En marzo por el efecto base

El aumento de la energía en 2022 apunta a un recorte del IPC de hasta dos puntos

El alza de los productos energéticos y de los carburantes y combustibles será muy inferior a la que registraron hace un año, cuando subieron en términos interanuales un 60,9 y un 38,8%, respectivamente

Vista de una torre de alta tensión, a 23 de enero de 2023, en San Sebastián de los Reyes, Madrid (España).
El aumento de la energía en 2022 apunta a un recorte del IPC de hasta dos puntos
Europa Press

El fuerte aumento que los precios de la energía registraron en marzo del año pasado, mes inmediatamente posterior a la invasión rusa de Ucrania, va a permitir un alivio notable en la tasa anual de inflación de este mes, dado que el alza de los productos energéticos y de los carburantes y combustibles será muy inferior a la que estos componentes del IPC registraron hace justo un año. Estos se encarecieron de media un 60,9 y un 38,8%, respectivamente, e impulsaron la tasa general hasta el 9,8%, su nivel más elevado desde el mes de mayo de 1985. 

Fuentes consultadas apuntan a que la inflación podría moderarse hasta dos puntos este mes sólo por ese efecto base. Esto empezará a notarse también los próximos meses en los alimentos elaborados, que han venido registrando fuertes subidas recientemente por el desfase que existe entre el incremento del coste de producirlos y el momento en que se aplica la subida a sus precios de venta al público. No sería, sin embargo, el único motivo que avanzaría esa moderación del alza de precios los próximos meses que también augura el Ministerio de Asuntos Económicos. La propia vicepresidenta primera, Nadia Calviño, incidía este domingo en que en esta primera parte del año "cabe esperar una gran volatilidad de las tasas de inflación", porque se está comparando con el índice de hace doce meses.

Reuters aseguraba la pasada semana en un artículo que los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) constataron en su reunión de febrero que una buena parte de las presiones sobre los precios vienen un aumento de los márgenes empresariales y no del alza de los salarios. Ese aumento de márgenes es lo contrario de lo que cabría esperar en un momento en el que los costes de los insumos se disparan, si bien ese tipo de inflación podría corregirse con relativa facilidad ante una coyuntura de fuerte incertidumbre como la actual en la que el frenazo de la economía puede afectar negativamente a la actividad de las propias empresas. 

El problema de la subyacente y las tensiones en la Eurozona

La mayoría de expertos coinciden, sin embargo, en que la moderación de la tasa general de IPC seguirá conviviendo, sin embargo, con tensiones en la inflación subyacente, que excluye de su cómputo los elementos más volátiles (como la energía y los alimentos no elaborados) que están todavía lejos de solucionarse. Esas presiones siguen mostrando una notable resistencia a remitir en Europa en general, reforzando las expectativas de subidas de tipos oficiales. Los datos avanzados de inflación en Alemania, Francia y España así lo demuestran. 

La tasa de inflación del conjunto de zona euro apenas se moderó en febrero hasta el 8,5%, frente al 8,6% que había registrado en enero. Aunque los precios de la energía proporcionaron cierto alivio por tercer mes consecutivo, los de los alimentos continuaron subiendo. "Los miembros del BCE podrían endurecer el tono en sus próximas comparecencias", advierten los analistas de Bankinter. De cara a los próximos meses "esperamos que las tensiones de precios comiencen a remitir, sobre todo en alimentación, aunque estimamos que la caída de las tasas de inflación será muy gradual", sostiene Javier Ibáñez de Aldecoa Fuster, economista de CaixaBank Research.

A pesar de que el emisor no puede influir directamente en los precios de los alimentos, son precisamente éstos los que provocan un aumento de la inflación percibida por los consumidores y "el BCE no puede ignorarlo", señalan desde la gestora DWS. Su economista para Europa, Ulrike Kastens, no prevé una relajación real de la tasa subyacente este año, en tanto que las empresas seguirán trasladando sus mayores costes a los consumidores. Esto supone que al BCE aún le quedará mucho por hacer. Incluso después de la reunión de marzo, cabe esperar, en su opinión, otras fuertes subidas de tipos para frenar el problema de la inflación.

El hecho de que la inflación subyacente se haya acelerado y la composición más amplia de sus impulsores suponen un quebradero de cabeza para un BCE que parecía ansioso por expresar su deseo de reducir el ritmo de su ciclo de subidas más allá de marzo, según María Marcos, analista de Monex Europe. Desde su punto de vista, la probabilidad implícita de otra subida de 50 puntos básicos en mayo ha pasado del 40% a principios de semana al entorno del 66% actual.

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