Washington.- América Latina tendrá un año mejor que lo previsto, con un crecimiento del 3,7 por ciento, gracias al empuje de la demanda interna y a la aceleración económica en el resto del mundo, indicó hoy el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI señaló que esa mejora en la perspectiva de crecimiento para 2010 se debe también a que la recuperación en Brasil y México es más fuerte que lo anticipado.
"La mayor parte de América Latina se recupera bien, aunque a una tasa menor que Asia", afirmó en una rueda de prensa Olivier Blanchard, economista jefe del organismo.
Brasil llega este año impulsado desde el 2009, pues reanudó su crecimiento antes que muchos países de la región; y México, la otra gran economía de la zona, dejó atrás finalmente su recesión profunda, según el FMI.
La entidad también prevé que el repunte latinoamericano se afiance dado que la demanda interna es "bastante enérgica", explicó Jörg Decressin, jefe de Estudios Económicos Mundiales del departamento de Análisis del Fondo Monetario Internacional.
También ayudará a América Latina la aceleración económica en el resto del mundo, que le permitirá elevar sus exportaciones, dijo Decressin.
El FMI subió su previsión de crecimiento de la región en ocho décimas para este año, hasta el 3,7 por ciento, una cifra que no se queda corta, sin embargo, respecto al 4,1 por ciento pronosticado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
Para el 2011, el FMI le augura un crecimiento del 3,8 por ciento, una décima más que su cálculo de octubre.
Esos números están muy atrás de los de Asia, donde China volverá al crecimiento de dos dígitos, al alcanzar el 10 por ciento este año, e India sumará un 7,7 por ciento.
El vigor de Asia beneficia especialmente al Cono Sur americano, que es un importante abastecedor de materias primas.
El fondo cree que el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil avanzará un 4,7 por ciento este año, lo que supone una gran revisión al alza frente al 3,5 por ciento augurado en octubre.
En el 2011 su crecimiento se ralentizará debido en parte al fin gradual del programa de estímulo del gobierno y se quedará en el 3,7 por ciento, dos décimas más que su cálculo anterior.
México, por su parte, crecerá un 4 por ciento este año -siete décimas más que lo calculado anteriormente-, tras el trauma de su contracción del 6,8 por ciento del año pasado.
En 2011 su crecimiento se acelerará hasta el 4,7 por ciento, dos décimas menos que el estimado por el Fondo en octubre. El organismo sólo dará datos del resto de los países de la región en abril.
México, como otros países latinoamericanos estrechamente vinculados a Estados Unidos, se beneficia de que el gigante norteamericano se recupera más rápidamente que lo previsto, dado que crecerá un 2,7 por ciento este año, según el FMI.
En octubre le había augurado un avance de sólo el 1,5 por ciento. En 2011 la expansión estadounidense se debilitará hasta el 2,4 por ciento, de acuerdo con sus cálculos.
El organismo prevé una recuperación mundial a dos velocidades, pues el rebote en los países ricos es más débil que tras recesiones anteriores, mientras que en muchos de los emergentes "la actividad será relativamente vigorosa, sobre todo, gracias al dinamismo de la demanda interna", según el informe.
El FMI prevé que los precios de las materias primas que exporta América Latina subirán algo más, gracias a la demanda de otros países emergentes, pero la presión alcista "será moderada", dado el alto nivel de existencias y la importante capacidad de producción no utilizada en ese sector.
La recuperación en los países emergentes y las bajas tasas de interés en las naciones ricas les han traído un gran flujo de capital extranjero, que ha alimentado subidas exponenciales de sus bolsas en el último año.
Aún así, el FMI dijo que no ve por ahora la aparición de burbujas en los precios de las acciones, ni siquiera en China, donde la expansión del crédito ha sido mayor.
Pero el peligro de que se inflen existe, por lo cual los países que reciben el dinero externo deberán tomar medidas de precaución, a juicio del FMI.
Les recomendó reducir el gasto público para evitar una subida de intereses y también que permitan la apreciación de su moneda.
El FMI aceptó además los controles de capitales, como los impuestos por Brasil, una medida sobre cuya utilidad había manifestado escepticismo inicialmente.
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