En el 8,25%

El Banco Central de Turquía mantiene los tipos pese al desplome de la lira

El organismo ha optado por no hacer cambios en el precio del dinero pese a que la inflación supera los dos dígitos y su moneda cae un 10% en el último mes.

El hundimiento de la lira pone contra las cuerdas al Banco Central de Turquía
El Banco Central de Turquía mantiene los tipos pese al desplome de la lira
Pixabay

Sin cambios pese a las presiones de los precios y el mercado de divisas. El Banco Central de Turquía anunció este mismo jueves que mantiene los tipos de interés sin cambio por tercer mes consecutivo, al 8,25%, pese a que la inflación supera los dos dígitos y la lira turca se ha debilitado cerca de un 10% en el último mes. 

"El Comité de Política Monetaria ha decidido mantener constante la tasa de interés en 8,25%", declaró la entidad en un comunicado. "La orientación monetaria se determinará considerando los indicadores de la inflación para asegurar la continuación del proceso de desinflación", añade.

Se trata de un valor bajo frente a una inflación del 11,5%, que muchos analistas atribuyen a las presiones políticas por incentivar el consumo y el crecimiento a costa de un gran endeudamiento de la población. En un período de año y medio, el Banco Central de Turquía ha recortado los tipos de interés del 24% al 8,25%, tras las presiones del presidente turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, por mantener las tasas bajas.

El mandatario lleva años asegurando que los tipos de interés altos provocan que suba la inflación, una idea opuesta a la ortodoxia financiera, y ha llegado a calificar de "traidores" a los dirigentes del Banco Central por subir los tipos. La economía turca se enfrenta ahora a una crisis monetaria similar a la de 2018, con una depreciación de la moneda del 26% desde enero.

Solo en el último mes la moneda ha perdido el 10% de su valor y cayó a mínimos históricos, mientras hoy cotizaba a 8,7 liras por euro y 7,3 unidades por dólar. La crisis económica mundial causada por el coronavirus y la total ausencia de turismo extranjero a inicios del verano han asestado un duro golpe a una economía turca, ya de por sí frágil tras años de dificultades y fuga de capitales.

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