El BdE y la sombra del SMI: "El empleo se está ralentizando más que la actividad"

  • El supervisor sugiere que el empuje salarial sostiene el consumo doméstico y la economía, pero advierte de que este fenómeno tiene fecha de caducidad.
Fotografía de Hernández de Cos con Calviño / EFE
Fotografía de Hernández de Cos con Calviño / EFE

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, decidió responder a la exigencia de rectificación pública de la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas, a cuenta de la estimación difundida por el supervisor de que la subida del Salario Mínimo se podría cobrar 125.000 puestos de trabajo, remitiéndola al informe que en cosa de año y pico el organismo emitirá sobre el impacto de la medida, en un intento de rebajar la tensión sobre el asunto en un momento en que es prácticamente imposible estimar el impacto efectivo de la controvertida medida gubernamental. Eso no significa que el Banco de España haya dejado de pensar lo mismo... 

El informe trimestral que el organismo publica para evaluar la situación de la economía española vuelve de hecho a apuntar en la misma dirección. "La creación de empleo en la economía española parece haberse ralentizado a lo largo del trimestre en mayor medida que la actividad", señala el Banco de España en el capítulo de 'Principales Mensajes' del informe, en el que se consigna la desaceleración del 2,9% al 2,4% del ritmo de creación de empleo entre el primer y el segundo trimestre que reflejan los datos de afiliación a la Seguridad Social.

El dato, provisional porque aún no ha finalizado el segundo trimestre del año, es significativo porque no responde a ningún tipo de patrón estacional. El año pasado, sin ir más lejos, la creación de empleo creció al 2,6% en el primer trimestre y un 2,5% en el segundo, prácticamente al mismo ritmo, en un entorno también de ralentización del empleo. En este caso, ese menor pulso en la creación de empleo se ha producido en un contexto de levísima ralentización económica -del 0,7% al 0,6%, según los datos que publica el Banco de España- e incluso de mayor vigor del consumo doméstico -del 0,5% al 0,7%-, lo que abona la existencia de factores ajenos a la actividad económica para justificar ese parón. El Banco de España no menciona de forma expresa el Salario Mínimo en ningún momento para justificar esa ralentización. 

Tampoco lo hace para ilustrar el impulso que, en su opinión, la mejora de los salarios ha aportado a la demanda doméstica y por extensión a la economía española. Los analistas del supervisor atribuyen a esa mejora de las retribuciones el mejor comportamiento comparativo del consumo interno respecto a otros países de la Unión Europea hasta el punto de compensar el fuerte frenazo de las exportaciones, previsible por las tensiones derivadas de la guerra comercial entre China y Estados Unidos y por la atonía de las economías del euro, principal mercado de las exportaciones españolas.

El Banco de España advierte también de que el consumo doméstico se está apoyando en las favorables condiciones de financiación del mercado y que este 'viento de cola' tiene los días contados, no sólo por la escasa tasa de ahorro de los hogares españoles que augura un "probable aumento de la propensión de los hogares a ahorrar", sino porque las entidades están empezando a endurecer las condiciones de acceso del crédito al consumo después de que el propio supervisor haya lanzado ya un par de toques al sector por sus alegrías en este segmento.

El coste de la ausencia de Gobierno en España

El análisis del Banco de España lanza una buena noticia: todo apunta a una prolongación de la fase expansiva de la economía, frente a los augurios de recesión. Pero no oculta los asteriscos a su análisis de base. La economía española está sometida a significativos factores externos y todos ellos suponen amenazas a la baja

En la lista, los sospechosos habituales: la onda expansiva de la guerra comercial Estados Unidos-China, con las sanciones cruzadas a compañías con intereses y proveedores en Europa y los posibles efectos sobre la competencia global de la política expansiva del Gobierno chino para compensar los efectos sobre sus empresas de las sanciones y aranceles implantados por Estados Unidos; la amenaza latente del Brexit sin acuerdo; y la incertidumbre sobre el comercio mundial, en sentido amplio. Pero también un factor radicalmente doméstico, la ausencia de Gobierno, que mantiene la incertidumbre sobre la orientación de la política económica del país.

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