Los autónomos aprietan a Montero para arreglar la deducción fiscal a las comidas

  • UPTA denuncia que los requisitos fijados por la ley de autónomos para desgravarse los 26,67 euros diarios previstos hacen inaplicable la desgravación.
Fotografía menú del día / EP
Fotografía menú del día / EP

Para deducirse de su declaración de IRPF los gastos de comida, que según la ley pueden descontar de su factura fiscal hasta un límite máximo de 26,67 euros diarios, los trabajadores autónomos tienen que acreditar documentalmente la existencia de una reunión de trabajo en un horario próximo al de la comida, asegurarse de que el restaurante esté a una distancia suficiente de la oficina como para no despertar sospechas, abonar la consumición por un medio electrónico de pago y por supuesto conservar el tique durante los cuatro años siguientes para 'protegerse' ante una eventual inspección de los profesionales de la Agencia Tributaria de los gastos desgravados por el profesional en cuestión.

Los funcionarios del Ministerio de Hacienda consideran necesario el cumplimiento de todos estos requisitos para acreditar "de forma fehaciente", como exige la Ley de Medidas Urgentes del Trabajo Autónomo aprobada en 2017, que ese gasto en que ha incurrido el trabajador autónomo es necesario para desarrollar su actividad económica. "Pero es que eso exige a los trabajadores autónomos llevar un libro registro diario documentando su actividad y cualquiera que haya trabajado por cuenta propia sabe lo complicado que puede ser", se queja Eduardo Abad, presidente de la Unión Profesional de Trabajadores Autónomos (UPTA), que ha lanzado una ofensiva para forzar un cambio de esta ley que haga más 'accesible' y aplicable la actual desgravación fiscal sobre los gastos de comida de los trabajadores autónomos.

La organización peleó hasta el último momento con el Ministerio de Trabajo y con el Ministerio de Hacienda para introducir en el célebre megadecreto social y laboral aprobado por el Ejecutivo el pasado 28 de diciembre un cambio en la norma -asesorado por el prestigioso despacho Pérez Llorca- que aportara seguridad jurídica a los autónomos a la hora de aplicarse esa desgravación, pero la oposición de Hacienda a introducir medidas que incrementaran el gasto público -o redujeran, en este caso, los ingresos por IRPF- impidió tal cosa, siempre según el relato de los acontecimiento del sindicato UPTA.

La formación no ha cejado en su empeño de conseguir que esa desgravación fiscal reconocida por la ley sea una realidad tangible para los más de tres millones de autónomos que registran los listados de la Seguridad Social y en las últimas semanas han redoblado sus esfuerzos para asegurarse de que el Ministerio de Hacienda incluirá el asunto en su agenda de cuestiones pendientes en cuanto arranque la legislatura. Desde UPTA, de hecho, se asegura que existe un compromiso tácito por parte de Hacienda, aunque fuentes del Ministerio no lo confirman, para resolver esta cuestión en cuanto se reanude la dinámica normal de la legislatura...si es que eso llegara a suceder.

Sólo el 5% de los autónomos 

El problema es profundo. Los datos que llegan al sindicato desde las gestorías que llevan la siempre enrevesada burocracia fiscal y laboral en la que tienen que moverse los trabajadores por cuenta propia revelan que la percepción de inseguridad es tal que apenas un 5% de los trabajadores autónomos se atreven a desgravarse en sus declaraciones fiscales los gastos de manutención o de suministros domésticos, en el caso de los autónomos que utilizan su casa como oficina.

El dato indica que el Congreso tal vez se pasó un poco de frenada a la hora de arbitrar las cautelas legales para impedir que ese nuevo enfoque sobre las desgravaciones fiscales se convirtiera en un nicho de fraude. Un objetivo que en ningún momento se ocultó en el momento en que se aprobó la ley. El Congreso y el Gobierno negociaron en su día el endurecimiento de algunos aspectos de la norma para evitar el fraude e intentar conseguir que los autónomos no camuflaran las icónicas 'comilonas' con familiares, amigos o compañeros de trabajo como comidas de empresa para tratar de cerrar un negocio.

El asunto es que esas cautelas han desactivado casi por completo el acceso a esa desgravación por parte de los trabajadores por cuenta propia. "Lo único que pedimos es que se nos trate igual que a las empresas mercantiles. Si los trabajadores de una empresa simplemente tienen que pasar el gasto para que ésta se lo pueda desgravar, no vemos por qué los autónomos no podemos hacerlo de la misma forma", se queja Abad.

La propuesta de UPTA es modificar la norma para que 'de facto' la normativa considere como deducibles los gastos de comida en los que incurran los autónomos de lunes a viernes con el único límite del techo máximo de deducción de 26,67 euros. Fuentes del ámbito tributario no comparten este modelo, si bien sí consideran necesario un cambio en la norma para hacer esta desgravación accesible al común de los trabajadores autónomos, como por ejemplo declarar los gastos de comida como 'renta exenta'. UPTA no comparte este modelo porque aseguraría la posibilidad de desgravarse el gasto en el Impuesto de la Renta, pero impediría hacerlo también en el IVA.

Según un informe elaborado por la consultora Roland Berger para UPTA y la Asociación Española de Empresas de Vales de Comida y Otros Servicios la aplicación de una exención efectiva de los gastos de comida en el IRPF y en las cotizaciones a la Seguridad Social podría hacer que en cinco años 280.000 trabajadores más entraran en el circuito de los vales y tarjetas de comida, con un impacto relevante en la economía y el empleo.

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