¿Cambiaría su lugar de residencia sólo por el hecho de pagar menos impuestos? Desde hace ya algunos años los políticos españoles han dado por hecho que sí y han convertido la competencia fiscal entre territorios primero en una estrategia para atraer grandes capitales -como es el caso desde hace unos años de la Comunidad de Madrid y desde hace algunos más de los territorios forales vasco y navarro- y después, por parte de las autonomías supuestamente damnificadas, en un campo de batalla que amenaza con activarse en la próxima legislatura, en el marco de la negociación por la futura financiación autonómica.
El asunto ha aflorado un nuevo concepto, el 'dumping fiscal', que ha hecho fortuna para definir la competencia presuntamente desleal en materia de impuestos que territorios con un músculo económico muy poderoso, como los territorios forales o la Comunidad de Madrid, plantean a otros con una capacidad financiera más ajustada -básicamente, todos los demás- para atraer al gran capital y a las grandes fortunas con un entorno fiscal 'friendly'. Los lamentos de los gobiernos autonómicos afectados se han concentrado en la política de rebajas fiscales en el Impuesto de Patrimonio y en los impuestos de Sucesiones y Donaciones -los que gravan las herencias y las transferencias de recursos entre padres e hijos- de la Comunidad de Madrid a la que culpan de una supuesta fuga de grandes fortunas locales en dirección a la capital y de una significativa pérdida recaudatoria.
Los indicios sobre este fenómeno son muchos y afloran cada vez que la Agencia Tributaria presenta una estadística, pero pocas veces se ha estudiado en profundidad y nunca antes como lo han hecho los profesores de la Universidad de Zaragoza, Rafael González Val y Miriam Marcén, en un documento de trabajo que acaba de publicar el Instituto de Estudios Fiscales, una suerte de 'think tank' del Ministerio de Hacienda.
El documento ha rastreado los movimientos de población entre regiones y entre municipios fronterizos a partir de las muestra demográficas del Instituto Nacional de Estadística (INE) y los datos fiscales que proporciona la Agencia Tributaria para detectar potenciales desplazamientos de contribuyentes entre territorios con una fiscalidad más exigente hacia otros con un marco más favorable, atraídos por la expectativa de una menor factura fiscal a la hora de transmitir una herencia o el patrimonio familiar en vida.
El 'dumping fiscal' no empezó con Esperanza Aguirre
Lo que se han encontrado es que, en efecto, la habilitación de un marco fiscal más favorable tiene la capacidad para atraer población hacia un territorio, pero que no lo consigue en todos los casos sino cuando el traslado de la residencia es poco gravoso, es decir, cuando uno tiene la opción de trasladarse a un municipio limítrofe para conseguir esa ventaja fiscal (ver gráfico). Este factor explicaría, en opinión de los autores, que las primeras comunidades autónomas que hicieron uso de sus competencias normativas para mejorar el tratamiento fiscal de las herencias fueran las fronterizas con los territorios forales, Cantabria y La Rioja, que se consideraban perjudicadas por la competencia del modelo foral del País Vasco y Navarra, no la Comunidad de Madrid que entraría en esta guerra años más tarde.
Los investigadores de la Universidad de Zaragoza detectan también que esos movimientos de población en busca de un mejor marco fiscal solo son significativos entre la población de entre 50 y 69 años, y son inapreciables tanto por debajo de esa edad -probablemente porque ven lejano el momento de transmitir una herencia- como por encima. Los autores explican la escasa movilidad geográfica por motivos fiscales entre los mayores de 70 años por dos factores: las dificultades para desplazarse y para cumplir los requisitos legales para poder transmitir una herencia desde otro territorio, ya que se exige un periodo de residencia de al menos cinco años.
No sólo los ricos emigran por motivos fiscales
Uno de los hallazgos más llamativos de los profesores González Val y Marcén es que la mayor parte de los desplazamientos de contribuyentes detectados en su estudio no se concentran en las grandes herencias -entendidas así las que superan los 600.000 euros- sino en el segmento más modesto, las que están en torno a los 150.000 euros. Esta conclusión viene a desmentir el tópico de que son solo las grandes fortunas las que tienen capacidad para determinar su residencia a placer en función de la ventaja fiscal que pueden obtener.
Las rentas medias también se mueven en busca de la factura fiscal menos gravosa cuando se trata de traspasar el patrimonio familiar, ya sea en vida o después de la muerte, y según los datos de investigación de hecho lo hacen en un mayor volumen que las rentas elevadas, que por definición también son menos. Un efecto llamativo es que ese desplazamiento rara vez es permanente, sino que no va más allá de los seis años en condiciones normales, lo que acredita que se produce principalmente en el caso de donaciones en vida. "Los datos sí apuntan a un efecto de atracción de población", asegura el informe, "aunque éste no es permanente".
¿Hablamos entonces de trayectos de ida y vuelta solo por motivos fiscales? Pues eso parece, aunque los autores aventuras otra posible explicación y es que las comunidades autónomas con impuestos más altos acaban reaccionando cuando una autonomía limítrofe mejora su marco fiscal, lo que parece confirmar esa espiral de rebaja de impuestos a la que conducen estrategias como la de la Comunidad de Madrid.
Pero no todo es culpa de la Comunidad de Madrid. El estudio publicado por el organismo dependiente del Ministerio de Hacienda se encuentra con que los parámetros descubiertos operan de igual manera cuando se elimina a la Comunidad de Madrid de la ecuación.
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