La compañía, con sede en Los Ángeles, se ha visto envuelta en una extensa batalla legal con su despedido fundador y exdirector ejecutivo Dov Charney y sufre una caída de las ventas desde 2010.
"Esta reestructuración permitirá a American Apparel convertirse en una compañía más fuerte y vibrante", indicó la directora ejecutiva Paula Schneider en un comunicado.
La compañía alcanzó un acuerdo con la mayoría de sus acreedores para reducir su deuda y continuará trabajando con normalidad, sin afectar a los clientes o sus empleados, añadió el comunicado.
American Apparel planea completar su proceso de reestructuración en los próximos seis meses.
En agosto la empresa había anunciado que las ventas netas en el segundo trimestre se hundieron casi 18%. Un mes antes, la cadena de ropa había señalado que cerraría algunas tiendas y reduciría empleos en un desesperado intento de revertir las malas cifras.
Las tiendas de ropa estadounidenses sufren la presión de la abundancia de mercadería importada más económica y la popularidad de rivales europeos como H&M y Zara, especializados en vestimenta barata y con colecciones que se renuevan constantemente.
American Apparel también ha sufrido por la batalla legal con Charney, despedido en junio de 2014 en medio de acusaciones de acoso sexual.
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