Bankia juega otra mala pasada a la bolsa española, que se deja un 1,1%

El Ibex no ha podido firmar el rebote. A pesar de que ha empezado el día con síntomas alcistas, los nuevos temores sobre la banca española han arrastrado a nuestro mercado.

Tanto es así que el Ibex ha terminado el día con pérdidas del 1,11% y en los 6.538,40 puntos, lastrado por el castigo financiero y el nuevo repunte de la deuda española. La situación se antoja complicada, ya que, por primera vez en nueve años, el selectivo ha perdido la cota de los 6.600 puntos.

Y es que hoy los bancos han sido los grandes protagonistas del parqué, sobre todo, después de que Bankia haya llegado a desplomarse un 30%, penalizado por los rumores de que la entidad ha perdido 1.000 millones de euros en depósitos en apenas unos días.

No obstante, el grupo de cajas nacionalizado ha salido a pedir calma a sus clientes, y, tras el comunicado que ha remitido a la CNMV, las pérdidas se han reducido a la mitad. En concreto, sus acciones se han dejado hoy alrededor de un 13%.

A pesar de esta mejora de última hora, toda la banca ha vivido un jueves negro, ya que, a los problemas de Bankia se ha sumado un ligero empeoramiento de la deuda española. Al cierre, el interés del bono español a diez años ha marcado el 6,33%, mientras que la prima de riesgo ha repuntado siete puntos básicos, hasta terminar en los 490.

Todo ello sin olvidar que la agencia de calificación de riesgos Moody's podría anunciar una rebaja masiva sobre la banca española.

Así, BBVA se ha dejado un 2,79% y Santander, un 1,66%, mientras que Popular y Bankinter han perdido un 4,5%, CaixaBank un 3% y Sabadell, un 2,6%.

Pero ha habido otros valores ajenos al sector bancario que también han caído con fuerza. Entre ellos están IAG, participada de Bankia, que se ha hundido un 7,77%, mientras Abengoa ha bajado un 4,84%. Además, Repsol ha perdido un 0,8%; Iberdrola, un 0,7%; Telefónica, un 0,4%, e Inditex, un 0,15%.

Ni siquiera la subasta del Tesoro Público ha servido para relajar las tensiones, puesto que todo apunta a que el mercado ha penalizado el elevado interés que ha pagado España por los bonos a tres y cuatro años (que ha llegado a superar el 5% en el plazo más largo) que en la fuerte demanda que ha recibido la deuda española.

Otro jarro de agua fría ha sido la confirmación oficial de que nuestra economía entró en recesión en el primer trimestre del año, tal y como adelantó recientemente el Banco de España.