Fiscalidad

Autónomos vs asalariados: ¿quiénes pagan más impuestos por sus ingresos?

Los familiares se bonificarán del 100% de contingencias comunes durante un año
Los familiares se bonificarán del 100% de contingencias comunes durante un año

El número de trabajadores autónomos en España supera los 3,2 millones según datos del Ministerio de Trabajo e Inclusión Social. Frente a esta cifra, los asalariados alcanzan los 15,9 millones. Al entrar en el mercado laboral una de las decisiones que se deben tomar es optar por un trabajo por cuenta propia o ajena, las diferencias son notables a nivel de responsabilidad o dependencia profesional, pero también a nivel fiscal. En muchas ocasiones los trabajadores optan por la segunda opción ante la creencia de que la carga fiscal es mayor, pero ¿realmente pagan más impuestos los autónomos que los asalariados? ¿Es injusta la queja de los trabajadores por cuenta propia sobre su carga fiscal?

En primer lugar es importante analizar qué impuestos asume cada figura. En el caso de los autónomos los gastos corresponden al IVA, IRPF y la cuota de la Seguridad Social. La cuota a la Seguridad Social no es un impuesto como tal, pero en muchas ocasiones representa el principal gasto de este trabajador. Quienes comiencen su actividad por cuenta propia podrán disfrutar de una tarifa plana reducida, 60 euros al mes, siempre que se cumplan ciertos requisitos. Pero, para el resto, en función de la base de cotización que elija cada autónomo la cuota a pagar mensualmente será de 283,3 euros, en el caso de la mínima, o de 1.221 euros, para la máxima.

El Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), aunque lo debe desembolsar el autónomo, no es un gasto como tal para él ya que actúa como mero recaudador, es decir, deposita el importe que sus clientes le repercuten por su producto. Así, en caso de cobrar 100 euros por su producto, a ello se sumarán 21 euros por el IVA que, aunque el autónomo los ingresará, deberá ingresar a final de cada trimestre a Hacienda. 

El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), por su parte, es el impuesto común tanto para autónomos como para asalariados. Se trata de un tributo progresivo, de manera que será equitativo sea cual sea la figura laboral y a más ingresos mayor será el porcentaje fiscal a pagar. 

Además del IRPF, los trabajadores asalariados asumen gastos por las contingencias comunes y por formación y desempleo. Posiblemente es un gasto que muchos desconocen porque se descuenta directamente de la nómina y es responsabilidad del empleador que actúa como recaudador. En concreto, en la nómina de cada trabajador se puede observar la aportación del trabajador: 4,7% por contingencias comunes y 1,65% por desempleo y formación. 

Es decir, teniendo en cuenta todo lo anterior, la principal diferencia radica en los gastos respecto a la Seguridad Social que asume el empleador en el caso de los asalariados y que el autónomo debe asumir él mismo, junto a las contingencias comunes, formación y desempleo. Una carga especialmente delicada para los autónomos sin grandes ingresos, ya que la cuota a la Seguridad Social es fija todos los meses sean cual sean los resultados del trabajador por cuenta propia. Mientras que en el caso del asalariado, el empleador cubre la mayor carga, que además es porcentaje en función de los ingresos.

No obstante, hay que tener en cuenta que el perfil fiscal de cada trabajador variará en función de su situación personal y necesidades, casado o soltero, con hijos, e incluso según las coberturas de la Seguridad Social elegidas por cada uno. 

Mostrar comentarios