Se llamaría "Sur"

Argentina y Brasil retoman el plan de su divisa común sin plazos ni garantías

La divisa que coexistiría con las monedas nacionales busca “potenciar el comercio y la integración al mundo” sin perder la soberanía y libertad financiera, al tiempo que protege a las economías vulnerables. 

Argentina y Brasil retoman el plan de su divisa común sin plazos ni garantías
Argentina y Brasil retoman el plan de su divisa común sin plazos ni garantías
CASA ROSADA

Los gobiernos de Argentina y Brasil han vuelto a iniciar conversaciones para la creación de una moneda común en un momento de incertidumbre económica mundial. Latinoamérica no quiere volver a quedarse a ‘la cola’ a medida que las economías más relevantes del mundo como Estados Unidos, la Unión Europea o China recuperan los niveles de actividad comercial prepandemia. El proyecto de una moneda común no es nuevo, esta idea tomó forma en julio de 1987, en medio de la estabilización política de Latinoamérica.

Los entonces presidentes de Argentina y Brasil, Raúl Alfonsín y José Sarney, plantearon crear una moneda común, el Gaucho. Más adelante, en 1991, la propuesta fue llevada hasta Mercosur, el proceso de integración regional fundado en 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, pero nunca llegó a cuajar entre el resto de países miembro.

Una historia plagada de planes ineficaces

En 1985 el equipo económico de Argentina impulsó el Plan Austral, que buscaba recuperar las riendas del país, reduciendo una inflación que rozaba el 672% y buscando contener la subida del déficit y el desequilibrio de las cuentas públicas. El éxito duró poco, con una rebaja inicial importante en 1985, que dejó la tasa anual del IPC en el 90%. Sin embargo, en los 5 años que quedaban de la década, Argentina cayó en un proceso de hiperinflación que disparó la subida de los precios hasta casi el 5000% en 1989.

Por su parte, el déficit del sector público pasó del 10,5% en 1984 al 3,5% en 1985, pero subió al 5,7% en 1987 y al 7,6% en 1989 por la falta de reformas estructurales que el Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (UCR) no veía necesarias para poder dejar atrás modelos económicos que ya no funcionaban.

Paralelamente, Brasil lanzó en 1986 el Plan Cruzado con el mismo objetivo: reducir la alta inflación a partir de una estrategia similar a la del Plan Austral, pero sin necesidad de nuevos fondos externos como el cambio de divisas, controles salariales o un aumento del 15% de los tipos de cambio fijos.

Ante el fracaso que habían supuesto estos planes, el proyecto del ‘Gaucho’ fue quedando relegado en la agenda de los países latinoamericanos. En 1991, fue cuando la propuesta llegó hasta Mercosur, sin que cuajase entre el resto de países miembro.

Una moneda que no se limite a Brasil y Argentina

Hasta este mismo año las conversaciones habían cesado. En el marco de la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en Buenos Aires, Argentina y Brasil volvieron a colocar sobre la mesa la discusión sobre una moneda común, que como la propuesta de 1991, pudiese abarcar toda Latinoamérica.

Sergio Massa, el ministro de economía de Argentina, quiso enfatizar en la importancia de un proyecto de este calibre para una “región exportadora que cuenta con muchos de los recursos que el mundo necesita”. Por esta razón, invitaron al resto de los países del área a trabajar en una moneda común que permitiese “potenciar el comercio y la integración al mundo” sin perder la soberanía y libertad económica.

El Brasil de Lula busca convertirse en "lider" 

Aunque Brasil ocupa el puesto 13 entre las economías más grandes del mundo debido a sus ricos recursos naturales y su economía relativamente diversificada, el ministro de Hacienda del país, Fernando Haddad, señaló que en un mundo tan globalizado, con una competitividad cada vez mayor, la integración es un factor clave. Es la razón por la que Brasil está interesado en esta iniciativa, pese a encontrarse económicamente mejor posicionado que Argentina y el resto de los países de América Latina y el Caribe.

Además, Brasil ha comentado que ahora, bajo la presidencia de Lula da Silva, es el momento de buscar “un liderazgo regional".  Su nuevo gobierno parece interesado en “Sur” para reforzar la relación comercial que tiene con Argentina, ya que este país tiene un sistema de comercio exterior proteccionista y la moneda común permitiría a las empresas brasileñas vender más y mejor en su territorio.

Las razones de Argentina

Entre las razones para reiniciar la propuesta en Argentina, Marcelo Elizondo, analista de comercio internacional y presidente de la Cámara de Comercio Internacional, señala que el país busca principalmente resolver la dificultad monetaria a la que se enfrenta Argentina: "tiene un problema cambiario complejo, el tipo de cambio distorsiona las condiciones del mercado y genera mucha presión, carece de divisas y ha pedido a Brasil que apoye y ofrezca esta propuesta como una forma de ayudar a salir del atolladero”

Massa, ministro de economía de Argentina, aclaró que este proyecto no implicaría la eliminación del peso argentino o el real. Los gobiernos pretenden que esta moneda pueda coexistir con sus respectivas divisas y “usarse tanto para los flujos financieros como comerciales, reduciendo los costos operativos y vulnerabilidad externa”.

¿Para qué sirven las monedas comunes?

Las monedas comunes suelen utilizarse no únicamente para promover y acelerar el comercio en la región, sino también para proteger a las economías débiles y muy endeudadas de la oscilación del sistema financiero internacional.

Aunque era una herramienta monetaria adecuada a los problemas estructurales de América del Sur (monedas volátiles, dificultad para comprar divisas o tipos de cambio fuertes), esta idea no es de origen latinoamericano, ya existiendo monedas comunes como el Euro, que emplean ya 20 países de la Unión Europea tras la incorporación este mismo año de Croacia. Este tipo de monedas tienen tres funciones principales: facilitar el intercambio de bienes y servicios, la contabilidad y el ahorro.

Según estimaciones oficiales, la moneda común funcionará mientras coexistan las monedas nacionales. Así que no será lo mismo que la adopción del euro en 1999, que eliminó las monedas de todos los países europeos participantes. Hay que señalar que, al menos por ahora, no han dicho que será una CBDC (moneda digital del banco central), como muchos países del mundo lanzaron el último año.

Massa señaló que Europa tardó 35 años en crear el euro. De esta forma, piensa que lograr una moneda común en LATAM puede llevar mucho tiempo. De momento habrá que ver si esta vez la moneda supera la primera fase para su creación, las negociaciones, considerando la compleja heterogeneidad dada en la economía de los países latinoamericanos.

Mostrar comentarios