Aprovechan la financiación barata en el mercado

Las CCAA exprimen los tipos al 0%: bajan en 5.000 millones sus deudas con Madrid

  • La preamortización de créditos pendientes por parte de nueve autonomías rebaja la presión sobre el Tesoro y ahorra decenas de millones al Estado.
Fotografía Calviño y Lagarde / EFE
Fotografía Calviño y Lagarde / EFE

El mundo de tipos al 0% y financiación barata que el BCE ha apuntalado en la zona euro desde el ya célebre discurso del "whatever it takes" pronunciado por Mario Draghi en Londres en julio de 2012 ha sido una bendición también para las castigadas arcas de las comunidades autónomas. Sin ese favorable contexto sería imposible explicar que durante 2019 nueve comunidades autónomas, entre ellas alguna con una situación especialmente límite como la Comunidad Valenciana, hayan conseguido amortizar anticipadamente 5.273 millones de euros de los préstamos que recibieron del Estado en los años más duros de la crisis, cuando los mercados de capitales se les cerraron y los ingresos que obtenían ni siquiera les alcanzaban para pagar las facturas.

La cantidad no supone ni un 3% de las cuentas pendientes que las comunidades autónomas aún arrastran con el Estado por las actuaciones de emergencia que éste ejecutó -y continúa ejecutando- desde el año 2012 para estabilizar las finanzas autonómicas y permitir a los gobiernos regionales tanto pagar a sus proveedores como hacer frente a los compromisos adquiridos con los inversores en sus emisiones de deuda. Según el último balance del Fondo de Financiación de las Comunidades Autónomas, al cierre del ejercicio de 2018 las comunidades autónomas tenían pendientes de devolución más de 179.000 millones de euros por la financiación recibida en los seis años que separan 2012 de 2018.

La operación de salvamento de las finanzas autonómicas arbitrada en su día por Cristóbal Montoro disipó el riesgo de 'default' que amenazaba a no pocos gobiernos autonómicos y permitió rebajar la presión de los inversores sobre la deuda española, pero lo hizo a costa de la fotografía 'macro' del país que desde entonces arrastra un volumen de deuda pública próximo al 100% del PIB, muy alejado del techo del 60% que Bruselas considera como aceptable para cualquier país del club. Sin esa carga extra, el Reino de España transitaría ahora en un entorno de deuda mucho más confortable, en las inmediaciones del 80% del PIB.

La maniobra de 'desagüe' de las deudas pendientes con el Estado ejecutada durante 2019 -en diferente medida- por los gobiernos de Aragón, Asturias, Baleares, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, La Rioja y Comunidad Valenciana les ha permitido descargarse en conjunto de 5.273 millones de euros de los 'créditos blandos' recibidos de Madrid en los años posteriores a la crisis. 

El Ejecutivo más ambicioso en este sentido ha sido el de Galicia, de Alberto Núñez-Feijóo, que amortizó anticipadamente durante el año pasado 1.179 millones de euros, según la información proporcionada por el Tesoro, lo que supone cerca de un 20% de sus deudas pendientes con el Estado. En términos relativos, a Galicia le superan tanto el Gobierno de Aragón, que se ha quitado de encima 1.102 millones de euros de financiación estatal y ha conseguido reducir en un solo año en una cuarta parte su cuenta a pagar con la Administración del Estado; como el de Asturias que ha reducido en una tercera parte su 'debe' con el Estado gracias a la preamortización de 1.039 millones de euros.

La lista la completan Castilla-La Mancha (550 millones); Castilla y León (390 millones); Extremadura (111 millones); La Rioja (205 millones) y la Comunidad Valenciana (500 millones de euros). A la comunidad que preside Ximo Puig aún le queda un largo trecho por delante para ajustar cuentas con el Estado, ya que tras Cataluña es la autonomía que más financiación ha recibido del Estado: le quedan por devolver más de 38.000 millones de euros, salvo que arranque del Gobierno de Pedro Sánchez la ansiada quita que reclama desde hace años por la presunta deuda impropia que le imputa el actual sistema de financiación.

Las ventajas de que las CCAA se asomen al mercado

La maniobra de estas nueve comunidades autónomas no sólo ha servido para aliviar en parte la dependencia financiera que tienen del Estado en tanto no sean capaces de soltar las amarras de los préstamos pendientes también ha proporcionado un margen de maniobra inesperado al Tesoro Público, que le ha permitido recortar la financiación solicitada al mercado en 2019, contener el coste presupuestario de la deuda y presentar el mejor balance de cierre de ejercicio desde el inicio de la crisis.

Así lo admitía esta semana el secretario general del Tesoro, Carlos San Basilio, que sitúa la inesperada preamortización de deudas autonómicas como uno de los factores clave del desplome de las emisiones netas del Tesoro en 2019 -el indicador que mide las nuevas necesidades de financiación del Reino de España respecto al ejercicio anterior, sin contar las emisiones para refinanciar la deuda en circulación, y que cayó a su menor nivel desde 2007- y del alivio de la carga financiera derivada de la deuda en 2019. 

El asunto no es menor. Ha permitido reducir las emisiones brutas del Tesoro por debajo de los 200.000 millones por primera vez desde 2011 y ha salvado un puñado de cientos de millones de euros que le vendrán de perlas al Gobierno para maquillar un déficit que amenaza con quedarse bastante lejos del objetivo del 2% planteado a principios de año. 

Todo ello ha sido posible porque durante 2019 seis comunidades autónomas de Régimen Común han podido acudir a los mercados para pedir financiación de forma directa a los inversores y, entre ellas, cinco que aún reciben financiación de los mecanismos del Estado (Andalucía, Galicia, Baleares, Asturias y Castilla y León). El fenómeno ha permitido rebajar las inyecciones directas de financiación desde el Estado a las autonomías y también ha permitido aumentar la confianza de los inversores en los emisores territoriales hasta el punto de que incluso Cataluña -con su rating aún en nivel de bono basura- ha experimentado una rebaja importante de la rentabilidad de sus títulos en el mercado secundario, toda una muestra de confianza.

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