Berlín, Roma y París absorben el 80%

Alemania se lo lleva todo: España sigue a la cola europea en ayudas a empresas

Berlín acapara un 44% de las ayudas autorizadas, un billón de euros en inyecciones de capital, pagos directos o préstamos a sus empresas.

Una cumbre clave
Alemania se lo lleva todo: España sigue a la cola europea en ayudas a empresas.
EFE

2,26 billones de euros. Es el monto total de las ayudas públicas directas que han ofrecido los Estados de la Unión Europea a sus empresas, unos 'rescates' que deben superar el examen de la Comisión Europea para su autorización. De esos miles de millones aprobados por la vicepresidenta de Competencia, Margrethe Vestager, tan solo un 4% corresponden a España, un porcentaje ínfimo de la cifra total y que está en el nivel de países como Bélgica o Polonia, con un PIB notablemente inferior, según los datos más recientes que maneja Bruselas y a los que ha accedido La Información.

La primera potencia económica de la UE, Alemania, acapara un 44% de las ayudas autorizadas, un billón de euros en inyecciones de capital, pagos directos o préstamos a sus empresas. Las de Italia representan el 19% y las francesas, un 17%. Las tres primeras potencias de la eurozona absorben el 80% de las ayudas estatales que han superado la lupa de Margrethe Vestager. Sin embargo, las cifras de España, cuarta economía de la moneda única, están lejos.

Italia ha aumentado en más de tres puntos porcentuales el 'manguerazo' de dinero a sus empresas respecto a las últimas cifras difundidas oficialmente. Ahora, los nuevos datos evidencian que Roma ya supera a París en ayudas públicas aprobadas por Bruselas. Las de España también han dado un salto (del 1,4% al 4%) pero siguen sin correlación con su auténtico peso en la UE.

"Hay enormes diferencias en la cantidad de ayudas públicas garantizadas por los Estados miembros, lo que parece estar relacionado con su margen fiscal y con el tamaño de sus economías", reconoce un portavoz de la Comisión Europea a este medio.

Alemania pudo lanzar su bazuca de dinero a las empresas del país gracias a comenzar esta crisis del coronavirus con un superávit presupuestario del 1,4% y una ratio de deuda pública del 60%. En España, el fardo del déficit, que cerró al alza en el 2,8% según Eurostat, y de una deuda pública rozando el 100% del PIB parece estar pesando demasiado. "Fuimos los primeros en denunciar el peligro de una situación de ruptura del mercado interior, antes que la Comisión", reconocía en privado hace unas semanas una fuente diplomática española, consciente de que "tener una capacidad de financiación propia muy superior a otro socio comunitario desequilibra el mercado interior".

Sin embargo, las cuentas públicas de Francia, con un déficit del 3% y una deuda del 98%, e Italia, déficit del 1,6% y deuda del 134%, estaban en una situación semejante a las españolas. A falta de recursos públicos, y aun lejos del liderazgo alemán, la segunda y tercera potencia del euro imponen su importancia para ayudar a sus empresas mientras que España, la cuarta, boxea unos cuantos pesos por debajo de su categoría.

Desde que las economías europeas entraron en hibernación y se relajaron las normas de ayudas de Estado, es raro el día que el departamento de Competencia de la Comisión no aprueba algún tipo de medida nacional al respecto y no todas implican un desembolso de millones de euros. Este mismo miércoles se autorizó a Italia a modificar su mecanismo de ayudas, para sostener así empresas concretas de la región Friuli Venezia Giulia.

Hungría obtuvo recientemente la 'luz verde' para compensar a sus grandes empresas no agrícolas con pagos directos por hasta el 100% de la diferencia en sus resultados operativos durante el confinamiento y el mismo periodo del ejercicio anterior. También Bélgica, con sus 20 millones de euros sólo para compañías en la región de Flandes que produzcan medicamentos, tecnologías o materias primas relacionadas con la investigación contra el coronavirus. La Comisión no aprueba una petición española desde el 24 de abril.

En Bruselas evitan entrar en cualquier discrepancia con los gobiernos. Desde que estalló la pandemia del coronavirus y se relajaron las normas de competencia, la CE aprueban casi todo lo que les remiten las capitales. "El efecto económico de las medidas de ayudas aprobadas es diferente, por ejemplo, algunos presupuestos son transferencias directas, otros préstamos…", aclaran desde la Comisión, insistiendo en que "todas las ayudas de Estado aprobadas han sido necesarias y proporcionadas para socorrer a los negocios y paliar las serias perturbaciones" provocadas por la Covid-19.

Alemania, siempre a la cabeza

Fue en el albor de la pandemia del coronavirus en Europa cuando Bruselas no solo suspendió el cumplimiento del déficit en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento por la caída de la economía y los mayores gastos en desempleo o sanidad. En paralelo, la Comisión Europea también relajó las normas para las ayudas públicas a las empresas para potenciar.

Las dos decisiones se retroalimentan: barra libre para que los gobiernos gasten en rescates al tejido empresarial, ayudas a las compañías que más sufren en la Gran Reclusión con las que evitar un mayor desplome de la economía y el consecuente agravamiento de las cuentas públicas.

Alemania se lanzó en tromba y desde entonces no ha levantado el pie del acelerador. Hasta el punto de que durante unas semanas varias voces, incluida la vicepresidenta de Economía, Nadia Calviño, se alzaron temerosas de que la salida de la crisis agravase las diferencias entre tejidos empresariales nacionales provocando un desequilibrio en el mercado interior. La propia Vestager reconoció en mayo que ya estaba sucediendo “en cierta manera” dadas “las enormes diferencias” entre las ayudas nacionales. Por eso, y para evitar OPAs a precio de saldo de China o fondos soberanos de Oriente Medio, la Comisión von der Leyen decidió incorporar a su propuesta para un Fondo de Recuperación de 750.000 millones de euros un mecanismo correctivo, el Instrumento de Apoyo a la Solvencia de empresas, dotado con más de 30.000 millones de euros para ofrecer garantías públicas europeas con las que incentivar la entrada de fondos de inversión del continente en el accionariado de las compañías.

Como muy pronto, este instrumento para la recapitalización de pymes y midcaps estará disponible a partir de la primera mitad de 2021. Y eso siempre que los líderes europeos lo aprueben en las negociaciones sobre el Fondo que continuarán en Bruselas durante el mes de julio. Y por el momento, las empresas españolas ven como se quedan muy rezagadas frente a sus rivales alemanas, francesas o italianas.

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