El sector privado se dejó un 5,8% de su masa salarial

Las arcas públicas pagaron el 42% de las rentas recibidas por los hogares en 2020

Hacienda concluye que el 'escudo social' absorbió dos terceras partes del desplome salarial causado por la pandemia y actuó como red de seguridad para evitar un desplome de ingresos como el de la última crisis.

El exvicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, con la ahora vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz.
El exvicepresidente segundo, Pablo Iglesias, con la ahora vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz.
EFE / Mariscal

Una cuantía equivalente al 20% del PIB nacional movilizada de emergencia para evitar un 'shock' económico, más de 50.000 millones de euros gastados en medidas para paliar las consecuencias de la pandemia sobre el sistema sanitario, los trabajadores y las empresas, un déficit público equivalente al 11% del PIB, la deuda de las administraciones alcanzando cotas desconocidas equivalentes al 120% del producto nacional...las grandes cifras de la respuesta de las Administraciones Públicas a la pandemia reflejan una intervención pública sin precedentes en la economía española, pero tal vez sean más abrumadoras que ilustrativas de la situación vivida en España durante el pasado año. La Agencia Tributaria se ha esforzado por tener un diagnóstico rápido de la forma en que la Covid afectó al sistema fiscal español durante 2020 y de ese trabajo se extrae un dato que puede resultar más revelador que cualquier otra cifra a la hora de ilustrar la dimensión de la reacción pública a la pandemia: el año pasado el 42% de las rentas salariales que entraron en los hogares fueron abonadas por el sector público.

Cuatro de cada diez euros de la nómina salarial de los españoles salió del bolsillo...de los propios españoles en un circuito cerrado que no sólo logró sostener las finanzas de los millones de hogares españoles afectados por las consecuencias económicas de la pandemia sino que también impidió un desplome de los ingresos como el vivido hace algo más de una década en la crisis financiera. Los datos recabados por la Agencia Tributaria, a partir de la copiosa información fiscal que proporciona el Impuesto sobre la Renta, revelan que la caída de las rentas salariales en el sector privado el año pasado fue del 5,8% - llegando a ser del 10,3% en el segmento de las pymes -, pero que si se agregan a esa cifra inicial las prestaciones abonadas a través de los ERTE y de la prestación por cese de actividad para autonómos esa caída se reduce al 2%, absorbiendo dos terceras partes del 'shock salarial'.

Ahí radica parte de la explicación de la aparente paradoja de que en un año en que dos terceras partes del tejido productivo se detuvo casi por completo durante más de dos meses y más de cinco millones de trabajadores se quedaron sin actividad que ejercer los ingresos por IRPF no sólo no hayan caído sino que incluso se incrementaron un 1,2% respecto al año 2019. Hay más factores, lógicamente. El más relevante, según el informe de recaudación tributaria de 2020 que acaba de publicar la Agencia Tributaria, ha sido el fuerte incremento de las rentas salariales pagadas por el sector público (5,9%), impulsadas por la mejora retributiva general del 2% para más de tres millones de funcionarios preacordada para 2020, por la subida del 0,9% de las pensiones o por el cumplimiento de los acuerdos de equiparación salarial de policías y guardias civiles, medidas todas que se mantuvieron pese a las necesidades presupuestarias generadas por la Covid.

Pero también por otros factores más vinculados a la Covid, como la puesta en marcha de nuevas prestaciones públicas como el Ingreso Mínimo Vital, el incremento de la cobertura de prestaciones por desempleo y el ensanchamiento de la plantilla pública para hacer frente a las necesidades del sistema sanitario, del sistema educativo y de la red de residencias y servicios sociales.

Una forma diferente de responder a la crisis

El Ministerio de Hacienda no oculta que "los salarios públicos, las pensiones y las prestaciones por desempleo, incluidas las transferencias por los ERTE, han permitido reducir el impacto de la crisis sobre los ingresos" e incluso presume de que la naturaleza de la respuesta de las autoridades en esta ocasión ha evitado un desplome de los ingresos como el que se produjo en el primer embate de la crisis financiera entre 2009 y 2010. 

Hacienda explica que si no ha sido así es porque las medidas que ha puesto en marcha el Gobierno ahora han servido para generar ingresos, mientras que entonces tras una primera respuesta inicial en ese tono - el famoso Plan E, el cheque de 400 euros...- rápidamente se pasó a responder a la caída de ingresos con subidas fiscales que pretendían compensarla, lo cual agravó la caída de los ingresos impositivos. La explicación exige algunos asteriscos, el más importante de los cuales tiene que ver con el hecho no irrelevante de que ahora España tiene un acceso casi ilimitado a la financiación gracias a las medidas no convencionales del BCE en tanto que entonces financiarse en el mercado era no sólo una práctica de riesgo sino que también salía muy caro.

Las cicatrices de la crisis que sí se ven en los impuestos

El efecto compensador de las políticas públicas durante el año pasado se concentra casi en exclusiva en el Impuesto sobre la Renta, cuyo comportamiento anómalo durante 2020 queda demostrado no sólo por el incremento de los ingresos experimentado el año pasado sino por otros datos igualmente llamativos como el incremento del tipo medio de retención del impuesto, como consecuencia de la 'caída' en los ERTE de los trabajadores con un rango salarial más bajo lo que ha tirado para arriba de la media, y del tipo medio efectivo del impuesto, que aumentó nada menos que en un punto, algo que no le ha pasado desapercibido a la OCDE.

Lejos de las rentas salariales la cosa se normaliza. Las rentas derivadas de arrendamientos, dividendos u otros instrumentos de capital se desplomaron un 15% el año pasado, el impuesto sobre los beneficios empresariales cayó un 18%, el gasto sujeto a IVA lo hizo en un 13% - arrastrado por el desplome del consumo de los hogares (16,3%) - y el pulso fue similar en el resto de impuestos sobre el consumo. Las restricciones a la movilidad desplomaron un 17% los ingresos por el Impuesto de Hidrocarburos, que revela el diferente grado de afectación por sectores. La gasolina, más ligada a la movilidad particular, bajó un 20,9%; el gasóleo de automoción, perfil más profesional, lo hizo un 17,2%; en tanto que el gasóleo bonificado, vinculado a actividades agrícolas, pesqueras y a la calefacción, repuntó un 0,8%.

Las restricciones a la industria del ocio también se han dejado sentir en los flujos de ingresos de las arcas públicas, como no podía ser de otra forma. Las restricciones a la hostelería se aprecian con claridad desde la óptica fiscal a través del desplome del 30% de los ingresos por el Impuesto del Alcohol y otras Bebidas Derivadas; y la caída del 12% de los impuestos a la cerveza.

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