Estrategia de consolidación fiscal

El BdE plantea una subida del IVA para reducir el déficit después de la guerra

El supervisor bancario revisará a la baja sus previsiones macroeconómicas a mediados de junio, por la desaceleración del primer trimestre del año. También rebajará el dato de inflación, tras el tope al gas.

Pablo Hernández de Cos, Banco de España
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
CONTACTO vía Europa Press

Cuando pase la tormenta, habrá que subir impuestos. El Banco de España (BdE) tiene claro que es necesaria una estrategia de consolidación fiscal que permita al país reducir su déficit y su nivel de endeudamiento. No obstante, la institución es consciente de que el actual escenario, con la invasión rusa de Ucrania, los últimos coletazos de la pandemia y una recuperación que todavía no está consolidada no permiten que se produzca de forma inminente. Pero "una vez que se hayan superado la pandemia y los efectos económicos adversos del conflicto de Ucrania", el Banco de España aboga por una "revisión integral del sistema tributario español" que incluya una subida de los impuestos que gravan el consumo, es decir, el impuesto sobre el valor añadido (IVA) y los impuestos especiales a hidrocarburos, alcohol, tabaco y electricidad.

En el informe anual de 2021, la institución que preside Pablo Hernández de Cos se apoya en la literatura académica para justificar que "existen ganancias potenciales, en términos tanto de eficiencia como de equidad, provenientes de otorgar un mayor peso relativo a la imposición sobre el consumo frente a la que grava la renta". El supervisor no entra a cuantificar el incremento de los ingresos que deberían garantizar los impuestos vinculados al consumo, pero cifra en un punto porcentual la capacidad de aumento, si se compara a España con el resto de países de la Unión Europea. Además, fuentes del Banco de España subrayan que tanto ellos "como otros expertos y el Libro Blanco de la reforma fiscal ponen de manifiesto que no es necesario ni conveniente hacer política redistributiva del IVA". 

No obstante, en términos de equidad, y para evitar un mayor impacto sobre los hogares vulnerables, proponen compensar "con esos ingresos adicionales" a esos hogares. Una de las opciones que plantean, según fuentes del Banco, es la de introducir un impuesto negativo en el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Esto supondría que aquellas personas que no lleguen al mínimo para tener que presentar la declaración de la renta, la tuvieran que presentar para recibir la compensación. "Un IVA de tipo único, combinado con transferencias o impuestos negativos en el IRPF a los hogares con menor renta, permitiría alcanzar los mismos objetivos distributivos de manera más eficiente", subraya la entidad en el informe anual.

Es decir, el Banco de España aboga por eliminar de forma progresiva los tipos reducido e superreducido del IVA para transitar hacia un tipo único. Esta medida iría en contra, por ejemplo, del cambio en la tributación de los productos de higiene femenina que actualmente están gravados con el tipo reducido (10%) al superreducido (4%). En esta línea, el supervisor respalda el objetivo de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) de evaluar si los beneficios fiscales cumplen su objetivo, con hincapié en los vinculados al consumo, porque "es el principal componente de los beneficios fiscales en nuestro país", defiende el BdE.

Esta no es el único cambio tributario por el que apuesta el Banco en su informe anual. De hecho, en el capítulo 4, presentado hace pocos días, ya instaba a crear nuevos impuestos medioambientales para avanzar en la transición ecológica. "Si al tiempo que aumentas la fiscalidad medioambiental, que te permite una mayor recaudación, reduces los impuestos al trabajo, que son muy distorsionadores, puedes llegar a tener un impacto positivo sobre la actividad", explicó Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España. "Los ambiciosos objetivos medioambientales asumidos por nuestro país apuntan a la necesidad de introducir nuevas medidas impositivas en la energía, los hidrocarburos y el transporte", insiste el documento.

Rebaja de las previsiones

El Banco de España presentará nuevas proyecciones macroeconómicas a mediados de junio, tras estimar un crecimiento del producto interior bruto (PIB) del 4,5% en abril, el supervisor rebajará sus expectativas, tras conocer que en el primer trimestre la economía española solo avanzó tres décimas. El Banco había calculado que el PIB crecería por debajo del 1%, pero esperaba que los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) fueran más optimistas. Aunque el director general de Economía y Estadística no ha avanzado los cálculos que maneja la institución para el segundo trimestre, estimaciones preliminares dibujan un crecimiento mínimo entre abril y junio, de apenas una décima. En abril, el Banco dejó la puerta abierta a una recesión en el segundo o tercer trimestre si se materializaban riesgos a la baja.

La aprobación del tope al precio del gas forzará al Banco de España a revisar también su proyección de inflación media para este año, en el 7,5%, en sus cálculos de abril. No obstante, la evolución de la inflación subyacente, que alcanzó el 4,4% en abril llevará a la institución a cuantificar algo por encima esta tasa en la que detectan "presiones al alza", frente a la presión a la baja del "mecanismo ibérico en la inflación general". El Banco de España ha detectado que entre junio de 2021 y marzo de 2022, el número de rúbricas que se encuentran por encima del 2% en términos de inflación ha pasado del 25% al 55% de ellas, lo que demuestra que la presión de los precios se ha trasladado de la energía a otros segmentos del IPC.

Ante esta situación, el supervisor aboga por la aprobación de un pacto de rentas plurianual que incluya a los pensionistas. No obstante, Gavilán señala que ya se ha producido ese pacto de forma "tácita", y es que el Banco de España detecta que se está produciendo una moderación de los márgenes empresariales. "Las empresas no están trasladando al precio final la totalidad del incremento de los costes", explica. En el mismo sentido, apunta que "los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo" porque los aumentos salariales siguen por debajo de la inflación.

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