Angola, un éxito económico que no mejora la precaria situación del pueblo

  • La economía del segundo mayor productor de petróleo de África, Angola, ha crecido en los últimos años a ritmos vertiginosos, aunque esa circunstancia no parece mejorar la precaria existencia de gran parte de su población.

Manuel Sebastiao

Luanda, 28 ago.- La economía del segundo mayor productor de petróleo de África, Angola, ha crecido en los últimos años a ritmos vertiginosos, aunque esa circunstancia no parece mejorar la precaria existencia de gran parte de su población.

"Aunque se haya invertido mucho en infraestructuras, como hospitales, carreteras, puentes, edificios o ferrocarriles, la inversión en el pueblo angoleño sigue siendo un espejismo", asegura a Efe el economista Justino Pinto de Andrade.

El experto cree que la mejora de los indicadores económicos dista mucho de reflejar el aumento de la calidad de vida del pueblo angoleño, que el próximo día 31 votará en las terceras elecciones desde su independencia de Portugal, en 1975.

El también economista angoleño Alves da Rocha cuestiona la distribución de los ingresos del Estado, y apunta que si entre 2002 y 2008, cuando el país crecía a dos dígitos anuales, no fue posible lograr una mejora generalizada para el pueblo, más difícil será lograrlo en años de crisis económica.

Pero el discurso electoral del gubernamental Movimiento Popular de Liberación Nacional (MPLA) sigue siendo el de conseguir una mejor distribución de la riqueza nacional, en palabras del presidente del país africano, José Eduardo dos Santos, en el poder desde hace casi 33 años.

Sin embargo, la mayor parte de los angoleños entrevistados por Efe tiene la sensación de que ese supuesto reparto no ha llegado a los ciudadanos de este país, aún en reconstrucción tras el fin, en 2002, de la guerra civil que arrasó Angola durante 27 años.

"Cuando están enfermos, los dirigentes del partido en el poder se van (a recibir tratamiento) al extranjero, en vez de crear las condiciones adecuadas en los hospitales del país. Y sus hijos estudian en el extranjero", indica Joaquim Valongombo, estudiante universitario en Luanda.

"¿Por qué no invertir en las escuelas y hospitales angoleños para que todos puedan estudiar y ser tratados aquí?", se pregunta Valongombo.

Para el universitario, la riqueza derivada del petróleo angoleño beneficia a una mínima parte de la población, y la mayoría continúa en la pobreza, sinónimo de un arduo futuro.

Por su parte, Atílio Francisco defiende una mejor distribución, sobre todo en las zonas rurales, para que el crecimiento no se limite a las zonas urbanas, como ocurre en la actualidad.

"No existen incentivos para que vayan médicos, profesores u otros profesionales al campo. Todos están concentrados en Luanda y en otras grandes ciudades", afirma Francisco.

En un momento en el que la diversificación de la economía nacional es la bandera del partido gubernamental, el país sigue dependiendo del petróleo para sobrevivir.

Otros sectores económicos han sido relegados a un segundo plano, aunque se vislumbran algunos indicadores de que hay una tenue recuperación en algunas fábricas.

"En Angola se ven más bancos nuevos que nuevas fábricas", comenta el activista anticorrupción Luis Figueiredo, que lucha por erradicar uno de los principales problemas del país.

De hecho, la ONG Transparencia Internacional situó a Angola en el puesto 168 de 182 países analizados en su último Índice de Percepción de la Corrupción, relativo a 2011, y que le concede una puntuación de 2 en una escala de 0 (más corrupto) a 10 (menos corrupto).

Mientras tanto, las comicios del próximo viernes se ven entre la población como un trámite político y un espejismo democrático, porque incluso los partidarios del cambio conceden ya la victoria al partido de Dos Santos, y hay quien no descarta violencia electoral.

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