Tras la visita de Ribera

Argelia garantiza el suministro de gas a España: ¿podremos estar tranquilos?

En caso de corte en el suministro, el ‘plan B’ para garantizar la llegada de gas argelino a la Península tendría que ofrecerse exclusivamente por vía marítima y esto es lo que más preocupa al Ejecutivo español

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, a su llegada a la XXXI Cumbre Hispano-Portuguesa, a 28 de octubre de 2021, en Trujillo, Cáceres, Extremadura (España). La 32 Cumbre Hispano-Portuguesa se celebra bajo el lema, ‘Por una movilidad sostenible’, y contempla como uno de sus puntos más relevantes, firmar un nuevo Tratado de Amistad y Cooperación entre España y Portugal para actualizar el vigente, que fue firmado en 1977.
28 OCTUBRE 2021;PORTUGAL;ESPAÑA;TRATADO;AMISTAD;EXTREMAUDRA
Jorge Armestar / Europa Press
28/10/2021
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
Europa Press

Las autoridades argelinas han vuelto a reiterar su intención de que España cuente con el suministro de gas necesario para satisfacer su demanda energética. Desde hace décadas, el gas se ha convertido, por un lado, en una fuente de energía imprescindible para afrontar un invierno tranquilo en el país y, por otro, en elemento necesario para alimentar a la industria española, altamente dependiente de esta tecnología. El anuncio, siendo institucionalmente contundente, no consigue calmar del todo las aguas del Mediterráneo que, por el contrario, corren más turbulentas que nunca, en especial, en su margen norteafricana.

En términos energéticos, el compromiso de Argelia es exactamente igual que el que ha venido cumpliendo religiosamente durante las últimas décadas: 10 bcm al año. El problema radica en que su aprovisionamiento llegaba a través de dos gasoductos, el Medgaz, que entra por Almería, y el GME (Gasoducto Magreb - Europa), que hace lo mismo por Córdoba. Este último es el que dejará de prestar servicio el 1 de noviembre y con él los aproximadamente 6 bcm que transcurrían desde los yacimientos de Hassi R’Mel hasta Córdoba.

El compromiso argelino se basa en el mantenimiento del total de gas exportado a nuestro país, pero, desde el domingo, lo mantendrá por un único punto de salida. Esto puede parecer baladí pero en absoluto lo es. En primer lugar, la seguridad de abastecimiento se verá comprometida. En caso de que ocurra algo en el tramo que va desde Hassi R’Mel hasta Almería el abastecimiento se vería afectado al instante. De hecho, la construcción del GME tuvo como origen los continuos problemas técnicos que se detectaron en el tramo argelino del gasoducto. Ya en 2016, Medgaz estuvo durante tres días sin actividad debido a “problemas técnicos en las instalaciones de origen”. La causa fue la pérdida de presión en la tubería que durante 72 horas mantuvo seca a la Península Ibérica y que obligó a derivar el suministro al GME por territorio marroquí y a recurrir también a su envío por vía marítima.

En esta ocasión, de producirse un incidente similar, España se quedaría sin opciones para recibir gas canalizado desde Argelia, quedando únicamente la opción de enviarlo por barco a cualquiera de las plantas de regasificación existentes en el territorio nacional. Estas infraestructuras están llamadas a jugar un papel más estratégico que nunca dado su papel esencial para asegurar el suministro gasístico español durante el próximo invierno.

En caso de corte en el suministro, el ‘plan B’ para garantizar la llegada de gas argelino a la Península tendría que ofrecerse exclusivamente por vía marítima y esto es lo que más preocupa al ejecutivo español y que está detrás de la visita de urgencia de la ministra de Transición Ecológica a Argel. Para compensar la hipotética caída en el aprovisionamiento canalizado se tendría que organizar un auténtico ‘puente marítimo’ entre ambos países y no es sencillo. En la actualidad existen medio millar de barcos metaneros que están sometidos a una ingente tensión debido a la alta demanda de gas procedente de Asia, en especial del mercado chino, debido a la pronta e incluso incontrolada recuperación económica tras la superación de la pandemia. Hacerse con uno de estos barcos, que llegan a variar su rumbo si reciben una oferta más ventajosa de cualquier parte del globo, no es tarea fácil y podría, no ya encarecer aún más la factura del gas, sino complicar en extremo la posibilidad de suministrar el gas contratado a la Península.

No es España, el objetivo es Marruecos.

Si la seguridad de abastecimiento española se ve afectada, mucho más compleja es la situación en Marruecos. A través del GME, el reino alauita cobraba un canon en función del gas efectivamente transportado a través de su territorio. La cantidad ha ido fluctuando entre los 50 y los 200 millones de euros al año. Al margen de la pérdida económica, Rabat sufrirá un gran golpe en su abastecimiento energético. Además del caudal de gas que se enviaba a España, Marruecos recibía 800 millones de metros cúbicos de gas para uso propio, en un país cuya industria depende casi en exclusiva de esta fuente de energía.

El ‘roto’ que le ocasiona Argelia a Marruecos es infinitamente mayor que lo que le supone a España quedarse con un único punto de entrada canalizada de gas. La ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos vecinos del Magreb se ha extendido a todos los órdenes de cooperación económica, policial o energética, por lo que Rabat tendrá que buscar un nuevo socio capaz de suministrarle el gas que ahora Argelia le niega.

En este complejo trío, España vuelve a situarse como árbitro entre egos. El plan de contingencia marroquí pasa por una opción viable técnicamente, pero muy compleja políticamente: la reversibilidad del gasoducto del Magreb. El proyecto consistiría en hacer circular el gas en sentido inverso, es decir, importarlo desde Argelia, “tratarlo” en España y volver a ponerlo en Marruecos, pero en este caso con origen en Córdoba y destino a Rabat. Todo un rocambolesco encaje energético y que además supone un dardo envenenado para Madrid, puesto que hacerle un favor al vecino del sur implicaría romper la estrategia de aislamiento energético que el régimen argelino está propiciando y que está próximo a cumplir. El escenario introduce muchos más problemas para el ministerio de Asuntos Exteriores español, que tendrá que elegir si ser cómplice de la estrategia argelina, o bien saciar la sed de gas de los marroquíes.

En cualquiera de los escenarios, la seguridad de suministro española es una prioridad política para el ejecutivo de coalición que podría verse directamente afectado por una ola de frío ante la que no existiera ninguna calefacción con capacidad para calentar el ambiente en los hogares. Este factor, unido al incremento de la factura de la electricidad y a la más que segura del gas, promete un invierno caliente en el que, por primera vez en 25 años, España tendrá que depender únicamente de una tubería por la que transcurren miles de millones de metros cúbicos de gas, dinero y tensiones geopolíticas al más alto nivel.

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