa como acto central de la jornada.

Ambos coincidieron en valorar la huelga como una "fuerte" muestra de descontento popular con las medidas de austeridad que ha adoptado Passos Coelho para cumplir los acuerdos del rescate de 78.000 millones de euros que la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) concedieron hace dos años a Portugal.

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