Las bajas por Covid se disparan los lunes. Así lo reflejan los registros oficiales de la Seguridad Social, que muestran cómo los procesos de incapacidad temporal (ya sean por infección o por aislamiento) relacionados con la enfermedad repuntan considerablemente en el primer día laborable de la semana desde el inicio de la pandemia. Es un patrón que se repite desde hace prácticamente un año y medio y que se justifica tanto por el efecto estadístico del fin de semana (como los centros de salud están cerrados los sábados y domingos, los reportes se acumulan los lunes) como por la 'tradición' española de acumular el absentismo en los primeros días de la semana, como han demostrado numerosos estudios de recursos humanos.
Un vistazo a los datos diarios que ofrece el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones sobre la evolución de la incapacidad temporal por Covid es suficiente para apreciar el patrón. Cada lunes se produce un pico de bajas de trabajadores que prácticamente duplica la cifra del martes y, a partir de ese momento, el volumen se va reduciendo paulatinamente hasta tocar mínimos durante el fin de semana. Desde el departamento que dirige José Luis Escrivá explican que es precisamente ese efecto 'finde', por el cierre de los centros de salud, lo que provoca la acumulación de casos el lunes, pero en las estadísticas también se dispone de datos de sábados y domingos (es decir, no se interrumpe el registro).
En cualquier caso, las cifras son llamativas. Atendiendo a los últimos datos disponibles, que incluyen hasta el día 1 de mayo de 2021 (el Ministerio tiene pendiente actualizar esta estadística en los próximos días y será entonces cuando se contabilice el impacto de la quinta ola), el máximo de procesos diarios se registró el lunes, 18 de enero de 2021, con 58.779 bajas. Hay que tener en cuenta que en esta cifra se incluyen tanto los casos de contagio como los de aislamiento, suponiendo estos últimos en torno al 70% del total, frente a un 30% de casos con prueba positiva. El siguiente dato más alto se anotó el lunes, 11 de enero de 2021, tras las fiestas navideñas (56.636). Para encontrar cifras similares hay que remontarse al 16 de marzo de 2020, primer lunes de confinamiento nacional, con 55.318 bajas laborales.
En esa misma línea, no siendo lunes, en los días laborables posteriores a festivos también se registran picos de bajas. Por ejemplo, el martes, 13 de octubre de 2020, tras la Fiesta Nacional del lunes, día 12, se acumularon casi 34.000 procesos de incapacidad temporal por Covid. Asimismo, también un martes, el día 3 de noviembre, se registró otro pico, con cerca de 31.000 bajas (hay que recordar que el festivo de Todos los Santos se trasladó al lunes, día 2, en muchas comunidades autónomas). Y otro repunte que llama la atención es el del día 7 de enero de este año, que era jueves, cuando se alcanzó el máximo de bajas en una jornada distinta al lunes, con casi 38.500, coincidiendo con la vuelta al trabajo tras el día de Reyes.
De nuevo, hay que contextualizar los datos en el cierre de los centros médicos en fines de semana y festivos (aunque lo cierto es que los registros de la Seguridad Social no se paralizan en sábado y domingo), pero también en la coincidencia de casos positivos en Covid en los días inmediatamente posteriores a momentos de mayor actividad social, como eventos o reuniones familiares, tal y como han venido advirtiendo las autoridades sanitarias durante toda la pandemia. Con todo, numerosos estudios en el ámbito de los recursos humanos han demostrado que el absentismo en las empresas se concentra tradicionalmente en los primeros días de la semana. Así lo refleja un reciente observatorio de Asepeyo, que constata, con datos de 2018, que el 28% de las bajas se producen los lunes y el 20%, los martes.
El absentismo es un problema de primer orden para las empresas, ya que supone costes tanto en salarios (retribuciones de los sustitutos) como en parte de las prestaciones de incapacidad temporal y cotizaciones sociales, así como otros costes indirectos por disminución de la productividad y costes administrativos (reclutamiento y formación en caso de sustitución). Si bien en el caso de las bajas Covid, estos costes se reducen considerablemente, pues el Gobierno aprobó una modificación para que, con carácter excepcional, se tratase estas bajas como asimiladas a las de accidente de trabajo a efectos de la prestación económica, de modo que son abonadas por la Seguridad Social o la mutua correspondiente.
1.700 millones de horas perdidas
Según un informe reciente de Adecco, la pandemia ha disparado la tasa de absentismo en nuestro país hasta el 7,1%, un nuevo máximo histórico ( en 2019 era del 5,5%). De acuerdo con este estudio, en 2020 la pérdida total de horas laborables llegó a casi 1.700 millones (frente a los 1.460 millones en 2019), lo mismo que decir que 937.000 asalariados no trabajaron en todo el año. "Considerando el coste medio de cada hora de trabajo, esos millones de horas no trabajadas pueden traducirse en un coste bruto para el conjunto de la economía española de 36.900 millones de euros en 2020 (el 3,3% del PIB)", estima la compañía de recursos humanos.
Para las arcas públicas, las bajas Covid han supuesto (y lo siguen haciendo) un importante desembolso. Según los datos que maneja la Seguridad Social, el pasado ejercicio se saldó con algo más de 2,8 millones de bajas laborales derivadas del coronavirus, con un coste total estimado de 1.369 millones de euros. A esto habría que sumar los 670 millones de euros gastados hasta el pasado mes de abril en estas prestaciones, según los últimos datos de ejecución presupuestaria. Aunque por el momento no hay información disponible para los meses de mayo, junio y julio, ya se han aprobado más de 4 millones de prestaciones de este tipo, si bien en el Ministerio constatan que el volumen de bajas se va reduciendo al tiempo que va avanzando la campaña de vacunación en todo el país.
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