"Esperamos que acabe la incertidumbre"

Los 'asalariados' de Díaz: el calvario diario de los que malviven con los ERTE

Casi 15 meses  con un Expediente de Regulación Temporal de Empleo a causa de la pandemia... Algunos buscan reinventarse laboralmente, mientras otros esperan regresar cuanto antes a sus trabajos.

SEPE- ERTE
Los 'asalariados' de Yolanda Díaz: diario de los que malviven cobrando los ERTE
EFE

"Al comienzo iban a ser solo dos meses porque creímos que eso duraría la pandemia, y dije 'bueno, no está mal'... Pero me arrepentí. Los primeros meses estaba viviendo literalmente al día: tenía dinero para pagar mi alquiler y nada más", cuenta Macarena Solís, quien lleva 14 meses en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) debido a la crisis del coronavirus. Cuando el 14 de marzo de 2020 el Gobierno decretó el primer estado de alarma, más de 800.000 trabajadores entraron en el 'ejército de los ERTE', lo que provocó un 'shock' tanto económico como social para miles de familias y trabajadores. A más de un año del inicio de esta medida, este jueves el Gobierno y los agentes sociales llegaron al quinto acuerdo para prorrogar el plan hasta el próximo 30 de septiembre.

Solís tiene 28 años y trabajaba en una agencia inmobiliaria en el área de apartamentos turísticos desde septiembre de 2019. Cuando le contaron que tendría que ser parte de los miles de trabajadores que iban a estar en ERTE, asegura que entró "en pánico porque no entendía lo que era". Por si fuera poco, su nómina de 700 euros (la mitad de su sueldo) no le llegó durante cuatro meses, y la tensión económica aumentaba día a día: "No podía más de la incertidumbre y el estrés. Se me estaban acabando mis ahorros, mi familia me tenía que apoyar un poco y me repetía a mí misma una y otra vez: 'esto no puede ser posible'", narra.

Marta, de 27 años, fue contratada en febrero de 2020 en una multinacional del sector del coworking en el ámbito de eventos, y dos meses más tarde, la compañía decidió enviarla a un ERTE: "Fueron meses muy duros, sobre todo por las dudas de cara al futuro en un momento de crisis como el actual", comenta. La joven pasó por meses de inestabilidad, en los cuales siempre mantuvo la esperanza de reincorporarse a su empresa cuando acabara la pandemia. Sin embargo, casi un año después, fue despedida. Gracias a la cláusula que prohíbe desvincular a una persona hasta seis meses después de la aplicación de un ERTE, acordó con la empresa 33 días de indemnización por año de trabajo. Marta decidió entonces buscar una nueva oportunidad laboral y, tiempo después, consiguió empleo en el departamento de Comunicación de una firma: "He tenido suerte… justo la que no ha tenido mucha gente que sigue en ERTE o ha sido despedida y no ha conseguido otro empleo".

El acuerdo rubricado por José Luis Escrivá y Yolanda Díaz junto a la patronal y los sindicatos, mantendrá la operatividad del esquema a partir del próximo 1 de junio y hasta el 30 de septiembre. Aparte, se enfocarán en ver cuál será el nuevo sistema permanente de protección del empleo que evitará los despidos masivos en tiempos de crisis, una propuesta que se presentó en el Plan de Recuperación a Bruselas. Según las cifras, en la actualidad hay 570.000 ciudadanos en ERTE y son quienes viven como 'asalariados' de la ministra de Trabajo y Escrivá. Esto porque, bajo el instrumento la relación laboral continúa, tanto la empresa como el trabajador tienen la obligación de seguir pagando su cotización a la Seguridad Social. Además, los ERTE son financiados en dos partes: una por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) (las prestaciones), y la otra por la Seguridad Social (las exoneraciones).

En tanto, el ministro asegura que "mientras avance el cuatrimestre, irán saliendo, sobre todo en el sector turístico, y la cifra irá bajando". José Luis Escrivá considera esta medida como "un equilibro razonable" y la vicepresidenta tercera enfatiza en que este mecanismo ha sido eficaz y que de no haberse desplegado, hoy existirían más de 6 millones de personas en paro: "Es una buena fórmula y debería de extenderse a otros pilares de nuestra sociedad".

El sector de la hostelería se llevó gran parte del golpe de la Covid. Macarena Vargas (47 años) trabajaba desde hace cuatro años en una empresa de catering como encargada de camareros: "La situación ha sido fatal… Por suerte estaba dando algunas clases de danza que pude continuar de forma online y así ganarme un poco la vida". 'Maca' comenzó a cobrar el ERTE mientras enseñaba a sus alumnos de baile por vídeos. Sin embargo, en junio de 2020, su contrato con la compañía acabó y se vio entre dos opciones: "Seguir cobrando el expediente del catering, que me pagaban 250 euros, o cobrar el paro de la academia que me pagaban 400 euros… Me decidí por la segunda". Hoy ya no tiene esperanza de volver a trabajar en hostelería porque le han avisado que cerrarán y que van a optar por recurrir al Fondo de Garantía Salarial (Fogasa). "Esto te incita a trabajar 'en negro', hay que reinventarse porque el mundo se viene encima". Por esta razón, Vargas decidió mudarse a Marbella junto a su pareja y comenzar a buscar nuevos horizontes laborales: "Si quieren que viva solo con ese dinero, es imposible".

Con 28 años, Flor lleva trabajando tres años en la parte administrativa de una agencia de viajes corporativos y ahora cumplirá poco más de 12 meses en un ERTE al 60%. El varapalo para la industria turística ha provocado que el país pierda 70 millones de turistas extranjeros y 92 millones de nacionales, y alcanza un déficit que supera los 100.000 millones de euros respecto a 2019: "Estoy en un área complicada porque la gente no está realizando muchos viajes... Poco a poco se irá viendo qué ocurre". Desconcertada y sin saber a qué atenerse, la joven comenzó a teletrabajar dos días por semana, y asegura que la compañía no les entregaba mucha información sobre la situación. Más tarde, sin embargo, lo que más le preocupaba eran los pagos: "Hubo meses que me pagaban 1.200 euros y luego otros tres meses sin cobrar nada porque lo habían abonado todo junto. Me daba para vivir, pero no para mucho más".

"Esto te incita a trabajar 'en negro', hay que reinventarse [...] Si quieren que viva solo con ese dinero, es imposible"

Frente a la inseguridad, Flor asegura que prefiere "no pensarlo mucho",  pero cree que las expectativas de regresar (por ahora) son buenas ya que desde la empresa están financiando diferentes cursos y "esto nos hace pensar que seguiremos". No obstante, el miedo es permanente porque "no se sabe lo que podrá pasar el día de mañana y siempre está el miedo de que te echen", comenta. "Pero si esto ocurre, estoy segura de que se puede salir de todo... habrá que reinventarse".

Al día de hoy, Macarena Solís siente que, a pesar de todo, esto no le ha afectado tanto como a otras personas, y que gracias a los ERTE ha decidido enfocarse en "todo lo que no haces cuando trabajas y no tienes tiempo: emprendimientos, familia, amigos, actividades que me hacen feliz". A pesar de los retrasos en los pagos, las bajas condiciones laborales, una pandemia en plena crisis y la gran inestabilidad que esto provoca, tanto Flor como Macarena Solís, Marta y Macarena Vargas, intentan llevarlo de la mejor forma para evitar el estrés. Aún así, todas llegan a la misma conclusión: esperar a que la incertidumbre acabe de una vez. Ellas son solo algunos ejemplos de los miles de trabajadores que han pasado meses malviviendo con los cobros de los ERTE, una medida que según indican desde el Gobierno, la patronal y los sindicatos, ha llegado para quedarse.

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