Aerotermia con radiadores, fancoils o, suelo radiante: ¿con cuál se ahorra más?

Más de cuatro millones de hogares españoles utilizan la aerotermia como sistema de calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente sanitaria, según los últimos datos del IDAE. Es una tendencia al alza debido al incremento del precio del gas en los últimos meses, ya que supone un importante ahorro anual en climatizar la casa. Aunque bien es cierto que la inversión inicial es más cara que las calderas de gas y puede llegar a ser elevada, hay subvenciones de hasta 6.500 euros para su instalación.

La aerotermia es un sistema especialmente eficiente que reduce el consumo y las emisiones de CO2, y utiliza una fuente inagotable. Porque para funcionar extrae hasta el 75% energía del aire mediante una unidad que se sitúa en el exterior de la vivienda. Solo consume energía eléctrica para hacer funcionar el motor del compresor: por cada kWh que gasta, genera entre 3 y 4 kWh de energía calorífica.

Después, la unidad interior convierte la energía en calefacción o agua caliente en invierno. Por contra, en verano, extrae el calor de la vivienda y lo expulsa al exterior para bajar la temperatura. Dentro de la aerotermia hay varios sistemas:

Suelo radiante

Es el sistema de calefacción que más se aproxima a la distribución ideal de la temperatura. A través de unos conductos instalados bajo el suelo permiten climatizar la estancia haciendo pasar el agua. Con ella se consigue un calor más agradable y homogéneo en toda la vivienda. Además, se mantiene en el propio suelo.

De forma general, el consumo de aerotermia con suelo radiante es inferior al de los radiadores, si bien es cierto que la instalación requiere una mayor obra y supone una inversión inicial más costosa. Cuanto más grande sea la casa, más ahorraremos respecto a las calderas de gas y antes se amortizará el coste de la instalación. El coste iría desde los 8.000 euros en casa de 90 m2 hasta los 24.000 euros para viviendas que superen los 200 m2, aproximadamente.

Radiadores de baja temperatura

Funcionan de forma similar a un radiador convencional, pero son más eficientes que estos porque trabajan a menor temperatura. La instalación es fácil, rápida y de bajo coste. La inversión inicial es fácilmente recuperable, teniendo en cuenta un precio medio de 450-500 euros que cuesta cada radiador ya instalado, aunque los hay más caros, por supuesto.

A pesar de todo, son menos eficientes que el suelo radiante, ya que el calor se eleva y se acaba enfriando con el paso de las horas. Esto también provocará un mayor gasto energético para calentar el agua de los radiadores.

Fancoils o ventiloconvector

Constan de un ventilador, un intercambiador de calor y un filtro. Sus principales característica son la facilidad de la instalación, que disponen de un amplio rango de potencias y un diseño modular y muy compacto que hace que sea apto para cualquier tipo de estancia, ya que ocupan poco espacio. Pueden instalarse en el suelo, en la pared, en el techo o por conductos. El precio de los modelos más económicos de fancoils parte cerca de los 250 euros sin contar la instalación. Todos ellos garantizan una óptima distribución del aire y son silenciosos.