(ampliación) debate nación. Zapatero pide que las “urgencias políticas” no impidan acuerdos necesarios “gobierne quien gobierne” en 2012


El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo hoy claramente al líder del PP, Mariano Rajoy, que las “urgencias políticas” de cada cual no pueden impedir acuerdos necesarios para España y que tendrán sentido y utilidad “gobierne quien gobierne” tras las próximas elecciones generales.
En su exposición inicial en el Debate sobre el Estado de la Nación, el presidente se centró en analizar la situación económica, desgranar y explicar las medidas adoptadas y esbozar la tarea pendiente para superar la crisis.
Lo que España y el mundo atraviesan, concluyó, “no es sólo un cambio de ciclo económico”, sino algo “diferente”, que en el ámbito internacional desafía a la posibilidad misma de una globalización “ordenada y justa”, en Europa entraña “un enorme reto” a la gobernanza de la unión económica y monetaria y en España ha confluido con la urgencia de cambiar el modelo productivo.
El presidente aseguró que comprende la impaciencia de los ciudadanos por salir de la crisis porque la siente cada día, pero eso nunca le ha hecho “dudar del rumbo elegido”.
“La superación de la crisis no depende sólo de nosotros, pero estamos haciendo todo lo que depende de nosotros”, aseguró, convencido de ello pese a que la tarea no arroje aún “los resultados que deseamos”.
Tampoco duda de la capacidad del país para sobreponerse, porque pese a todo dispone de “fortalezas indiscutibles” sobre las que operarán las reformas, que por ello “no caen en barbecho” sino que serán aprovechadas en todo caso para dar el imprescindible salto de competitividad.
Por ello, advirtió, el esfuerzo colectivo y la colaboración institucional “no han tenido nunca en España más sentido que ahora y las urgencias políticas no deberían llevar a nadie a desdeñarlo”, porque “seguirán teniendo sentido después de las próximas generales, gobierne quien gobierne entonces”.
El presidente alertó además de que “todos” los representantes de los ciudadanos deberán rendir cuentas de su actitud, el Gobierno en primer lugar pero también la oposición ahora mayoritaria en comunidades autónomas y ayuntamientos, y los demás grupos.
La colaboración, les dijo a todos, “no significa renunciar a alternativas pero sí requiere concretarlas para que la posibilidad de un diálogo mínimamente constructivo sea al menos verosímil”.
Por ello, “con la máxima franqueza y disponibilidad les vuelvo a ofrecer y a pedir esa colaboración, ese esfuerzo colectivo para que salgamos definitivamente adelante”.
El presidente reconoció que los ajustes han de tener una contrapartida “de esperanza” para los ciudadanos, porque lo contrario conlleva riesgo de deslegitimación de las instituciones e incluso de los propios sistemas, y de ahí, precisó, la preocupación del Gobierno por preservar la cohesión social y el diálogo.
Durante todo su discurso, el presidente defendió la idea de que los ajustes han preservado esa cohesión y avanzó de hecho que habrá que tomar “acciones decididas, pero se hará de manera selectiva, preservando el gasto social”.
En ningún momento habló de la posibilidad de adelantar las elecciones sino, más bien al contrario, de la necesidad de culminar las reformas en los meses que quedan de legislatura, para llevarlas “tan lejos como sea aconsejable” para la recuperación pero “no a costa de romper los equilibrios sociales básicos de nuestro mercado de trabajo o de quebrar nuestro modelo social y constitucional. A costa de eso, no”.
"EL ESFUERZO COLECTIVO"
El presidente expuso los ejes de su gestión frente a la crisis y las medidas emprendidas, y esbozó algunas propuestas que no concretó, como fórmulas para proteger a quienes están sujetos a ejecución hipotecaria “compatibles con los imperativos de seguridad jurídica y de solvencia de las entidades prestatarias”.
Después de un recuerdo a los militares asesinados en Afganistán, entró de lleno en la convicción de que la recuperación se acelerará en la segunda mitad de este año aunque es “demasiado lenta” para permitir creación neta de empleo.
Reconoció magnitudes de desempleo aún “inasumibles”, con indicadores “alentadores pero claramente insuficientes”, en parte porque España padece las consecuencias de no haber contado con un verdadero gobierno económico del euro.
Al exponer esas “dificultades objetivas”, explicó, el Gobierno no pretende eludir su responsabilidad sino generar conciencia “de la magnitud del esfuerzo colectivo que hemos de seguir haciendo” y que pasa por tres ejes: Culminar las reformas, garantizar la estabilidad financiera, y preservar la cohesión social.
En ese sentido, reclamó la “colaboración leal” de las comunidades autónomas para cumplir el objetivo de reducción del déficit, y avanzó que el Gobierno propondrá en el Consejo de Política Fiscal y Financiera de julio una “regla de gasto” autonómico similar al aprobado para el Estado y los ayuntamientos.
No mencionó a Bildu en ningún momento, pero aseguró que el Gobierno velará por por el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos y sus representantes en las instituciones, por el cumplimiento de la ley en los ayuntamientos, y por el respeto, afecto y reconocimiento a las víctimas.
El presidente respondió también desde la tribuna a los “indignados”, al asegurar que, salvo expresiones minoritarias de violencia “absolutamente condenables e inaceptables”, las protestas se han ejercido “al amparo de derechos democráticos”.
“Forman parte de la fisiología y no de la patología de nuestro modelo de convivencia, y reivindican el valor de la política”, aseguró, por lo que, pese a discrepancias, “deben ser objeto de respeto, sincero, no retórico, y son de interés indudable para los gobernantes democráticos”.
El presidente improvisó el final de su discurso a modo de despedida de este tipo de debates, para agradecer la gratitud de quienes más o menos dependiendo del momento han apoyado al Gobierno, especialmente del grupo socialista por su “lealtad, compromiso y responsabilidad”.
En debates “a veces acalorados” e insluso “exagerados” sobre la guerra y la paz, la discriminación y la solidaridad, o sobre cómo terminar antes con ETA, subrayó el presidente, y tanto en periodos de prosperidad como en esta época de crisis, siempre ha tratado de preservar la convivencia en paz y en libertad y por eso su actitud ha sido siempre “de respeto a España”.

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