La revista satírica francesa 'Charlie Hebdo', conocida en todo el mundo tras los atentados yihadistas sufridos este enero, ha provocado una gran indignación por hacer dos chistes gráficos sobre el siniestro del avión ruso, en el que murieron 224 personas.
Una de las imágenes, publicada en la contraportada de la revista, lleva el siguiente titular: "La aviación rusa intensifica sus bombardeos", y aparecen restos del avión y de pasajeros cayendo sobre un yihadista que se cubre las manos con la cabeza (ver foto arriba).
En la otra viñeta que lleva por título "Los peligros del low-cost ruso", una calavera pronuncia la siguiente frase: "Debería haber volado con Air-Cocaine", en clara referencia al escándalo que provocaron dos pilotos franceses que fueron detenidos por llevar en su avión 680 kilos de cocaína. Este caso ha afectado también a políticos como Sarkozy, que también había usado la compañía del avión que llevaba la carga de estupefacientes. Y también a un ayudante del fundador del Frente Nacional, Jean Marie Lepen, que participó en la operación.Indignación rusa
Al tener noticia del contenido del último número de Charlie Hebdo, el Gobierno ruso ha expresado su rotunda protesta a través del portavoz de la presidencia, Dmitri Peskov, para quien este tipo de humor constituye "un sacrilegio, que no tiene nada que ver con la libertad de expresión ni con la democracia".Y pensar que el año pasado todos solidarizaban con #CharlieHebdo. Se nota que la revista aun no diferencia la sátira de la estupidez.— Simón (@PsymonRos) septiembre 15, 2015
Peskov afirmó que "si hubieran publicado caricaturas de los periodistas de Charlie Hebdo tiroteados por los terroristas también sería un sacrilegio, al menos así lo consideramos en Rusia".
Su homóloga del ministerio de Exteriores ha publicado en su cuenta de Facebook un duro mensaje que remite a los atentados que la misma revista sufrió el 7 de enero: "¿Alguien todavía es Charlie?"Pérdida de simpatía
En efecto, tras los asesinatos a sangre fría de varios miembros de la redacción de Charlie Hebdo, la opinión pública mundial se unió bajo el hashtag de twitter #JeSuisCharlie (yo soy Charlie) en solidaridad con los muertos y en defensa de la libertad de expresión.
Pero el sentimiento de simpatía hacia la revista se va diluyendo a medida que la publicación toca, con su habitual humor ácido, temas especialmente sensibles en la opinión pública. En la misma etiqueta #JeSuisCharlie se llenan ahora de críticas a la publicación.
Tras la desaparición del vuelo MH370 de Malaysian Airlines el pasado verano, otra polémica portada de Charlie Hebdo provocó un gran molestia en todo el mundo. Bajo el título "La esperanza: Se han encontrado un trozo del piloto y de una azafata" aparecía el dibujo de dos manos agarrando unos pechos femeninos.
Una polémica similar ocurrió en fechas recientes a propósito de unos dibujos que ironizaban con la muerte de Aylan, el niño refugiado sirio que se ahogó frente a las costas de Turquía y cuya imagen conmocionó a la opinión pública mundial.
En uno aparecía el niño muerto en una playa en donde aparecía un cartel publicitario similar al de la cadena de hamburguesas McDonalds, que decía "Dos menús infantiles al precio de uno". Y el titular "tan cerca de la meta".
El otro dibujo aparecía una personaje que pretendía imitar a Cristo caminando sobre las aguas, que decía "Los cristianos caminan sobre las aguas" junto a un niño con la cabeza metida debajo: "Los niños musulmanes se hunden".
Estas publicaciones generaron una fuerte controversia en las redes sociales. Algunos internautas confesaron haber perdido todo el sentimiento de solidaridad que sintieron hacia la publicación tras los atentados que sufrió a principios de año.
Esta revista siempre ha rozado y sobrepasado el límite de la sensibilidad de la opinión pública no sólo de su país sino también de naciones extranjeras. Cuando España atravesaba su peor crisis de atentados de la banda terrorisa ETA, 'Charlie Hebdo' informaba de la situación con la imagen de una turista en top less que, al ver el estallido de un coche bomba, comentaba: "¡Qué bien, esto sube los pechos!". En aquella época, en España había un asesinado por terrorismo cada 60 horas.
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