El BdE culpa a las dos reformas laborales de PP y PSOE del 'frenazo' en los salarios

  • Advierte de que la remuneración por asalariado se estanca en la recuperación económica por la parcialidad involuntaria y los empleados desanimados.
Pablo Hernández de Cos
Pablo Hernández de Cos
EFE

El Banco de España (BdE) ha señalado como culpables directos de la moderación salarial sufrida por los trabajadores de nuestro país a los dos grandes actores del bipartidismo. Al PP, por la reforma que introdujo para flexibilizar el mercado laboral en lo peor de la crisis, en el año 2012, y  también al PSOE, por dar los primeros pasos en esta dirección con las modificaciones legislativas introducidas en 2010.

"Entre 2010 y 2012 se aprobaron dos reformas laborales que, junto con los acuerdos interconfederales de la negociación colectiva, habrían favorecido un mayor grado de moderación salarial". Con esta afirmación, el supervisor acusa, por primera vez en un documento oficial, a populares y a socialistas de presionar a la baja sobre las nóminas de las plantillas de las empresas en momentos en los que resultaba prioritario flexibilizar el mercado de trabajo ante la intensa reducción de empleo que provocó la crisis económica. Recordemos que se perdieron más de tres millones de ocupados y la tasa de paro llegó a rozar el 27%.

La institución que gobierna Pablo Hernández de Cos pone así en tela de juicio las acusaciones vertidas por el Gobierno socialista sobre el anterior Ejecutivo del PP y les corresponsabiliza del estancamiento de los salarios  en España. "Los sueldos han bajado tanto que ya muchos españoles no pueden vivir solo de su salario", señalaba la ministra de Economía, Nadia Calviño, en una entrevista reciente con el diario alemán Handelsblatt, mientras su compañera de Trabajo, Magdalena Valerio, culpaba en los micrófonos de la SER a la reforma laboral del PP de la devaluación salarial y de la precariedad laboral en nuestro país.

En un artículo analítico titulado "La moderación salarial en España y en la UEM (Unión Económica y Monetaria)", Pilar Cuadrado y Federico Tagliati reflexionan sobre una de las características "más visibles" de la reciente recuperación económica: "la moderación en el crecimiento salarial que se observa en buena parte de las economías avanzadas". En el caso de nuestro país, el texto certifica que "la reducción de la tasa de paro a partir de 2013 no parece venir acompañada de un aumento en la tasa de crecimiento salarial" y señala como causa a la presencia de "formas contractuales más flexibles, que facilitan cambios tanto en las horas trabajadas como en la transición de la inactividad al empleo sin pasar por el desempleo". 

En este sentido, los técnicos recuerdan que, en los últimos quince años, la tasa de trabajadores a tiempo parcial involuntario ha crecido "rápidamente", hasta situarse en torno al 8% de la población activa, desde un nivel cercano al 2%. "Durante la crisis financiera, un número importante de empresas se enfrentaron a la caída de la actividad sustituyendo una proporción relevante de trabajadores a tiempo completo por trabajadores a tiempo parcial, con el objetivo de limitar sus costes laborales", revelan Cuadrado y Tagliati.

En su análisis, los autores ponen sobre la mesa lastres del mercado de trabajo español que ya han denunciado otros organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Comisión Europea (CE). Se trata de la elevada tasa de temporalidad –alrededor de 10 puntos más alta que la de la media de la UEM–, pero también de la gran proporción de trabajadores a tiempo parcial involuntario y de los desempleados considerados "desanimados". Elementos estos que habrían ejercido "una cierta presión a la baja sobre los salarios".

Otros factores que influyen en la evolución de los sueldos son la tasa de paro, la productividad y las expectativas de inflación. Y aquí el documento del BdE concluye que, para el caso concreto de España, un incremento de un punto en la tasa de desempleo estaría asociado a una reducción cercana a 0,3 puntos en el crecimiento salarial. En el caso de la productividad, un aumento de un punto correspondería a un crecimiento salarial de 0,7 puntos. Esto implica que los sueldos crecen menos que la productividad, cuando lo deseable, de acuerdo con los economistas, es que lo hagan en la misma medida. Por último, el coeficiente de las expectativas de inflación de precios resulta "positivo y significativo", cercano a 0,8. 

Llaman la atención varias conclusiones del riguroso análisis: por un lado, la tasa de paro fue el principal factor que limitó el crecimiento salarial a lo largo de la crisis, sobre todo entre 2008 y 2012, pero, paradójicamente, a  partir de 2014, en un contexto de recuperación económica, siguió teniendo un "efecto negativo sobre los salarios, aunque de manera decreciente". Por otro lado, en los trimestres posteriores a la recuperación, las expectativas inflacionistas particularmente bajas experimentaron un "sustancial incremento de su contribución", mientras la productividad había mostrado un perfil creciente en los años de crisis, "lo que compensó, al menos en parte, el elevado desempleo".

Tras hacer referencia a las reformas laborales de PP y PSOE, el supervisor concluye, respecto al actual periodo de recuperación, iniciado en 2014, que en 2016 y los primeros trimestres de 2017 los crecimientos de las remuneraciones por asalariado han sido, de media, de cerca de dos puntos por debajo de la media del periodo. Un estancamiento provocado, en parte, por la mencionada parcialidad involuntaria y los desempleados desanimados.

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