Así afecta la inflación a tu sueldo: estás 'dejando de ganar' más de 200 € al mes

El fuerte incremento de los costes de la energía y de las materias primas -como consecuencia, en gran parte, de la guerra en Ucrania- ha disparado la inflación hasta el 9,8%. Hablamos, pues, del dato adelantado de marzo del índice de precios al consumo (IPC) que ayer mismo hizo público el Instituto Nacional de Estadística (INE) y del que se pueden sacar varias conclusiones. Una de ellas es sencilla y es que se trata de la mayor cifra desde 1985. Y ya, si nos centramos en la variación mensual, los precios han subido un 3% en comparación con febrero, lo que supone un avance histórico y el mayor desde 1977. De esto también se desprende que, si la tendencia sigue por el mismo camino, pronto se alcanzaran los dos dígitos, algo de lo que llevan semanas advirtiendo los economistas. 

Así se ha llegado a un contexto en el que, dicho de forma clara y sencilla, la vida es mucho más cara que hace un año. Y esto básicamente implica que la población está perdiendo poder adquisitivo. De ahí que, incluso, la CEOE se haya abierto a un alza salarial del 3% y a incluir cláusulas de revisión con el IPC. Los datos hablan por sí solos: la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) sostiene que ese encarecimiento de los precios está disminuyendo en 16.700 millones de euros la renta de los hogares.

Mientras tanto, los sindicatos llevan meses insistiendo en la necesidad de subir los sueldos. De hecho, ya en diciembre, antes de que estallara la guerra y de que los precios terminaran por dispararse, hasta el punto de 'obligar' al Gobierno a crear un plan de choque -22 medidas mediante- para minorar tal impacto, UGT y CCOO prepararon movilizaciones para exigir ese incremento de las nóminas. 

La nómina... y el IPC

A decir verdad, las subidas anuales en la cuantía de la nómina, guardan una estrecha relación con el IPC. Y, a pesar de que se trate de una práctica común en numerosas empresas, lo cierto es que ninguna está obligada a subir el salario a sus empleados basándose en esta referencia. Las dos únicas excepciones que se contemplan es que se detalle en el convenio laboral o que lo que percibe el trabajador sea inferior al Salario Mínimo Interprofesional (SMI).

Además, en función del convenio se cuentan con multitud de fórmulas para calcular el aumento salarial en relación con el IPC. Estas pueden ir desde la revalorización de la cuantía, por encima del aumento de este índice, o las revisiones "a la baja", en caso de que se produzca una deflación y llegue a terreno negativo. Pero el problema es mantener el mismo sueldo con una inflación tan alta, ya que el poder adquisitivo de las familias se antoja como algo crucial para la salud financiera del país.

¿Y esto en que se traduce en dinero contante y sonante? Un IPC del 9,8% supone que un trabajador con un sueldo neto de 24.000 euros anuales está 'dejando de ganar' al año 2.352 euros. O más bien, que pierde capacidad de compra por esa cantidad. En datos mensuales, supondría 'unos 200 euros menos' por la inflación. 

Y esto ocurre también con los ahorros. Así lo explica Finect: supongamos una inflación media del 2% anual (que es la que tiene por objetivo el Banco Central Europeo). Si tenemos 10.000 euros en una cuenta y dicha cantidad no la movemos en 10 años, la inflación ira carcomiendo también el poder adquisitivo de ese dinero que tenemos guardado. Cada año, valdrán un 2% menos, es decir, 200 euros menos. Así, en una década, la capacidad de adquisición de nuestros ahorros habrá disminuido un 2%, es decir, 2.000 euros.