Ve riesgo de recaída en la recta final de 2020

El BdE dinamita la previsión de Calviño y avisa que el paro se disparará en 2021

Considera que la previsión oficial de crecimiento para el año que viene, del 9,8%, no se alcanzará ni en el mejor de los escenarios y advierte de que España no recuperará el PIB anterior a la crisis hasta 2023.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos
EFE

Hasta la fecha el Gobierno ha defendido su previsión oficial de crecimiento del 9,8% para 2021, pese a las siderales discrepancias con el resto de previsiones de instituciones públicas o privadas, nacionales o internacionales, con el argumento de que éstas últimas no tomaban en consideración el tremendo efecto multiplicador sobre la actividad económica que tendrán los 27.000 millones de euros en fondos europeos que el Ejecutivo confía en poder ejecutar a lo largo del próximo año. El Banco de España ha presentado este viernes la actualización de sus previsiones económicas ya incorporado el previsible efecto de esos fondos europeos. Su resultado es una enmienda a la totalidad a las previsiones oficiales, que retrata como excesivamente optimistas, especialmente en lo que se refiere al comportamiento del mercado laboral. 

Donde el Gobierno espera una fuerte creación de empleo para el año que viene, con la incorporación al tajo de la práctica totalidad de los más de 700.000 trabajadores que permanecen 'hibernados' bajo el paraguas de los ERTE y la creación adicional de entre 250.000 y 400.000 puestos de trabajo -en función del impuesto que den los fondos europeos-, el Banco de España espera un deterioro adicional del empleo que incluso en el mejor de los casos supondrá la pérdida de 150.000 puestos de trabajo más. La previsión de la entidad que dirige Pablo Hernández de Cos es coherente con el relato que desde hace meses mantiene el supervisor sobre que será difícil que buena parte de los trabajadores que a estas alturas aún permanecen en ERTE vuelvan a sus puestos de trabajo. Además, la institución ha elaborado su previsión sobre la base de que los ERTE se mantienen únicamente hasta el 31 de enero, como figura en la norma.

Las discrepancias del Banco de España con el Gobierno sobre el comportamiento del mercado de trabajo se drenan como no podía ser de otro modo a las expectativas sobre la evolución de la tasa del paro, uno de los elementos que más controversia creó del cuadro macro del Gobierno. Mientras el Ejecutivo 'pintó' el pico de la tasa de paro española este año 2020, con un 17,1%, y previó una ligera caída hasta el 16,9% en el año que viene; el Banco de España apunta a una tasa de paro más moderada al cierre de este ejercicio - como consecuencia de la operativa de los ERTE -, que oscilaría entre un 15,7% y un 16,2%, pero con un incremento importantísimo en 2021 que llevaría la tasa de paro en el mejor de los casos hasta el 17,1% y en el peor hasta el 20,5%, en línea con lo que plantean los organismos internacionales, que tampoco confían en que el tejido productivo español sea capaz de absorber toda la fuerza de trabajo que ha quedado protegida gracias a los ERTE.

El PIB no crecerá lo que dice Calviño ni en el mejor de los casos

El director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, ha advertido de que todas estas previsiones están sujetas a una enorme incertidumbre por las escasas certezas que existen respecto a la evolución futura de la pandemia, el momento en que estará disponible la esperada vacuna y, como consecuencia de esto, sobre el comportamiento que tendrán los actores económicos en función del escenario que se concrete en los próximos meses. La institución, como ha venido haciendo durante todos estos meses, ha tratado de gobernar esa incertidumbre trasladando tres escenarios diferentes de evolución de la economía en función de que la pandemia logre controlarse en el corto plazo, de que la situación actual se prolongue durante unos meses más y exija nuevas medidas de contención por parte del Gobierno o de que la crisis sanitaria empeore y obligue a adoptar medidas como las que se tuvieron que aplicar la pasada primavera.

En ninguno de esos escenarios, ni siquiera en el más optimista, el Banco de España considera alcanzable el objetivo de crecimiento del 9,8% fijado por el Gobierno y que sostiene el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año que viene. Los analistas del supervisor financiero entienden que aún en el caso de que la pandemia se controlara en la primera mitad de 2021, facilitando la normal operativa de los actores económicos y garantizando la normalización de la situación para la segunda mitad del próximo año la economía española crecería un 8,6%. No es éste el escenario que la institución ve más probable. Su previsión central se sostiene sobre la prolongación de la situación actual durante unos meses más, con rebrotes similares al vivido después del verano y medidas de contención similares a las aplicadas en los últimos meses por las comunidades autónomas. En este marco, la economía crecería un 6,8%, tres puntos menos de lo previsto por el Gobierno. En el peor de los casos, que prevé que el invierno trajera un rebrote más grave, con la necesidad de aplicar restricciones duras a la movilidad y a la actividad económica, el PIB subiría solo un 4,2%.

El Banco de España explica estas discrepancias principalmente por los diferentes supuestos respecto a la aplicación de los fondos europeos durante 2021. "Hemos asumido un grado de absorción de los fondos europeos más gradual de lo que prevén los Presupuestos", ha explicado Óscar Arce. El Gobierno descuenta que aplicará de manera efectiva en 2021 el 80% de los 27.000 millones de euros que supuestamente tendrá a su disposición el próximo año - el 20% restante irá a gasto corriente, no a inversión -; el Banco de España ha rebajado esa previsión al 60%, lo que continúa estando muy por encima del grado de aprovechamiento histórico que España ha logrado de los fondos europeos y que se sitúa en el entorno del 30%.

La institución también ha 'normalizado' el impacto que la aplicación de esos fondos tendrá sobre la actividad económica. El Gobierno da por hecho en su cuadro macro que el efecto tractor de la ejecución efectiva de los fondos europeos impulsará la economía nada menos que 2,6 puntos, lo que supone que más de una cuarta parte del crecimiento esperado para 2021 se hace depender de ese factor. El Banco de España ha recurrido al efecto histórico que han tenido este tipo de programas de inversión y lo que le ha salido es que la aportación de estos fondos al crecimiento no irá más allá de los 1,2 puntos, menos de la mitad de lo que ha descontado la Vicepresidencia de Asuntos Económicos.

En cualquiera de esos escenarios España sería incapaz de recuperar empleo en 2021 y la tasa de paro aumentaría de manera significativa. El país, según el Banco de España, tampoco conseguirá recuperar el nivel de PIB anterior a la pandemia a finales de 2021 o principios de 2022 como descuenta el Gobierno. Su escenario central apunta a que España no recuperará su capacidad productiva anterior a la pandemia hasta 2023. Se podría acelerar uno o dos trimestres ese proceso en el mejor de los casos, pero también se podría retrasar más allá de 2023 si la crisis sanitaria no evoluciona según lo esperado en los escenarios más optimistas.

Mejor comportamiento que el resto de Europa en la segunda ola

Las buenas noticias entre comillas vienen del desempeño de la economía española en la recta final del año. El Banco de España no descarta que las medidas de contención aplicadas en el ámbito regional en esta segunda ola provoquen una recaída de la economía en el último trimestre del año, pero asegura que la información disponible subraya que al contrario de lo que ocurrió en el primer embate de la crisis sanitaria - en el que España fue la economía que más acusó el golpe - en esta segunda ola el impacto sobre la economía ha sido significativamente mayor en otros países que en España.

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